Borrar
Sello de bronce con la cruz gamada encontrado en el nuevo santuario ibérico en Santomera. EP
Descubren un santuario ibérico en Santomera con utensilios como un sello de bronce con una cruz gamada

Descubren un santuario ibérico en Santomera con utensilios como un sello de bronce con una cruz gamada

Los arqueólogos han encontrado un lingote que podría constituir un patrón inicial en la estandarización de los pesos y medidas

Viernes, 10 de septiembre 2021, 14:24

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La Sierra del Balumba, en Santomera, no deja de arrojar sorpresas. Las últimas excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el privilegiado promontorio -una atalaya desde la que se domina el Valle del Segura y la rambla Salada- han sacado a la luz un santuario rupestre asociado al asentamiento ibérico que ya se conocía en la zona por unos trabajos anteriores.

El descubrimiento -comuicado ya a la Dirección de Bienes Culturales de la Comunidad Autónoma- se ha producido en la Cueva de las Brujas, uno de los abrigos del yacimiento, y entre los materiales han aparecido pequeñas ofrendas metálicas a modo de exvoto, como un sello con forma de esvástica o tetraskel levógiro. Se trata de un símbolo solar, empleado desde la Prehistoria, por lo general asociado a espacios de culto como santuarios y necrópolis. «Son representaciones solares, concebidas mucho antes de que los nazis se apropiaran lamentablemente de la esvástica», precisó el propio Ocharan, cuyo equipo está formado por integrantes de la Asociación Patrimonio Santomera y cuenta con la promoción del Ayuntamiento de este municipio. Así, comparó esta representación con los trisqueles asturianos o los lauburus vascos.

El objeto hallado forma parte de una pequeña 'favissa', esto es, un agujero en el suelo con una ofrenda oculta, localizado junto a un cuenco completo realizado en plomo y bajo una piedra de molino barquiforme a modo de tapadera. También se han documentado reproducciones de armas en miniatura, adornos personales, como fíbulas y anillos, y algunas monedas, que han permitido datar el uso cultual de esta cavidad en el intervalo del siglo IV a finales del III antes de Cristo.

El cuenco, que tiene unos 15 o 20 centímetros de diámetro y unos 10 centímetros de profundidad, se conserva íntegramente pero aplastado. Actualmente, está en manos de los restauradores del Museo Arqueológico de Murcia y, cuando finalice su intervención, «es probable que encuentren en su superficie epigrafía o, por lo menos, decoración, porque se aprecian una serie de líneas verticales». Con estos indicios, Ocharan aclaró que «quedan pocas dudas del uso cultual de esta cavidad» que, además, cumple con otros requisitos. Por ejemplo, dispone de un nacimiento de agua y tiene una cierta orientación hacia el oeste, donde se pone el sol.

A medida que avanzó la excavación, los arqueólogos encontraron condicionantes «extraños», como un lingote. «Son piezas especiales, porque no hay lingotes ibéricos salvo el que hemos encontrado en Santomera», según Ocharan. No obstante, este historiador estaría estudiando su paralelismo con otro lingote cuyo peso coincide con el de Santomera (3.450 gramos).

Aunque este paralelismo todavía está en fase de estudio, Ocharan creyó que «es muy posible de que estemos ante un posible patrón en la estandarización de los pesos y medidas, lo que sería muy interesante». Además, el lingote de Santomera cuenta con una epigrafía que marcaría o una propiedad o un peso. En este caso, el peso estaría vinculado a los sistemas fenicio-púnicos.

Los investigadores han detectado en este lingote unas medidas basadas en el 'shekel' cartaginés (una moneda) y también ponderales. La propia torre defensiva hallada en el yacimiento del Balumba tenía unas dimensiones que se podían traducir a 'codos' púnicos (una unidad de medida). Los arqueólogos también encontraron otros productos metalúrgicos, como un crisol con la colada interior de plomo fundido, así como los restos en goterones vinculados a espacios donde se hacía fuego y relacionados con grandes contenedores para almacenar seguramente agua en la que enfriar los materiales.

