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Pepín Liria muestra los trofeos obtenidos en su última corrida.

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Pepín Liria muestra los trofeos obtenidos en su última corrida. GUILLERMO CARRIÓN / AGM

La mejor despedida posible de Pepín Liria

El matador ceheginero indulta a 'Jabato', su último toro, en una gran tarde en Abarán a la que se sumó a la fiesta El Juli

Francisco Ojados / EFE

Abarán

Jueves, 27 de septiembre 2018

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La tarde de toros en Abarán era la tarde de Pepín Liria. La que suponía su despedida después de volver a hacer temporada, diez años después de su retirada, para conmemorar sus bodas de plata como matador de toros. Cuatro han sido las actuaciones del León de Cehegín vestido de luces en este año 2018. La preparación ha sido a conciencia y el final de fiesta para Pepín fue inmejorable. El ambientazo de una plaza llena, que recibió al ídolo coreando su nombre y obligándole a salir a saludar al romperse el paseíllo, ya prometía que la tarde iba a tener argumentos. Compartió ovación el murciano con El Juli, que se sumó a la fiesta y no quiso ser un convidado de piedra en una gran tarde de toros, a la que ayudó un buen encierro de Santiago Domecq.

Goyesca de Abarán

  • Ganadería: Se lidiaron seis toros de Santiago Domecq, muy correctos de presentación, encastados, con complicaciones el segundo y de buen juego el resto, destacando el quinto, indultado, y el tercero, premiado con la vuelta en el arrastre.

  • Pepín Liria oreja, dos orejas tras aviso y dos orejas y rabo simbólicos.

  • El Juli una oreja, una oreja y dos orejas.

  • Observaciones: Tradicional corrida de toros con motivo de las fiestas de San Cosme y San Damián. Corrida goyesca. Lleno. Se despedía de los ruedos Pepín Liria después de volver en esta temporada 2018 para celebrar sus 25 años de alternativa. Los dos espadas y el mayoral salieron a hombros. Liria pasó a la enfermería en el intermedio del festejo, recibiendo puntos de sutura en el frontal derecho.

Pronto pudieron comprobar los presentes la actitud de Liria, quien le formó un lío con el capote a 'Pícaro', el negro toro que abrió plaza y que hizo trizas uno de los burladeros nada más saltar al ruedo. Con una larga cambiada de rodillas, las verónicas y los remates, el diestro se metió al publico, al que brindó su faena, en el bolsillo. Se movió el astado, que acabó rajadito, en una faena iniciada por alto, a la que siguieron dos tandas en redondo y que subió de tono en el toreo al natural, con algunos larguísimos, con vistoso remate ligando el molinete al de pecho. Tras los circulares hubo momento para el milagro, al ser cogido el de Cehegín al citar de espaldas rodillas en tierra. Quedó a merced del toro. El pinchazo, que precedió a la estocada, dejó el premio en una oreja. Otras dos paseó del noble tercero, al que lanceó con buen aire a la verónica. Brindó al doctor Ricardo Robles, cirujano de la plaza, que lo atendería en la enfermería de una lesión en el abductor y de la brecha abierta en la frente. La faena tuvo inicios templados, en el que Pepín lo bordó. Labor muy completa seguida con pasión por la grada, en la que Pepín entró a matar con algún sector pidiendo el indulto. Dos orejas de ley. Pero si pasión hubo en este tercero, premiado con la vuelta en el arrastre, desbordada resultó en el quinto. Lo recibió a pies juntos Liria, con el capote pintado por el artista local Luis Fernández con el que Pepín hizo el paseíllo. Brindó a su hija María y la faena a 'Jabato', toro burraco, marcado con el número 23, fue emoción pura. La emoción que provoca la bravura y un torero dispuesto. Las series al natural fueron bordadas y la transmisión y conexión con el público durante la faena fue increíble. Los gritos de ¡Pepín, Pepin! se desbordaron, y el diestro siguió toreando cuando la plaza era un auténtico clamor hasta que desde el palco asomó el pañuelo naranja. 'Jabato' volvía al campo y Pepín firmaba su última gran obra.

La banda interpretó el himno nacional, el murciano siguió toreando y aquello ya era un manicomio.

Gran oficio de El Juli

A la fiesta de Liria no quiso faltar El Juli. La respuesta al triunfo del compañero fue de gran figura del toreo. Recibió de capa arrebatado al sexto, le realizó un quite por lopecinas y comenzó su faena con la dos rodillas clavadas en el albero. La faena tuvo sus tiempos justos, se hizo con la embestida de un astado que sirvió y el pueblo acabó por corear su nombre. Sumó dos orejas a otras dos, obtenida una del complicado segundo, y otra del cuarto, al que metió en la muleta con gran oficio. Tarde de figura de Julián que acompañó, como lo hizo el mayoral, a Pepín Liria en la salida a hombros por la puerta grande en la mejor despedida posible.

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