Los populares cartageneros asumen que Arroyo será su candidata a la alcaldía

Arroyo ni confirma ni desmiente. Elude hablar del tema con el argumento de que está centrada en el Ejecutivo. Pero fuentes populares destacan como «significativo» que López Miras llevara a la cena con Mariano Rajoy únicamente a Arroyo y a Segado, prescindiendo del otro consejero cartagenero, Pedro Rivera, y de altos cargos. En la velada, el presidente del Gobierno bendijo la elección de Arroyo y comprometió con Segado la asignación de altas responsabilidades cuando llegue su momento. Es decir, será compensado por ceder a Arroyo el puesto al que él aspiraba y poner el partido a su disposición.

Rechazo por no afiliarse

Hasta ese momento, el núcleo duro del PP en Cartagena miraba con recelo a la consejera, pues ni siquiera es afiliada, pese a que ha insistido en diversas reuniones con militantes que su compromiso político es máximo y que no ha dado ese paso aún para evitar interpretaciones erróneas. Algunos, incluso, reconocen cierta frialdad en el trato con ella por parte de los directivos más próximos a Segado desde que su nombre comenzó a liderar el 'ranking' de alcaldables. La situación ha ido cambiando progresivamente en las últimas semanas.

En el PP cartagenero comienza a calar el mensaje que llega desde Murcia: Segado tiene más experiencia municipalista que Arroyo y puede ser mejor alcalde, llegado el caso. Pero ella es mejor candidata por ser más conocida que él, debido a su papel de portavoz, y probablemente mejor valorada por la gente. A falta de encuestas, así lo perciben. Además, en el PP consideran más apropiado que una mujer dispute el puesto a la alcaldesa, la socialista Ana Belén Castejón, a quien consideran la rival a superar, ante las incógnitas de Ciudadanos y MC, el partido localista de José López.

Un detalle significativo es que Arroyo acompaña ya a López Miras en todos los actos de agenda oficial a los que asiste en Cartagena. Anoche lo representó en el pregón de la Semana Santa y ya tiene comprometida su participación en numerosos actos de cofradías, el escaparate que ahora tienen más a mano los políticos en precampaña.