El parón con AstraZeneca deja en el limbo la segunda dosis de más de 43.000 murcianos

Según explicó el miércoles, en una rueda de prensa pasadas las once de la noche, se barajan dos opciones: o bien inocularles una segunda vacuna de otra compañía diferente, o darlos por inmunizados con la única dosis recibida, ya que la efectividad tras este pinchazo ronda el 70%. Ayer, la ministra se reafirmó en estas alternativas, aunque lanzó un mensaje de «tranquilidad». «Hay tiempo para adoptar la mejor decisión y para seguir asegurando que las vacunas son seguras, eficaces y salvan vidas», subrayó.

El protocolo marca que la segunda dosis de AstraZeneca se administre entre 70 y 84 días después de la primera, un intervalo que permite barajar las diferentes opciones antes de tomar una decisión. Precisamente por ello, a algunos expertos les ha sorprendido la contundencia de la ministra. Creen que es aventurado descartar la inoculación de la segunda dosis de AstraZeneca a esta población menor de 60 años, sobre todo cuando Reino Unido va a seguir utilizando los viales de esta compañía para todas las edades salvo para los menores de 30, en lo que supone una lectura de las conclusiones de la Agencia Europea del Medicamento muy distinta a la realizada por España, Alemania o Italia.

De hecho, en Inglaterra se están empezando a administrar ahora las segundas inyecciones de AstraZeneca, «algo que nos permitirá comprobar si los efectos detectados [algunos casos de trombos muy excepcionales] son todavía menos frecuentes en las segundas dosis que en las primeras», subraya el epidemiólogo Jaime Pérez, portavoz de la Consejería de Salud. Es una hipótesis plausible «si hay una susceptibilidad individual» tras estos coágulos sanguíneos, destaca.

Tampoco José Antonio Navarro, actual asesor del Ministerio y exjefe del servicio de Vacunas de la Consejería, descarta la inoculación de las segundas dosis de AstraZeneca a los menores de 60. «Hay todavía datos muy limitados al respecto, pero tenemos tiempo», explica. Lo que sí rechaza Navarro es la posibilidad de dejar a estos 43.762 murcianos –y a 2,1 millones de españoles en total– con una única inyección frente a la Covid. «La protección es del 70% o el 80% a los tres meses, pero luego va cayendo, y va cayendo a cero; con una sola dosis no se puede quedar nadie. La protección óptima se alcanza con dos dosis», sentencia. Otra cosa distinta es que esta segunda inoculación se retrase a la espera de que los científicos puedan determinar cuál es la mejor de las opciones. «Hay tiempo y eso nos tranquiliza, porque la primera dosis protege muy bien frente a la enfermedad grave», explica Jaime Pérez.

Sobre la mesa está la posibilidad de completar la pauta de inmunización con otra vacuna, ya sea Janssen o, lo que en estos momentos parece más probable, Pfizer. En febrero se inició un estudio en Reino Unido que combina una primera dosis de AstraZeneca con una segunda de Pfizer, y viceversa. Es un ensayo prometedor, pero no habrá resultados hasta el verano, advierte el portavoz de la Consejería. «Mientras no haya datos sobre seguridad, no podemos utilizar esta pauta», recuerda.

Según revelaron fuentes del Ministerio, los especialistas de la Ponencia de Vacunas han pedido analizar con detenimiento las opciones, porque a día de hoy no hay todavía datos suficientes para tomar una decisión.

Los expertos coinciden, eso sí, en que no hay motivos para la alarma. Los trombos detectados son completamente excepcionales (222 casos en toda la Unión Europea entre 34 millones de personas vacunadas), pero aun así la decisión tomada por España –paralizar la campaña con AstraZeneca en menores de 60 años– es «correcta», defiende José Antonio Navarro, porque se ha optado por lo prudente tras el estudio de los riesgos y beneficios. Esto no significa que en próximas semanas no pueda reevaluarse, conforme vayan llegando nuevos datos.

«El problema es que la gente esto no lo entiende, cree que son recomendaciones caprichosas, pero no es así; estamos ante una provisionalidad que no es gratuita», subraya. En realidad, es una muestra de que los controles de farmacovigilancia funcionan. El problema reside, más bien, en la falta de una estrategia común. El hecho de que cada país tome decisiones por su cuenta, a partir de unas mismas conclusiones de la Agencia Europea del Medicamento, es lo que al final «genera confusión», admite el vacunólogo.