«Las personas agresivas no deben ser las líderes de un equipo», afirma la psicóloga Carmen Pérez
«Esa frustración que una parte de la sociedad siente habría que canalizarla y ponernos a trabajar en ello», subraya
La doctora en Psicología Carmen Pérez Saussol tiene claro que la agresividad que se impone en las fiestas juveniles de algunos fines de semana guarda una relación directa con el impacto que la pandemia ha tenido en el día a día de muchos adolescentes. Para plantarle cara, remarca esta experta, propietaria de una clínica en Murcia, toca remangarse y trabajar cuanto antes para que las alternativas de ocio saludable consigan orillar esta violencia que no encuentra techo.
–¿Hay un componente de tensión acumulada en la juventud tras un año y medio de pandemia?
–La agresividad es una tendencia a atacar de un modo agresivo. Viene por una falta de gestión de la frustración y tiene que ver con una estructura de personalidad. Hay personas que tienen una tendencia agresiva que, como ha pasado con el volcán, está ahí en ebullición. Cuando tenemos una vida en calma, tenemos estrategias de afrontamiento. Ese rugido interno está, pero no sale. Pero a veces hay una ruptura, algo que pasa. Por ejemplo, un movimiento de placas tectónicas, como esta época de Covid, que ha hecho que muchas personas no estén bien. Esta etapa ha hecho que las personas que tenían dificultades en su estructura de personalidad hayan salido de una forma bruta, fuerte. Ese malestar se ha descargado.
«Los jóvenes han estado muchos meses en casa. Ahora tienen ganas de sacar toda esa ebullición adolescente a la vez»
–¿Habría que canalizar de alguna forma ese malestar?
–Son comportamientos que hay que abordar desde dos perspectivas. Una es que hay que frenar esa manifestación de la agresividad, porque una vez que sale es como las rabietas de los niños. En el momento solo se puede retener. Pero ahí hay un fondo. Al haber habido un movimiento en nuestra forma de funcionamiento, sí que es verdad que esa frustración o ese malestar que una parte de la sociedad siente habría que canalizarlo y ponernos a trabajar en ello.
–¿De qué modo podría ser?
–Esa agresividad puede quedar latente si hay unos hábitos saludables. Si estamos viendo que hay un sector de la población que está teniendo problemas de salud mental y sabemos que el deporte hace que mejoren, pues una de las cosas que nos debemos plantear es aumentar las horas de deporte. La salud relacional, los amigos, también forman parte de los hábitos saludables. Además, tenemos que promover otro tipo de ocio. Cuando tú les enseñas a los niños desde pequeños que hay otras formas de divertirse, aparte de beber, de fumar porros o de meterse 'coca', como son las acampadas, los torneos... la cosa cambia. A la población que tenemos ahora debemos ofrecerle una alternativa.
–El abuso del alcohol a edades tempranas sigue siendo una batalla pendiente. No deja de ser un caldo de cultivo para determinados comportamientos.
–Claro. Llevamos mucho tiempo sin salir. Esos adolescentes cuyos cuerpos antes toleraban el alcohol de una manera determinada, pues ahora no. También está haciendo que ese desfase que tienen ahora sea mayor. Luego hay mucho adolescente, que veo en la consulta, que ha estado muchos meses en casa, con sus padres, en un entorno familiar. Ahora tienen ganas de sacar toda esa ebullición adolescente a la vez.
–¿Qué medidas cabría aplicar para propiciar alternativas de ocio más saludable?
–Cuando estás en masa, en grupo, todo se potencia para bien y para mal. El tema en estos botellones es que no hay una dirección, no hay un objetivo. El objetivo es simplemente beber. Hay personas que no están preparadas para estar sin una dirección clara. Si vamos en grupo, la masa nos hace fuertes, pero si en esa masa se impone la agresividad, el resto va a seguir ese comportamiento. Las personas agresivas no deben ser las líderes de un equipo. Deberíamos empezar a tomarnos la agresividad como un factor que debemos ver.
