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G. S. FORTE
Martes, 31 de julio 2018, 01:38
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No hay término medio con el níspero: o gusta mucho su particular dulzor y textura o resulta un incordio de sabor ácido, difícil de pelar y con huesos demasiado grandes para su tamaño. En cualquier caso, acumula una presencia tradicional en la costa mediterránea española, donde es habitual consumirlos desde mediados de junio. Su presencia se extiende aquí, en realidad, desde que en el siglo XIX llegó proveniente de Japón, origen de la variedad 'Eriobotrya japonica', que es la que crece en la Región de Murcia.
Se encuentra comúnmente en huertos y cerca de la costa, pero prácticamente no compone un sector de comercialización propio. «Aquí tenemos variedades muy antiguas, que están muy bien porque son sabores tradicionales, pero apenas se limitan al autoconsumo, no hay empresas que se dediquen al níspero», explica el presidente de la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas y otros Productos Agrarios (Apoexpa), Joaquín Gómez.
70 000
kilos genera la Región cada año A mediados de los 90 se rondaban los 500.000.
«En Murcia quizá alguien que tenga una producción pequeñita lo lleve luego a algún mercado para venderlo o lo comercialice en Mercamurcia, pero apenas hay nada», añade. Las estadísticas oficiales muestran una producción media anual que ronda los 70.000 kilos en la última década, y sobre una superficie de cultivo que no llega a las diez hectáreas.
Aunque Gómez no tiene constancia de que se haya llegado a producir seriamente para comercializarlo, a mediados de los años 90 la Región sí llegó a generar en torno a medio millón de kilos de esta fruta que en realidad tiene su mayor centro de producción nacional en un punto próximo: el municipio alicantino de Callosa d'en Sarrià. Allí cuenta con su propia denominación de origen y se produce más de la mitad de todo el níspero comercializado por España, tanto para el consumo interior como para la exportación. Pese a su cercanía, las comercializadoras alicantinas no completan su surtido del producto con nísperos murcianos. «Aquí generalmente hay un par de árboles en un huerto, otros tantos en otro, y en otro de más allá, y todo eso acaba sumando», concreta Gómez. «Si te das cuenta, existen muchas urbanizaciones de playa en las que casi todo el mundo tiene su níspero. Tiene la ventaja de que es un árbol de hoja muy grande y perenne», lo que resulta ideal para dar sombra.
Se trata, por tanto, de un producto extendido en la Región de Murcia aunque con más arraigo en la conciencia colectiva que en el propio suelo. «Estas cosas hay que mantenerlas, porque también es memoria de un pueblo», sentencia el presidente de Apoexpa, que rememora cómo siempre, en la feria de San Isidro, en torno a final de mayo, cuando maduran, venían los nísperos de Murcia.
Mientras los nispereros sigan resultando agradables, aunque sea como árboles ornamentales en sus huertas y jardines, su fruto continuará comiéndose en Murcia como se lleva haciendo desde generaciones, aunque en este caso prácticamente sin el concurso de los agricultores.
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