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Chimenea de La Esencia y bruja esculpida por Miguel Beltrí en homenaje a las peñas festeras.
Por el 'pueblo de las brujas'
LA RUTA CON UN PAR

Por el 'pueblo de las brujas'

Un 'pateo' de la huerta al río, y de las antiguas chimeneas fabriles al esplendor modernista de Alcantarilla

Pepa García

Lunes, 18 de junio 2018, 18:15

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La propuesta de hoy combina un paseo por los espacios abiertos de Alcantarilla y una ruta urbana con mercadillo artesanal y aperitivo de postre. La jornada comienza en la Senda de las Brujas, un PR señalizado que entra y sale del casco urbano y que parte de la piscina climatizada municipal. El itinerario, de casi 12 km., lo dejaremos a la mitad para internarnos en las calles de Alcantarilla y admirar algunas de los fachadas modernistas que todavía se conservan y que, según Guillermo Cegarra Beltrí, autor del blog 'Modernismo y Art Decó en la Región' y miembro destacado de la Comisión Beltrí, es uno de los conjuntos modernistas más interesantes que aún perviven.

El recorrido parte en dirección Sur hacia el Camino de la Voz Negra, una calle asfaltada que une pequeños cultivos de hortícolas, junto a la vía del tren, con la ciudad. Un paraje en el que se celebraron batallas entre cristianos, las tropas de Jaime I, y musulmanes.

La ruta, bajo un túnel, se interna por la calle San Sebastián en la Plaza de Cayitas. Allí deben hacer un alto, pues está la Casa Cayitas, edificio barroco (s. XVIII) que fue la Casa del Santo Oficio y sede del Tribunal Comarcal de la Santa Inquisición hasta que se abolió; hoy alberga el Archivo Histórico Municipal. Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1982, su fachada principal está coronada por el escudo de la Santa Inquisición. Precisamente la leyendas de las numerosas persecuciones a vecinos por herejía o brujería ha dado su nombre popular a Alcantarilla, el 'pueblo de las brujas', y ha hecho de la quema de la bruja el acto central de sus fiestas, en la segunda mitad de mayo.

También aquí encontrarán la primera chimenea industrial de este paseo: la de la Fábrica de La Esencia. Y muy cerca, siguiendo por la calle Cura García Mercader, encontrarán otra chimenea, la de la Fábrica de los Silla, en la plaza Escritor Gabriel Celaya. Las chimeneas son otra de las infraestructuras ligadas a la imagen de Alcantarilla, símbolo del esplendor industrial que a finales del XIX se produjo en el pueblo. Siguiendo las marcas amarillas y blancas, se sale por la avenida Santa Ana a la rotonda, para, por el carril Cascales, internarse de lleno en la huerta alcantarillera. Es el conocido como Paraje de los Pavos Reales, donde los vecinos mayores aprovechan para estirar las piernas al tiempo que recolectan acelgas silvestres. Cuentan estos ciudadanos, ya mayores, que el paraje se llama así por la cantidad de pavos reales que tenía uno de los vecinos, y aseguran que todavía queda alguno. El camino discurre entre huertos olvidados pero, en esta incipiente primavera, plagados de vinagrillos en flor y multitud de flores silvestres que los colorean. El camino lo escoltan numerosas regueras que aprovechan el agua de acequias como la Dava, que recorre estos campos.

Siguiendo hasta el final el carril Cascales llegarán a la Avenida de Murcia, la carretera que une Alcantarilla con Murcia. Deben cruzarla y, recto, por el Camino de Caballeros, continuar hacia Puebla de Soto. En esta zona se alternan huertos abandonados, antiguas casas de huerta y nuevas urbanizaciones de dúplex. Antes de cruzar la acequia Barreras o Alquibla, podrán ver la chimenea de la Fábrica de Antonio Moñino (1886), que, según los vecinos, se dedicaba al pimentón y estaba asociada al molino cercano, de época musulmana, aunque el actual fue construido en el siglo XV. Hoy apuntalado para evitar que se desmorone, el Molino del Caballero lleva esperando desde 2013 una intervención 'de urgencia' que lo rescate.

Sigan por la calle Barreras y saldrán a la carretera de Puebla de Soto y, en dirección contraria al pueblo, llegarán a una amplia bifurcación que, a su derecha, les llevará hasta la mota del río Segura.

Sigan junto él hasta la ermita del Agua Salá, una construcción de piedra de los 70 hasta la que los alcantarilleros van en romería en las fiestas de mayo.

En dirección al Museo de la Huerta, que merece una visita detenida, verán la Noria de Alcantarilla, cuyo origen se remonta al s. XV; también, seccionado por la N-340, está el acueducto de los Arcos, del s. XIV y perteneciente a un conjunto de acueductos cuyos tramos más antiguos datan del s. XI.

Aunque la senda sigue, les recomiendo volver al núcleo urbano y visitar sus fachadas modernistas, fruto de la riqueza que se generó en torno a la huerta y las primeras industrias, que aportaron a sus emprendedores dueños acaudaladas fortunas que les permitieron contratar a arquitectos destacados del momento como Pedro Celdrán. Así, en la calle del Cura, frente a la plaza de San Pedro, pueden ver el edificio modernista mejor conservado de la ciudad. En la calle Mayor, 83, está la casa de la familia de Gabriel Cobarro, de 1926; tiene influencias de la escuela catalana, pero unas obras bastante recientes la convirtieron en un 'frankenstein' arquitectónico. En la misma calle (nº 13) está la Casa Caride y, en la calle Nona, 7, otra de las casas de la familia Cobarro, atribuida a Pedro Celdrán. Junto al Jardín de la Constitución pueden admirar la Casa de Vicent y, junto a la vía, la estación de ferrocarril y la casa-torre de José María Precioso.

Después, pueden ir a tomar un aperitivo en alguno de los locales de la plaza Adolfo Suárez. Igualmente, tienen la oportunidad de visitar el Mercado Artesanal, que los últimos domingos de mes se instala en la plaza de la Constitución.

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