Los indicios del atestado policial señalan al médico acusado de abusos sexuales en Molina de Segura
El informe por presunto acoso sexual a dos pacientes en un centro de salud de Molina de Segura cerca a un médico sustituto y arroja sospechas de corporativismo sobre algunos de sus compañeros
La chica -la llamaremos A.- estaba citada a las 13.15 horas del pasado 6 de febrero. Miércoles, por más señas. Llegó unos minutos tarde y, al no ver a nadie en la sala de espera, tocó con los nudillos en la puerta de la consulta número 30 y se asomó con cautela, esperando toparse con la doctora que habitualmente la atiende. Tras la mesa se hallaba un facultativo joven, de unos 35 años, con gafas y barba, a quien nunca antes había visto, y que la invitó a entrar. «Todavía estoy a tiempo de atenderte», le dijo el médico.
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La joven, española de 23 años de edad, le pidió que le prescribiera dos recetas y, seguidamente, le comentó que le gustaría repetirse un análisis de orina, ya que dos semanas antes había tenido una infección y seguía teniendo algunas molestias.
- «Ya. ¿Y te ha dolido la barriga?».
- «Pues la verdad es que no he pasado muy buena noche, porque tenía molestias en la boca del estómago», respondió la chica.
- «Acuéstate en la camilla, que voy a auscultarte».
La camilla, describiría más tarde la muchacha ante la Policía, estaba colocada junto a una ventana y pegada a una pared. Hacía calor y el sol penetraba con fuerza a través del cristal. «Me subió un poco la sudadera y me bajó un poco las mallas y comenzó a darme golpecitos en el abdomen. Todo de manera normal».
Después le pidió que se colocara boca abajo. Y ella así lo hizo, girando la cabeza hacia el lado de la puerta. «Me dijo que era mejor que me pusiera mirando hacia la pared».
Fue a partir de ese instante cuando esta joven paciente sufrió presuntamente lo que calificó, en una denuncia policial que más tarde ratificó y amplió, como unos abusos sexuales y una violación de su intimidad; unos hechos que han provocado una honda conmoción en la localidad y que amenazan con causar un daño severo a la imagen del centro de salud Jesús Marín, situado en el barrio molinense de San Roque. Y es que el atestado policial, al que 'La Verdad' ha tenido acceso, apunta a algunas actuaciones del personal de ese consultorio que parecían guiadas por el corporativismo.
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Los indicios que señalan al médico
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- Las dos víctimas narraron un comportamiento muy similar en el doctor cuando las tumbó en la camilla
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- Los tocamientos son en la zona de los glúteos cuando ninguna se había quejado de padecer dolores ahí
Además, permite reconstruir lo que podría haber ocurrido, a partir de las declaraciones de esta chica y de otra supuesta víctima, que días más tarde denunció haber sufrido similares, así como de las versiones aportadas por el médico sospechoso de esa conducta inmoral y por varios compañeros llamados a testificar. En los siguientes párrafos se ofrece el resumen del relato realizado por A. en la Comisaría de Policía.
Tocamientos en los glúteos
«Bájate las mallas»
«Comenzó a tocarme con la dos manos desde el comienzo de la columna vertebral (zona cervical) hasta la zona lumbar. Tras preguntarme si me dolía en esos sitios llegó a la zona lumbar y comenzó a tocarme con más insistencia. Luego colocó las manos en mi cintura y dijo: 'A lo mejor son los riñones'. Fue entonces cuando comenzó a tocarme los glúteos mientras comentaba: 'Es que estás muy contracturada', contestando yo: 'Sí, es que hago mucho deporte'».
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«Tras esto me pidió que me bajara las mallas, dejando visibles los glúteos, que comentó a tocar por la parte superior. Luego me dijo que me bajara el pantalón (las mallas) por debajo de la rodilla, dejando solo mis bragas tanga y quedando al aire los muslos y glúteos. El médico no llevaba guantes y empecé a sentir cómo me tocaba con las manos los glúteos y la entrepierna, hasta llegar a la zona genital. Yo empecé a sentirme muy incómoda y me quería levantar, pero él me hablaba continuamente e intentaba despistarme para que no pensara en las zonas por las que me estaba tocando».
«En un momento dado sentí que el doctor me tocaba con una sola mano y que se alejaba un poco y entonces vi el destello de un flash, por lo que rápidamente giré la cabeza para ver qué estaba ocurriendo. El médico tenía un teléfono móvil en la mano, negro u oscuro, posiblemente un iPhone, y estaba haciéndome fotos y grabando la zona de los glúteos y de las piernas que tenía descubierta».
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«¿Por qué me haces fotos?»
El origen del incidente
«Me levanté inmediatamente de la camilla y le dije, muy nerviosa: '¿Por qué me estás haciendo fotos? Él contestó: 'No te estoy haciendo fotos'. Yo insistí: 'Sí, me estás haciendo fotos. Llevas el móvil en la mano y además he visto el flash'. Entonces vi que se ponía muy nervioso».
