Vecinos de Puerto de Mazarrón, ante el derribo del restaurante Miramar: «A quienes tenemos viviendas nos están hostigando»

Amalia Valero, la dueña de una casa situada en una hilera de viviendas en primera línea de vistas a La Isla, explica que en la zona del restaurante, las casas tienen un permiso temporal de la Administración, «pero nuestras viviendas lo son en propiedad, pero nos están hostigando. En cualquier caso, cuando se construyeron nuestras casas, cumplían la distancia de la ley de Costas, pero al levantar el Club Náutico, cambiaron las corrientes y se comieron la playa que había aquí, delante de nosotros». Asimismo, Amalia expresa su pena por la desaparición de un restaurante que ha sido parte de su vida desde su infancia. Para ella, el Miramar es mucho más que un restaurante, es un símbolo ligado a los recuerdos de la localidad.

«Tomábamos el aperitivo allí, salíamos de la playa con nuestros padres», comenta Valero, añadiendo que esta pérdida se suma a otras demoliciones en la zona que generan un sentimiento de indefensión entre los vecinos. Esta vecina también manifestó su frustración con la forma en que se ha gestionado el proceso, percibiendo una falta de respeto hacia los residentes.

El icónico restaurante está en proceso de derribo después de la expiración de la concesión que se le otorgó en 1968 para operar en la zona de dominio público marítimo-terrestre. La demolición, que comenzó el lunes pasado, ha causado cierta polémica entre los residentes, quienes consideran que se está perdiendo no solo un establecimiento, sino un símbolo.

Con la sorpresa aún en el cuerpo, los vecinos de Puerto de Mazarrón se acercaban este martes al emblemático restaurante para ver con sus ojos cómo poco a poco los operarios de las empresas contratadas por la Demarcación de Costas, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, iban reduciendo el local a su mínima expresión.

José García, trabajador del Miramar durante casi 20 años, observaba este martes apoyado en una barandilla junto a la playa cómo los operarios retiraban el letrero de la fachada que ha señalizado el simbólico local desde hace medio siglo. Asimismo, expresó su tristeza al observar cómo se desmantelaba el lugar donde trabajó y vivió muchas experiencias. «Es una pena. Es uno de los mejores restaurantes que había en la provincia de Murcia», recuerda con nostalgia.

Compara al Miramar con otros establecimientos emblemáticos de la Región, como El Rincón de Pepe y el Hispano en Murcia; el Miramar de Cabo de Palos (Cartagena), y El Venezuela en San Pedro del Pinatar, resaltando su importancia en la gastronomía local.

El excamarero apunta que, a pesar de la pérdida del local, es un proceso que irán sufriendo otros inmuebles que tenían una concesión. «Es lo que hay, ¿no? Luego irán derribando las otras cinco o seis casas que están dentro de la playa. Conforme se le vayan terminando las concesiones las irán derribando, como ocurrió con una casa hace dos semanas».

Ana Belmonte, otra vecina, coincide en que la demolición es un gran error. «Es una barbaridad», afirma al recordar las visitas con su padre al restaurante durante su infancia. Belmonte considera que con la desaparición del Miramar se está destruyendo no solo un restaurante, sino una seña de identidad de la localidad. Además, lamenta que otras medidas, como la prohibición de colocar hamacas en las playas o el cierre de chiringuitos, estén afectando negativamente al turismo. «Cada vez tengo menos ganas de venir cada año», concluye.

José Enrique, un residente, explica que la ubicación del restaurante, tan cercana a la playa, ha sido la razón que llevaron a este desenlace. Para él, el Miramar representaba la identidad del Puerto de Mazarrón. «Siempre ha estado ahí y ha tenido muy buena reputación, dentro y fuera de la Región de Murcia».