Los médicos piden una ley garantista y con objeción
Los profesionales que deberán aplicar la norma se debaten entre los problemas éticos y las peticiones de rigor para evitar usos inadecuados
La posición en el ámbito médico respecto a la aprobación de una ley de despenalización de la eutanasia es diversa y plagada de matices, aunque ... algunas de las principales peticiones que más se repiten entre los expertos consultados son la exigencia de un derecho a la objeción de conciencia efectivo y la necesidad de dotar a la ley de todas las medidas para evitar que se produzcan malos usos.
«Nuestra profesión está fundamentalmente para fomentar la salud, proteger la vida y acompañar a nuestros pacientes hasta el último día. No tanto en ayudarles a morir, sino en ayudarles a vivir bien», señala el presidente del Colegio de Médicos, Francisco Miralles. «Mi opinión está en consonancia con lo que nuestro código deontológico establece. La ley de eutanasia es más una medida política que profesional. Los profesionales lo único que planteamos es que se considere la objeción de conciencia, porque al final quieren poner en nuestras manos la última decisión. Somos los que tienen que hacer el informe médico, por mucho comité que exista».
Ese órgano de control, que tendría la doble función de aprobar las peticiones de eutanasia y de vigilar a posteriori que no haya habido procedimientos inadecuados, también preocupa a Juan José Valverde, jefe de sección en Oncología en La Arrixaca. «Creo que puede generar problemas -asegura-. La mayor duda es quién formará parte de esta comisión, porque eso puede determinar que se bloqueen peticiones o que se lleven a la Fiscalía incluso algunas ya realizadas, y creo que puede haber conflictos». Pese a todo, Valverde considera que «la ley de eutanasia es necesaria» porque «hay situaciones y peticiones que pueden estar argumentadas cuando la persona no quiera o no pueda seguir viviendo en unas circunstancias límite, y lo digo trabajando como trabajo todos los días con cuidados paliativos».
El presidente de la Asociación Española contra el Cáncer, Manuel Molina Boix, incide precisamente en «la importancia de los cuidados paliativos» que, en su opinión, «se tienen que implantar mejor en la Región de Murcia y en toda España, ya que unos cuidados paliativos de calidad evitarían muchas situaciones de deterioro terminal y desesperación como las que llevan a solicitar la eutanasia. Luego, en casos muy bien matizados y explicitados, con una rigurosa definición de en qué situaciones se puede aplicar, estaría esta ley», señala Boix.
Mario Soler, médico de familia y presidente de la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública (ADSP) señala que el «único requerimiento» que pide «es que la norma sea muy garantista. Habrá compañeros que se nieguen a practicar la eutanasia, claro. Creo que es básico que se respete el derecho a la objeción de conciencia. Pero yo, personalmente, estoy a favor de que se regule y se apruebe una ley de eutanasia».
El exjefe de la Unidad de Medicina Legal y Ética Médica del Hospital Reina Sofía de Murcia, Rafael Pacheco, adelanta que «como ya pasó con la ley del divorcio y luego la del aborto, habrá quien quiera montar un número, rasgarse las vestiduras y oponerse simplemente por el nombre de la ley, pero esto va de mayorías y, si cuentan con la mayoría, van a sacar la ley adelante. Lo que habría que hacer es intentar mejorarla. ¿Cómo? Viendo si tiene algún déficit respecto a garantías, respetos, cautelas éticas, morales, jurídicas y médicas e incorporar las modificaciones necesarias para asegurar que, en todo momento, la ley respete la voluntad de los pacientes, que puedan mostrar esta voluntad con total libertad, sin ningún tipo de coacciones, que esa petición sea reiterada, insistente y mantenida en el tiempo y que la situación sea de extrema gravedad», señala.
La Comisión de Control que aprobaría los casos y vigilaría a posteriori posibles errores despierta recelos
El presidente de la ADSP, Mario Soler, cree que la de la eutanasia «es una demanda social y una necesidad. Las personas en determinadas circunstancias deben poder decidir cuándo morir», subraya el facultativo, que considera que «sería bueno que fuera una ley que contara con un amplio consenso político para que luego no sea recurrida y genere conflictos», asegura.
Abel Novoa, médico de familia y presidente de la plataforma NoGracias, también está «a favor de que se legisle», aunque se muestra preocupado por «saber quién se va a encargar de poner en marcha los procedimientos, porque esto requiere de un médico que conozca muy bien al enfermo, y esto no lo estamos haciendo. Tenemos una atención primaria muy debilitada».
Pacheco también apunta al papel de los médicos como un aspecto clave: «El problema es quién aplica esa ley y de qué forma. Luego, que la gente pueda aceptar que el médico, que históricamente ha sido un agente de vida, pueda ser en situaciones extraordinarias un agente de muerte, sociológicamente, va a costar mucho tiempo».
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