Vasos caliciformes

Además, en la cueva han hallado cerámica muy característica de lugares cultuales como los vasos caliciformes. Tal y como atestigua el geógrafo griego Estrabón, el oferente realizaría libaciones a la deidad en estos vasos como parte del ritual común en estos santuarios. Posteriormente, romperían el vasito y colocarían las ofrendas o exvotos a las linfas del agua que allí habitaban.

Vinculada a estos vasos suele aparecer cerámica de lujo, algo que también ha sucedido en la cueva de Santomera, donde encontraron cerámica de importación Ática o un kylix de imitación ibérica que también formaría parte de la ofrenda a la deidad. «Estos 'loca sacra' son la última manifestación de una religiosidad heredada de la prehistoria, con grandes influencias del mundo fenicio-púnico», añadió Ocharan.

Finalmente, explica que la vinculación de las labores plúmbeas a espacios «sagrados» ya fue apuntada en sus trabajos de La Nariz. «Constituye una constante detectada en varios santuarios y desconocida hasta el momento», señaló este doctor, quien cree que «no nos debe extrañar un cierto componente mágico o divino vinculado a la metalurgia». No en vano, recordó que la Ilíada o la Odisea reservan estas labores al dios Hefesto, forjador de las armas de Aquiles.

José Miguel Ocharan y un integrante de la Asociación Patrimonio Santomera, en la entrada de la cueva.
José Miguel Ocharan y un integrante de la Asociación Patrimonio Santomera, en la entrada de la cueva. j. a. o.

Religiosidad heredada

Estos santuarios rupestres representan «la última manifestación de una religiosidad heredada de la Prehistoria, con grandes influencias del mundo fenicio-púnico», explica el arqueólogo y responsable de la excavación José Ángel Ocharan. En su interior se realizaban ofrendas y libaciones en honor a la deidad de la cueva. Después, la cerámica empleada para esos rituales se rompía de manera intencionada.

En Santomera encontraron también objetos que están muy vinculados a los espacios sagrados, como pequeñas ofrendas consistentes en pequeños objetos de adorno personal, monedas, glandes reproducciones de armas en miniatura, fusayolas, ponderales y pequeños restos de malacofauna (moluscos como conchas y almejas).

No obstante, la singularidad de esta cavidad radica en que dentro se han localizado restos de trabajos pirometalúrgicos domésticos en todas sus fases de elaboración. Los expertos deberán aclarar ahora la vinculación de esas labores con los ritos practicados en el interior.

Asimismo, aparecieron materiales terminados en plomo como lañas o 'glands', es decir, balas de plomo que se empleaban con hondas. «Pensamos que era un espacio destinado al trabajo del plomo, pero nuestra sorpresa sobrevino cuando bajamos a estratos inferiores y empezaron aparecer objetos muy vinculados al uso cultual», añadió.

Apoyo institucional

Ocharan señaló que Balumba es un poblado ibérico cuyo origen se remonta hasta el siglo V a.C. pero que estuvo habitado, sobre todo, en el siglo III a.C. Su declive se produjo tras la segunda Guerra Púnica y la caída de Qart Hadasht (futura Cathagonova romana) en el 209 a.C.

El arqueólogo remarcó que la Cueva de las Brujas, orientada hacia la puesta del sol y con un antiguo manantial, presenta «una enorme potencia arqueológica». Y auguró más hallazgos de relevancia en próximas campañas, para lo que cuenta con el apoyo de la Asociación Patrimonio y el Ayuntamiento de Santomera.

En concreto, este hallazgo se ha producido en la tercera intervención del equipo. La Sierra del Balumba ya fue noticia la pasada primavera con el descubrimiento de un gran baluarte defensivo arrasado durante la segunda guerra púnica. En esa misma campaña se localizó el santuario, pero se mantuvo en secreto hasta ahora para garantizar su conservación.

De momento, está previsto que el Balumba sea la pieza del mes de octubre en el Museo Arqueológico de Murcia. Además, montarán un expositor en el Campus de la Merced el 24 de septiembre, donde se mostrarán réplicas de los objetos hallados.

El equipo de Ocharan ya estudió y excavó el santuario ibérico en La Nariz (Moratalla), que acaba de ser catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios