Recurren al Cedex para garantizar la estabilidad de los residuos que albergará la corta San José en Portmán

El Cedex, que entre 1992 y 2006 elaboró infinidad de estudios, informes y propuestas sobre la regeneración de la bahía, vuelve a poner toda su experiencia en proyectos medioambientales al servicio de Portmán. Más concretamente, asistirá a Tragsa, la empresa pública a la que el Ministerio ha encargado la ejecución de las obras en la antigua corta minera. El objetivo es intentar que todo esté listo en este prominente hueco de la sierra para cuando se inicie el dragado de la bahía, una fecha todavía desconocida, puesto que también depende de la finalización de la cinta transportadora de más de 2,5 kilómetros -ya en ejecución- que debe llevar los residuos hasta el hueco de la que fue una de las muchas canteras a cielo abierto de la firma Peñarroya.

Aunque esta ocasión sí parece la definitiva, lo cierto es que la adecuación de la corta San José como vertedero controlado de los estériles es un quebradero de cabeza que viene de largo. Ya en octubre de 2011, Tragsa inició algunas actuaciones, en la época en que era ministra de Medio Ambiente Rosa Aguilar. Se paralizaron en 2012, tras la llegada del PP al Gobierno central.

También en 2014, con el proyecto de la empresa Aria para regenerar la bahía, se acometieron algunas obras, pero tampoco llegaron a buen término. Ahora, además del dique de cierre, hay otros aspectos que tienen que solventar los profesionales del Cedex y Tragsa. Estos se refieren a la caracterización de la corta como vertedero de residuos mineros «con las debidas garantías ambientales y la estabilidad futura de los casi dos millones de metros cúbicos de estériles que se van a confinar». En cualquier caso, tanto el proyecto de regeneración de la bahía, como su Declaración de Impacto Ambiental, describen la mayoría de trabajos que se tienen que realizar en la corta.

Por ejemplo, «preparación de accesos, regularización del vaso y saneado de taludes; las zonas de boquillas se sellarán con una mezcla de cemento y bentonita sódica al 10%».

En cuanto a la impermeabilización del vaso de vertido, se dice que «la base de la corta y los taludes se recubrirán con una doble capa, mineral y sintética, que asegure una permeabilidad. La capa inferior, de 50 centímetros de espesor máximo, estará formada por arcillas compactadas sobre geotextil. La capa superior será una lámina de geomembrana sintética de 1,5 milímetros de espesor».

También detalla la instalación del sistema de recogida de lixiviados, «para el que se dispondrá de una balsa de 3.500 metros cúbicos de capacidad; y estabilización del talud oeste de la corta con la colocación de una malla de triple torsión». Y sobre el drenaje, los documentos señalan que «las aguas ferruginosas de pequeñas surgencias se recogerán y transportarán hasta la balsa de lixiviados mediante una tubería de PVC recubierta de geotextil de 750 metros».