Investigan el doble intento de suicidio de una pareja de ancianos en su casa de Fortuna

La Guardia Civil investiga el fallecimiento de una mujer, de 83 años y nacionalidad belga, cuyo cuerpo fue hallado el pasado miércoles junto al de su pareja, un varón de unos 82 años, también nacido en Bélgica, en el domicilio que ambos compartían en Fortuna. El hombre fue trasladado al hospital Morales Meseguer en estado crítico e ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

El aviso lo dio una mujer que acudía todos los días a ayudarles y los cuidaba. La última vez que estuvo con ellos fue el pasado lunes. Regresó al día siguiente para cuidar a los ancianos, pero nadie le abrió la puerta y se marchó. El miércoles volvió a la vivienda, situada en la calle Velázquez, y al no obtener respuesta a su llamada, avisó a la Policía Local. Los agentes llegaron sobre las 13.40 horas a la vivienda, y ante la aparente ausencia en la casa, solicitaron a los bomberos que acudieran para poder acceder.

Los efectivos de salvamento lograron entrar al piso por el patio de luces, ya que la puerta de la entrada principal del domicilio estaba cerrada con la llave echada por dentro. Encontraron a los dos octogenarios sentados en dos sillones del salón, inconscientes y en medio de una gran cantidad de barbitúricos y vasos con restos de una bebida alcohólica, al parecer, whisky.

El varón presentaba una insuficiencia respiratoria aguda y tenía el pulso muy débil, por lo que fue trasladado al hospital Morales Meseguer de Murcia, donde ingresó en la UCI en estado crítico. Por su parte, la mujer había falleció en «circunstancias extrañas», tal y como refleja el informe de la asistencia médica a la fallecida. La Guardia Civil se hizo cargo de la investigación para saber los motivos del fallecimiento de ella y del estado de gravedad de él.

Aunque todas las hipótesis permanecen abiertas, la línea principal de investigación indica que la pareja quiso quitarse la vida ingiriendo un cóctel de alcohol y barbitúricos. Eso es lo que en apariencia pudo ocurrir, ya que la cuidadora manifestó a los agentes que la pareja ya había tenido varios intentos de autolisis.

Los vecinos del bloque donde residen desde hace unos 15 años León e Iris, se mostraban ayer conmocionados por lo sucedido. La mujer tenía serios problemas de movilidad y casi nunca salía de su casa, «y cuando lo hacía, siempre caminaba ayudada por un andador», apuntó una vecina que vive en la primera planta del bloque, la misma donde tienen los ancianos su casa.

Aunque ninguno de los dos se relacionaba mucho con los miembros de la comunidad del edificio, «ya que ella apenas hablaba español», sus vecinos recuerdan que el hombre «es muy amable y generoso» y siempre acudía al bar que hay debajo de edificio. «Se sentaba en la terraza sobre a las diez de la mañana y desayunaba un café con leche y un 'taponcico de Chivas, para mi corazón', como él decía», recordó un amigo del anciano. «Solo espero que se recupere y pueda sobrellevar la pérdida de su mujer», afirmó.

Tras jubilarse, la pareja se mudó desde Bélgica a un chalé en el paraje fortunero de Canta Cuervos. Pero hace unos quince años compraron un piso en el centro del pueblo. «Él se ponía a tocar el órgano en el balcón de su casa cuando eran las fiestas patronales. Otras veces, entraba al bar y decía al camarero: 'apúntame a mí lo que estén tomando todos los clientes'», relató el dueño del bar al que León solía acudir.

Sin embargo, con los años, el estado de salud de Iris fue empeorando, ocasionado un estado de tristeza en la pareja. «Estaban solos. Sus hijos solo les visitaron una vez en años y ella ya no se podía casi mover; tenía muchos achaques y siempre estaba en el sofá. Él, por su parte, se dedicaba a cuidarla, pero ya le faltaban las fuerzas. Cuando ella se caía al suelo, avisaba por el balcón de su casa a la gente que había abajo, en la terraza del bar, para que subieran a su casa para ayudarle a levantarla. Las últimas veces que vino, ya solo contaba cosas tristes; tenía mucha pena», lamentó el propietario del establecimiento.

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