Ayer desayunamos con la noticia de que PSOE y Cs presentaban una moción de censura contra el presidente López Miras, postulando a la lideresa de ... Cs, Ana Martínez Vidal, como candidata a la Presidencia. De forma coordinada, se producirían cambios en alcaldías de algunos municipios y, en especial, en el de Murcia capital, y parece que los efectos se van a proyectar también a nivel nacional.
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La moción de censura es un instrumento propio de todo sistema parlamentario, en el que el Gobierno debe gozar de la confianza del Parlamento. Los ciudadanos no elegimos directamente al presidente, sino a nuestros representantes en el Parlamento, que son quienes pueden dar o quitar la confianza a un Gobierno. Y, para quitarla, la Constitución española y los Estatutos de Autonomía, copiando la Ley fundamental alemana, asumieron un modelo de censura constructiva, que trata de prevenir la inestabilidad política. De esta forma, presentada la moción, el primer efecto es que el presidente ya no puede convocar elecciones anticipadas. A partir de ahí, hay que esperar un período de enfriamiento de cinco días para votarla, y, además, es una suerte de dos por uno: censura y nueva investidura. Así se evita que un gobierno caiga sin que haya alternativa. Tanto es así que el nuevo candidato deberá presentar ante la Asamblea su programa de gobierno. Y esa es la clave. Sánchez no lo hizo en la moción contra Rajoy, y tuvo que adelantar elecciones al no poder aprobar los Presupuestos. Por tanto, y a diferencia de otras mociones centradas en la dimensión 'crítica' que no prosperaron en la Región, lo que fundamentalmente se votará en la Asamblea será una nueva presidenta con un proyecto político nuevo. Además, mientras que en la investidura de presidente tras las elecciones basta con una mayoría simple, en la moción de censura se exige mayoría absoluta, lo que garantiza más estabilidad. PSOE y Cs, sin apoyos externos de otros partidos, dispondrían de esa mayoría que les permitiría no solo ganar la moción de censura, sino impulsar ese proyecto con unos presupuestos y políticas acordes.
El movimiento político presenta sus incertidumbres en un momento especialmente complejo social y económicamente. Pero también puede ofrecer oportunidades. El espíritu regeneracionista exige poner coto a partidos hegemónicos y a aquellos con sesgo populista, con independencia de su color político.
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