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Los panaderos de la Región celebran la norma que ordena el sector
Los artesanos creen que subirán las ventas en sus obradores y que el cliente premiará la calidad antes que el bajo precio
Ayer entró en vigor el Real Decreto 308/2019, aprobado en el mes de abril, que regula la nomenclatura del pan en función de sus ingredientes. Algunos habían querido dar gato por liebre o, 'panificadoramente' hablando, salvado por integral. A partir de ahora «las cosas van a estar más claras para el cliente, y es indiscutible que eso será mejor para nosotros», dijo ayer Juan Gómez, de la Panadería Confitería Fernando Gómez, refiriéndose a todos los panaderos que, como él y su hermano Fernando, llevan «toda la vida» haciendo pan artesano.
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De las paredes de su obrador y despacho de venta al público, ubicado en la calle Mayor de Espinardo, colgaban ayer unos carteles improvisados, escritos a mano, en los que especificaban qué cantidad de cada harina lleva cada tipo de pan y qué cantidad de sal tiene el que llaman 'bajo en sal'. Este ha sido el único «esfuerzo» que han tenido que hacer para adaptarse a la normativa, «porque el que hace pan de verdad y le gusta su trabajo, ya se preocupaba por hacer las cosas bien», terció Fernando.
Real Decreto 308/2019
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En general Ahora también el integral y el de otros cereales es considerado pan común, y a todos se les aplica un 4% de IVA, en lugar del 10% como hasta ayer.
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Pan común Debe tener 1,31 gramos de sal por cada 100 de harina y no puede venderse 24 horas después de su elaboración.
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Masa madre Tendrá una proporción de masa madre igual o superior al 15% del peso total de la masa y deben pasar más de 20 horas entre elaboración y cocción.
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Artesanal Es aquel en el que prima «el factor humano frente al mecánico», no producido en serie y que se elabora bajo directrices de un maestro panadero.
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Pan de leña Para considerarse pan de leña, el producto deberá elaborarse exclusivamente en un horno de leña.
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Pan multicereal Debe ser elaborado con tres o más harinas distintas, en una proporción mínima del 10%, y de las que al menos dos procederán de cereales que estén en una proporción igual o superior al 30%.
Coincidía con ellos Blas Moreno, otro artesano que, junto a su hermano Javier, regenta los despachos y el obrador Pan Moreno. «A nosotros nos viene muy bien. Son los grandes supermercados y los que venden pan industrial, congelado, los que no cumplen con esa normativa» y a partir de ahora van a tener que cambiar ciertas etiquetas, «porque ponen publicidad que no cumple» con lo que dice el Real Decreto. Moreno cree que cada vez más consumidores se preocupan por su alimentación, y que por eso «subirán las ventas en las panaderías artesanas». Sobre todo en lo que se refiere a pan integral, «porque se hacía con harina de trigo añadiendo salvado, y el que se preocupe por lo que come no tendrá problema en gastarse un poco más para comprarlo bien hecho».
Lagunas técnicas
Aunque celebran la nueva normativa que pone orden en el sector «y que hacía muchísima falta», Fernando apuntó que esta tiene algunas «lagunas técnicas» en ciertas consideraciones en la elaboración del pan. Por ejemplo, «cuando habla de la acidez de la masa madre, o cuando dice que la fermentación lenta tiene que ser mínimo de ocho horas. Cualquiera que haga pan de fermentación lenta» -y sabe de lo que habla porque en su obrador la realizan de 24 horas- «sabe que en ese tiempo no se consigue nada», explicó.
Más allá de estas cuestiones, los tres maestros panaderos aseguraron que el sector está contento y que lo más importante es «que ahora la gente sabrá lo que está comprando».
Que cruja, que esté tierno y que dure uno o dos días
El pan artesano bien hecho se reconoce fácilmente porque «cruje, está tierno por dentro y dura uno o dos días», explica Juan Gómez. A diferencia del pan industrial, «el que venden los comercios de chinos, en las gasolineras o en los grandes supermercados», el artesano no lleva conservantes ni aditivos. No solo está más rico y aguanta más tiempo en la despensa, sino que además «es más sano», explica su hermano Fernando. «Algunos se lucran de decir que un pan lleva masa madre, y digo yo, ¿qué panadero no hace su pan con masa madre?». Precisamente ese pan industrial del que hablan es el que hizo, hace años, que cayeran las ventas en el sector y el que «ha echado a perder el sector, embruteciendo el sistema». A pesar de que agradecen la regulación y son optimistas respecto a un posible crecimiento de las ventas, todos saben que «aquel que compra tres barras por un euro y le da igual, lo seguirá haciendo».
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