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Juliet apenas tenía 18 años cuando una familiar la convenció de que un futuro mejor le esperaba muy lejos de su país. Esta joven nigeriana -con nombre ficticio- emprendió entonces un tortuoso viaje desde Benin City para acabar siendo explotada sexualmente en la capital murciana -en la zona del Eroski-, ofreciendo servicios sexuales a entre 10 y 20 euros. La Audiencia Provincial tiene previsto juzgar en los próximos meses a los nueve supuestos miembros de la red de trata de mujeres que la captó, que afrontan penas que suman más de 80 años de prisión.
Esta joven es solo una de las 43 mujeres que han podido ser rescatadas de la trata en la Región en los últimos años -desde 2012- , de acuerdo a los datos que facilita el Ministerio del Interior. El año pasado fueron tres las víctimas que se detectaron en la comunidad. En todo el país, ronda el millar la cifra de mujeres que han sido rescatadas en el último lustro por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado de redes que las captaron y las explotaron sexualmente.
Para ello, estos grupos utilizan estrategias muy diversas, desde la violencia, la intimidación o el engaño, hasta el abuso de una situación de vulnerabilidad o, incluso, el sometimiento a través del vudú -una creencia que goza de mucho peso en algunos países-. El pasado verano, dos españoles, de 27 y 45 años, y una mujer española de origen paraguayo, de 32, fueron arrestados por la Policía Nacional acusados de captar a mujeres paraguayas para su prostitución. Según explicaron fuentes del Cuerpo, los sospechosos las engañaban supuestamente con falsas ofertas de trabajo. Una treta que suele ser recurrente.
El Ministerio del Interior diferencia, en su balance de esta lucha, entre las mujeres explotadas sexualmente y aquellas sometidas a trata -esta incluye la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas para ser obligadas a prostituirse-. El perfil de la víctima de explotación es el de una mujer de entre 33 y 37 años, principalmente procedente de Rumanía y que se encuentra en situación irregular en el país. La trata, por su parte, suele afectar a mujeres de 18 a 22 años, de nacionalidad nigeriana y sin papeles.
Para combatir esta lacra, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado centran cada año la vigilancia en los clubes de alterne, en los pisos y en la misma calle con el objetivo de tratar de detectar situaciones de abuso. En todo el país, el pasado año se llevaron a cabo hasta 2.228 de estas inspecciones, que se centran, en el 75% de los casos, en clubes de alterne. De acuerdo a los datos facilitados por Interior, la Policía y la Guardia Civil controlaron el pasado año hasta 21 lugares donde se ejerce la prostitución en la Región. En el último lustro, la cifra alcanza las 130 redadas.
Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado también despliegan, año tras año, una batalla contra la explotación laboral. En 2017, de acuerdo a los datos que maneja Interior, se realizaron 5.102 inspecciones en empresas de toda España -el 34% de ellas ligadas a la hostelería-. En Murcia se identificaron a 142 personas que podrían estar siendo víctimas de una situación de explotación en su puesto de trabajo, pero finalmente no se contabilizó ningún afectado. En estos casos, el perfil de la víctima es el de una mujer, de entre 23 y 27 años, de nacionalidad rumana y en situación irregular .
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