«Conseguí quitarle el móvil de la mano y vi que había una foto de mis piernas y mis glúteos y que en la parte de abajo de la pantalla había más fotografías de mi cuerpo. El médico intentaba quitarme el teléfono, llegando incluso a empujarme, hasta que finalmente me lo arrebató. Entonces abrí la puerta y me dirigí a la consulta de al lado, pidiendo ayuda a la vez que decía: 'Por favor, que alguien me ayude que este médico me ha acosado sexualmente'».
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«En la consulta de al lado había un doctor atendiendo a otra paciente y tranquilamente se levantó de su silla y se dirigió a la consulta donde habían ocurrido los hechos. Preguntó lo que había ocurrido y cuando se lo conté dijo que iba a llamar al coordinador de servicios, por lo que me volví a quedar sola con el otro médico. Entonces él comenzó a decirme: 'Vamos a hablar, vamos a darle a esto una solución. Simplemente estaba mirándote con la linterna. No es como tú lo has visto'. Yo le contesté; '¡¡¡¡Mentiroso!!!! ¿Qué me tienes que ver tú a mí con la linterna de un teléfono?'».
«Después de unos minutos se presentó otro médico, que dijo ser el coordinador del centro de salud, y le conté los hechos. Tras finalizar el relato me dijo de manera prepotente: 'Es tu palabra contra la suya, así que lo siento mucho pero no tienes nada que hacer'. Yo le contesté que iba a llamar a la Policía y él me dijo: 'Pues llámala si quieres', aunque el doctor que había abusado de mí comenzó a decir: 'No, a la Policía no'. Finalmente llamé a la Policía para que acudiera».
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«Luego empezaron a llegar a la consulta diferentes trabajadores del centro de salud, tanto hombres como mujeres, que se acercaban a hablar conmigo. Una de las doctoras me preguntó; '¿Pero, nenica, ¿quién ha sido?', y yo le señalé al doctor. Entonces ella, sorprendida, me dijo: '¡Ese! Tan joven. Yo me esperaba que fuera otro; en mi mente tenía a otro', lo que me dejó a mí muy sorprendida por sus palabras. Esta mujer tenía el pelo por encima de los hombros, castaña, de unos 50 años y con gafas».
«Todas las personas que se acercaban a ese lugar me interrogaban para que les contara lo sucedido, lo que hizo que me sintiera presionada por todo el mundo, además de sentir que por mucho que lo contara nadie me creía, por lo que comencé a tener una crisis de ansiedad. La doctora anterior me dio un calmante».
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«Entonces llamé a mi madre para que viniera. Mientras ella llegaba, me trasladaron a una sala aparte, donde estuve acompañada de varias mujeres y trabajadoras del centro. Cada una se dedicaba a hacer comentarios, y escuché cómo la mayoría decía: 'Esto ha sido un malentendido, no te pongas así', a lo que yo respondía: '¿Pero por qué no me creéis? Yo no conozco de nada a este hombre. ¿Para qué voy a querer yo armar este problema?. Solo sentía el apoyo de una de esas mujeres».
«Cuando mi madre se presentó en la consulta, todas las trabajadoras le dijeron que me dejara tranquila, que no hablara conmigo para no alterarme más. Entonces, mi madre, al ver que tampoco se sentía apoyada por nadie, me cogió y me sacó a la calle y allí esperamos a que llegara la Policía».
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La chica, que en la actualidad se encuentra en tratamiento psicológico, está pendiente de ser citada por el juzgado para ratificar la denuncia. La letrada que la representa y que se personará en las diligencias como acusación particular, María Pérez Morales, eludió hacer valoraciones a este periódico aduciendo que la investigación está todavía en una fase muy inicial.
La madre de la muchacha, que también ha prestado declaración en Comisaría, señaló que cuando llegó al centro de salud su hija se echó a llorar y que le repetía: 'Mamá, me ha hecho fotos desnuda'. «No podía casi ni hablar. Estaba llorando, agobiada, con un ataque de ansiedad», añadió la mujer, que se mostró especialmente dolida por la reacción del personal del ambulatorio. «Me decían: 'Cálmese, señora. Vamos a hablar, que esto ha sido un malentendido, que esto no es lo que parece. Usted lo que tiene que hacer es calmar a su hija, que la está poniendo más nerviosa». Insistió a los agentes en que «la sensación que tuve es que en todo momento querían que me calmara y que me convenciera de que eso no era lo que parecía. Por eso les manifesté: '¿Pero a ustedes les parece poco que en una consulta un médico le haga fotos con su teléfono móvil a una chica, en la camilla, con los pantalones bajados?'. A eso me contestaron: 'Bueno, bueno, señora, vamos a ver qué es lo que ha pasado. Eso es lo que dice su hija, pero a ver qué es lo que ha pasado'. Mi sensación era que no querían implicarse y que querían quitarle hierro al asunto, aunque yo les insistía en que mi hija no tenía motivo para hacer algo así y estar pasando ese mal rato, por lo que al no vernos arropadas y viendo cómo querían convencernos de que no había ocurrido nada grave, nos fuimos a la calle».
