Oposiciones: cuando la vida laboral se juega a una bola
Miles de opositores echan estos días el resto después de años de codos y esfuerzo y una prueba aplazada por la crisis sanitaria
Como cerca del 40% de los opositores que este sábado se jugaron su futuro laboral y la conclusión de muchas horas de codos, esfuerzo y ... renuncias, Juan Fran Madrid es interino desde hace más de una década. Su especialidad, Educación Física, no se convoca desde el año 2010, así que ni siquiera ha podido probarse. Desde hace casi dos décadas, su afán laboral y personal ha estado enfocado a las oposiciones, en las que desde este sábado se juega el futuro casi a una bola.
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Le ha metido al temario «muchas horas de estudio y de esfuerzo, renunciando al tiempo libre, al sueño y a mi familia», pero es consciente de que la suerte también juega una baza de peso en el concurso oposición.
Esta será su cuarta convocatoria, en una carrera de fondo que pocos aspirantes pueden evitar: en las primeras pruebas, los opositores tienen tiempo para estudiar y pocas obligaciones, pero carecen de los puntos de experiencia, fundamentales para asegurar plaza. Ya como interinos, tienen esos tramos por años trabajados, pero a cambio cargan con más obligaciones familiares y laborales que les restan tiempo de estudio. «Es difícil sacar horas; tengo una niña de 3 años, mi mujer es autónoma, y yo he estado todo el curso trabajando a jornada completa en el instituto Juan Sebastián Elcano de Cartagena. He tenido que sacar horas del sueño y de mi familia, no queda otra. Llevo desde septiembre levantándome a las cinco de la mañana para arañar dos horas antes de ponerme en marcha con el resto de mis obligaciones», cuenta ya agotado del curso.
La trayectoria de Juan Fran Madrid como opositor es similar a la de muchos compañeros de su especialidad. Después de un primer intento fallido en 2006, aprobó las pruebas en las convocatorias de 2008 y 2010, pero no tenía los puntos suficientes para lograr una plaza. La nota sí le ha permitido trabajar de interino todos estos años, en los que, como la mayoría de opositores, ha recorrido distintos municipios de la Región.
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Desde 2010, su especialidad no ha vuelto a convocarse, así que lleva diez años a la espera y cubriendo vacantes. Otros han optado por presentarse en comunidades vecinas. El pasado año, como a miles de aspirantes, la pandemia le cayó como un jarro de agua fría, y espantó sus aspiraciones de un golpe. Después de que, por fin, se convocaran plazas de Educación Física, la suspensión de la convocatoria por el confinamiento le cerró todas las opciones. «Llevaba todo el año estudiando, me había esforzado muchísimo, y de repente todo saltó por los aires; un desastre».
Después de coger aire, el docente, apasionado de la enseñanza, tomó de nuevo impulso para comenzar otro tramo de su carrera de obstáculos para consolidar su empleo. Como muchos interinos, estos meses se ha enfrentado además al hándicap de sacar adelante un curso semipresencial de la pandemia, que le ha supuesto un doble esfuerzo. «Había que atender a los alumnos en clase y, a la vez, estar pendiente de los que no les tocaba venir, con trabajos, atención... Ha sido todo más complicado». Además, ha tenido que compatibilizar el estudio de la oposición con su trabajo como docente a tiempo completo y su vida familiar. «Cuando pasan los años se va complicando todo, y la disponibilidad de tiempo no es la misma que la de alguien que acaba de terminar el grado».
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Cinco temas a elegir
Madrid lleva dos años ejerciendo de profesor de Educación Física en el instituto Juan Sebastián Elcano de Cartagena a jornada completa, una estabilidad que valora. «Si vas cambiando de centro cada año, es muy complicado desarrollar tu propuesta pedagógica con los alumnos. La estabilidad es fundamental para atender mejor a los estudiantes».
Desde ayer, como otros 11.700 opositores, su futuro está escrito en cinco bolas: las que deben sacar para escoger el tema de desarrollo, después de completar el supuesto práctico. Superar esa fase es imprescindible para pasar a la siguiente, en la que el tribunal valorará su propuesta pedagógica y sus méritos. «En las oposiciones de 2010 no era así, no había exámenes eliminatorios. Los cambios al final nos perjudican, pero habrá que adaptarse».
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«Es un reto y, aunue he estudiado mucho, nunca es suficiente»
La apuesta de Encarna González es especialmente complicada. 41 aspirantes compiten por cada una de las plazas convocadas de especialista en Francés, una ratio elevada que le preocupa lo justo. «He estudiado mucho, pero nunca es suficiente», asegura la mujer, que ha preparado las pruebas en la Escuela de Preparación de Opositores (EPO). A sus 56 años, este curso ha metido cabeza en el instituto Los Molinos gracias a una de las convocatorias extraordinarias de la Consejería de Educación para cubrir las muchas vacantes extra generadas por la pandemia. Antes había dado clase en otro centro concertado.
Con sus tres hijos ya 'criados', Encarna ha decido apostar por su carrera y prepararse a fondo las oposiciones, en las que confía lograr al menos la puntuación suficiente para entrar en las listas de interinos y conseguir una vacante.
«Me gusta la enseñanza, mucho, y me encantaría dedicarle unos años», asegura la opositora, que terminó el grado en Estudios Franceses en 2012 y, al año siguiente, el máster universitario en Formación del Profesorado.
Sabe que la suerte es un factor determinante en las oposiciones, donde los aspirantes tienen que sacar cinco bolas para elegir un tema en la primera parte de la oposición, que, además, es eliminatoria. En otras especialidades con menos temas, las posibilidades de elección son menos. «He procurado no dejarme apenas temas, pero hay que apostar», asegura la mujer, quien ve en las oposiciones «un reto en mi vida. Siempre me ha atraído la educación y le he dedicado mucho tiempo y esfuerzo a esta oposición».
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