Las personas con discapacidad que viven en casas tuteladas requieren menos medicación
Nueve usuarios con problemas de desarrollo intelectual logran reducir su ingesta de fármacos hasta un 30% en una experiencia piloto que los integra en los barrios
Nueve personas con discapacidad intelectual y grandes necesidades de apoyo experimentan ya los beneficios de un proyecto residencial piloto que se desarrolla en la ... Región de Murcia y que busca ofrecer una alternativa a la institucionalización de dependientes. Este ofrece hogares compartidos y ubicados en el centro de poblaciones para que estas personas puedan desarrollar una vida normalizada y plena. Se trata del proyecto 'Mi Casa. Una vida en comunidad', que Plena Inclusión impulsa en siete comunidades autónomas y que ya ha finalizado la fase de implantación en la Región de Murcia con dos viviendas en Mula y El Palmar a través de las entidades Intedis y Ceom, respectivamente. Los resultados preliminares señalan que, entre otros efectos, se han producido reducciones en la necesidad de medicación de los usuarios de hasta un 30%. Así lo destacó ayer José Manuel Fresno, director de la consultora de ámbito social 'Fresno' que presta asistencia técnica al proyecto, durante una jornada informativa celebrada en el Casino de Murcia y a la que asistieron el director de Plena Inclusión en España, Enrique Galván; el de Plena Inclusión Región de Murcia, Joaquín Barberá; la consejera de Política Social y Familias, Conchita Ruiz; y el alcalde de Mula, Juan Jesús Moreno, entre otros.
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El proyecto, pionero en Europa, cuenta con un total de 284 usuarios en España; y acaba de iniciar una segunda fase en la que otros 191 usuarios –diez de la Región de Murcia– han iniciado el tránsito a este tipo de alojamientos desde centros de día.
EL PROGRAMA
284 personas con discapacidad
en toda España forman parte de la experiencia, impulsada por Plena Inclusión y el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, financiado con fondos europeos, y respaldado en la Región por la Consejería de Política Social y Familias.
Por primera vez, estas personas con discapacidad intelectual pueden experimentar una vida sin los condicionantes de la institucionalización y elegir, entre otras cosas, qué actividades quieren hacer en su barrio o determinar sus rutinas, como cualquier otro ciudadano. «Lo que se busca es la normalización de la vida de la persona con discapacidad, que tenga su propia vivienda, y que ahí reciba una serie de apoyos, también del entorno», explicó la consejera Conchita Ruiz, que añadió que, en ese sentido, se realiza un trabajo en red «con centros de salud, de trabajo, farmacias y todo lo que puede ser el vecindario o el barrio en el que viva la persona». Por su parte, Enrique Galván explicó que se han creado dos nuevos perfiles profesionales: el facilitador, «que hace el seguimiento del proyecto de vida de cada persona»; y el conector comunitario, que explora «las oportunidades en la comunidad».
Compañeros de vivienda
En El Palmar, forman parte de la experiencia David, Álvaro y Salvador gracias al trabajo de los profesionales de Plena Inclusión, al concierto de plazas con el Imas y a los apoyos que les presta el programa; mientras que en Mula residen Ana Belén, Juanjo, Viqui, Aurora, Carmen y Mario.
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'Mi Casa' es un proyecto impulsado por Plena Inclusión España y el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, a través de los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, y que cuenta con el apoyo del Gobierno de la Región de Murcia. El presidente de Plena Inclusión en la Región, Joaquín Barberá, agradeció la implicación de la Consejería y confió en que, cuando termine el programa, pueda «popularizarse como un servicio más». «No podemos dar un paso atrás».
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«Si nos lo dicen hace dos años, no lo habríamos creído; es un sueño»
Mario Belmonte, un joven de 22 años con Trastorno del Espectro Autista y discapacidad intelectual, es uno de los usuarios de la Región que, gracias al proyecto 'Mi casa', ha podido experimentar lo que es afrontar una vida más independiente y autónoma. Se incorporó al piso ubicado en Mula en 2021, donde reside con otras cinco personas con discapacidad y, desde entonces, el cambio, según cuentan emocionados sus padres, que acudieron ayer a la jornada celebrada en el Casino de Murcia, ha sido «increíble». Y eso que, en un primer momento, la familia era escéptica respecto a la posibilidad de que su hijo, que tiene hiperactividad, pudiera adaptarse a una vivienda en un edificio. «Tuvimos que irnos a vivir al campo, en Librilla, para que pudiera tener espacio porque en el piso era imposible. Así que creíamos que no iba a aguantar ni una semana», cuenta su madre, María Dolores Guillamón. «Cuando nos dijeron que iba a una habitación compartida, pensamos: 'Madre mía, se han equivocado, va a volver loco al de al lado, se va a tirar por el balcón, esto es una locura. Llegamos a plantearnos rechazar la opción», añade el padre, David Belmonte.
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Los resultados, en cambio, les han demostrado que estaban equivocados. «Hemos bajado la medicación, que era algo impensable –dice David–. Antes, el progreso era subirle siempre la medicación. Además, él es mucho más feliz». «Esto tiene que ir para adelante sí o sí –defiende María Dolores–. Hemos pasado 20 años dedicados a él y ahora estamos alucinados con lo bien que se ha adaptado. Sale con sus compañeros, se va a tomar algo, se va a pasear, a dar sus clases de cajón flamenco. Si nos lo hubieran dicho hace dos años, no nos lo habríamos creído. Esto es un sueño».
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