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«Cuando estábamos saliendo del centro, una persona de seguridad se dirigió a mi hija y le dijo: 'Muchacha, ten en cuenta que a lo mejor el médico te ha tomado esas fotos para ponerlas en un archivo clínico'. Mi hija, no dando crédito a lo que oía, le contestó: '¿Usted cree que yo tengo alguna lesión para tener que archivar alguna foto mía?'».
Consultando una citología
«A mí también me pasó»
Seis días más tarde, otra mujer, esta de 45 años -la llamaremos B.- compareció en las dependencias de la Policía Nacional de Molina de Segura. Había escuchado la noticia de los presuntos abusos sexuales ocurridos en el centro de salud y quiso contar lo que le había ocurrido a ella días antes, el 28 de enero, cuando acudió a consulta para recoger los resultados de una citología. «Me recibió un doctor, del que no recuerdo el nombre, que estaba de sustituto de mi doctora. Tras consultar los resultados de la citología en el ordenador me dijo que todo estaba bien, y yo le pregunté por un bultito que me había observado la matrona en el cuello del útero. El doctor comentó: «'Ahhh, sí, aquí viene anotado que tenías algo', mientras miraba en el ordenador y no en los resultados de la citología que había impreso. Luego preguntó: '¿Has tenido dolor abdominal o lumbar?', y yo le dije que un poquito, por lo que me pidió que me tumbara en la camilla ya que iba a explorarme. Primero me colocó boca arriba y yo me abrí un poco la cremallera. Comenzó a explorarme por la zona abdominal, sin bajar hacia la zona genital. Luego me dijo que me colocara boca abajo, con la cabeza hacia la ventana. Yo me bajé los pantalones por debajo de los glúteos, dejando solo las bragas. Él comenzó un masaje con las dos manos en los dos glúteos, a la vez que me preguntaba si me dolía. Yo le dije que tenía un dolor muscular en el glúteo derecho. Entonces me hizo girar en la camilla para tener mejor acceso a ese glúteo y encontrar el punto contracturado».
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Una mujer que acudió a Comisaría, tras conocer lo ocurrido a otra chica en una consulta, reconoció al mismo médico entre nueve fotografías
«El médico me dijo que tenía crema muscular y me preguntó si quería que me la pusiera. Le dije que sí. Entonces me dijo que me pusiera con la cabeza mirando hacia la pared y me subió las braguitas, de forma que quedara ese glúteo visible. El doctor se separó de la camilla, supuestamente para buscar la crema y después de varios minutos yo comencé a sentirme incómoda y nerviosa, ya que el doctor no hablaba y desconocía lo que estaba haciendo debido a esa posición. Después de un rato me incorporé y lo vi justo a mi espalda, respondiéndome por sorpresa: 'Es que no hay más crema', mientras sujetaba una botella de litro o litro y medio en sus manos, pero que no se correspondía con ningún envase de cremas».
«Todo eso me causó una sensación extraña y de desconfianza. Me levanté y vi que el doctor se miraba su zona genital y que se colocaba la camisa para taparse esa zona, observando que tenía los ojos vidriosos y cara de placer. Entonces percibí y sentí que todos los movimientos que había realizado el doctor tenían un contenido sexual, llegando incluso a pensar que se podía haber masturbado o tocado. Me puse muy nerviosa y percibí que él también lo estaba y me fui rápidamente de la consulta».
«Cuando salí vi que estaba esperando una chica de entre 20 y 25 años y me dije: 'Pobre chica cuando entre'. Cuando leí el otro día que un doctor había abusado de una joven en ese ambulatorio, pensé que podía ser el mismo, que quizás de mí también abusó y que pudiera haberme grabado».
La Policía le mostró nueve fotografías y, en una de ellas, reconoció sin género de dudas al mismo médico sospechoso de los supuestos abusos sexuales a la joven A. Los investigadores creen que existen indicios suficientes para sospechar de la posible comisión de delitos de abuso sexual y contra la intimidad.
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La versión del médico: «Oí un mensaje y cogí el móvil, lo que generó una confusión»
El médico sospechoso de los abusos, quien fue detenido y luego puesto en libertad con cargos, declaró ante la Policía que la chica A. -la otra denuncia aún no se había presentado- había ido a consulta por un problema de estómago y que se quejaba de dolores, por lo que procedió a auscultar su zona abdominal. «Ella se quejaba de más dolores en la zona lumbar, por lo que la invité a bajarse el pantalón, quedando a la vista parte del glúteo. Mientras estaba auscultando esa zona me llegó un mensaje al móvil, que llevaba en el bolsillo, y cogí el teléfono. La chica, al escucharlo, se dio la vuelta y se produjo una confusión». Insistió en que en ningún momento tomó fotografías y entregó su IPhone a la Policía para su análisis. Fuentes de la investigación señalan que recientemente ha contratado al reputado penalista Raúl Pardo-Geijo Ruiz.
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