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La noticia no era ajena para los vecinos de la pequeña pedanía alguaceña de El Paraje, enclavada en plena huerta, junto al río Segura. La mayoría conocían de sobra que una de las residentes de mayor edad del vecindario, Josefa Bravo, había sido enterrada ayer por la tarde en el cementerio de la localidad. También que su fallecimiento no se había debido precisamente a causas naturales, sino a un desagradable incidente que le llevó a padecer inesperados sufrimientos en sus últimos días de vida.
Y es que la Guardia Civil investiga la muerte de Josefa tras ser atacada por dos perros a escasos metros de su vivienda, enclavada junto a la ermita de la pedanía. Los hechos sucedieron en la tarde del pasado martes, cuando los dos canes se escaparon de la vivienda de un vecino, en la que el dueño no se encontra presente. Según informaron fuentes municipales, los animales mordieron a la mujer en varias partes del cuerpo, pero sobre todo en uno de sus brazos, el cual quedó desgarrado. Tras quedar hospitalizada, la anciana, a la que no se pudo operar por su avanzada edad, falleció el pasado sábado.
Indican las mismas fuentes que, aunque una ambulancia acudió rápidamente al lugar de los hechos tras el correspondiente aviso, debido a la agresividad que mostraban los perros no se pudo atender a la víctima hasta que llegaron los dueños, que lograron amansarlos. Tras prestarle primeros auxilios, los sanitarios trasladaron a la vecina al Hospital Morales Meseguer de Murcia donde, finalmente, y pese a una leve mejoría, no pudo recuperarse de las lesiones sufridas, falleciendo cinco días después.
«La señora había salido a echarle de comer a los gatos callejeros que rondan por la puerta de su casa, como hace habitualmente, cuando se encontró con los perros, que al parecer se lanzaron sobre ella», comentaba ayer Juan, vecino que cuenta con un invernadero de flores a escasos metros del lugar de los hechos, del que Josefa era clienta habitual. «Inmediatamente comenzaron a escucharse los gritos de su sobrina, que vive con ella, y se alertó rápidamente a la Guardia Civil para intentar liberarla», añadía este vecino.
Según aclararon desde el Ayuntamiento de Alguazas, los dos animales implicados, dos hembras cruce de American Staffordshire Terrier y American Bully, se encuentran custodiados en un centro de zoonosis de Mazarrón autorizado, a disposición de las autoridades locales, donde deben permanecer, al menos, 21 días. Los ejemplares, prosiguen, tienen entre seis y ocho meses de edad, no se encuentran en el censo municipales ni cuentan con microchips, seguro ni cualquier otra documentación, a pesar de su condición de perros potencialmente peligrosos. Indican, además, desde el Ayuntamiento que el propietario directo de los animales todavía no se ha puesto en contacto con las Administración municipal para regularizar la situación sanitaria y administrativa de los otros dos canes que siguen en su domicilio, la madre de los ejemplares y un hermano de éstos procedente de la misma camada.
Las mismas fuentes indicaron a LA VERDAD que los dueños podrían enfrentarse a un delito de homicidio imprudente, al margen de las responsabilidades civiles y de las posibles sanciones de tipo administrativo, que podrían conllevar multas de hasta medio millón de euros. Este suceso se produce menos de una semana después del caso de la enfermera de Zamora que murió desangrada a causa de las dentelladas de unos perros de gran tamaño que se encontraban sin supervisión en una zona rural.
Hoy a mediodía tendrá lugar una concentración en la puerta del Ayuntamiento para solidarizarse con los familiares de la víctima y para pedir concienciación a los dueños de este tipo de animales.
«Nadie sabe lo que estoy pasando, la conocía de siempre, desde los cinco años; porque mis abuelos siempre han vivido en esta zona». Así, con los ojos vidriosos, hablaba ayer Jesús del incidente que le ha costado la vida a su vecina Josefa y que protagonizaron los perros que guardan la casa en la que ahora reside, ubicada puerta con puerta con la de la fallecida. Este joven de 24 años no se encontraba en su domicilio cuando sucedió todo. «Soy soldador y estaba trabajando en esos momentos en Cuevas de Almanzora, en Almería; prácticamente me enteré de todo cuando volví esa tarde a casa», aseguraba.
Fueron su padre y su novia los que tuvieron que amansar a los animales, después de que estos se abalanzaran sobre la víctima. «Mi familia no duerme», comenta el joven, asegurando que los perros se escaparon «por un registro, cuya tapa no sé cómo consiguieron abrir». «Lo tengo todo precisamente vallado, para que no haya manera de que salgan; creo que en ese aspecto he hecho lo que he podido», defendía, señalando que, «seguramente los perros se pusieron nerviosos al ver a los gatos; son casi cachorros y tienden a jugar». «Creo que la mujer no habría fallecido si no fuera por su avanzada edad, porque no son solo las heridas que hayan podido causarle los animales, que quizás no era tan graves, sino también lo que sufres al caer», valoraba el joven, consciente de que ahora es posible que se le exijan responsabilidades.
«Como los tenía en casa, casi sin salir, no pensaba que necesitara seguro», confesaba, señalando que prefiere «no volver a verlos». «Estoy valorando que se queden en la perrera y no vuelvan, pero me piden mil euros para ello», señalaba. Por su parte, la sobrina de la fallecida prefirió no hacer declaraciones al respecto.
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