Mayoría de mujeres en la candidatura de Luján, con tres vicerrectores más que en 2018

El catedrático de Derecho del Trabajo, que presenta hoy públicamente su candidatura, ha terminado de limar el reparto de competencias de su futuro equipo, en el que entran caras nuevas y se desglosan y redistribuyen algunas funciones. El equipo presentado por Luján en 2018, cuando compitió con otros cuatro aspirantes al Rectorado de la UMU, contaba con diez vicerrectores, que en esta ocasión aumentan hasta trece, con tres más. El incremento tiene matices: a los pocos meses de su elección en 2018, se incorporaron al equipo dos delegados del rector, que al tiempo fueron designados vicerrectores. Al poco se registraron dos bajas (las de Cristina Sánchez y Francisco Esquembre), pero solo una fue reemplazada, y el resto de competencias se reasignaron a otros vicerrectores. Luján entiende además que la complejidad de determinados asuntos se ha incrementado, con nuevos frentes estratégicos como la digitalización de la Universidad, la responsabilidad social corporativa y la intensa negociación pendiente por el nuevo plan plurianual de financiación.

La propia Universidad de Murcia crece en tamaño, con cerca de un millar de profesores más, entre funcionarios y laborales, y más de mil alumnos.

El equipo que acompaña a Luján en su camino a la reelección como rector despide algunos vicerrectores, como el de Comunicación, Javier Méndez; y el de Profesorado, José Antonio López Pina; y da la bienvenida a nombres como los de Pascual Cantos, decano de Letras; Alfonsa García; decana de Biología; Pascual Lucas, decano de Matemáticas; y el catedrático de Economía Antonio Calvo-Flores.

Tanto el rector como el Claustro de la Universidad de Murcia son elegidos por sufragio universal ponderado, lo que significa que, aunque todos tienen derecho a expresar su opinión y a que sea tenida en cuenta, las papeletas tienen diferente peso en el recuento según el grupo al que pertenezca el votante.

Los votos de los 1.072 (cincuenta más que los anteriores comicios) miembros del Grupo A, integrado por los funcionarios doctores de los cuerpos docente e investigador (profesores doctores y catedráticos con vinculación permanente a la Universidad), valen el 51% del total. Los del Grupo B (el resto del personal docente contratado) pesan el 14%, y suman un censo de 2.009 electores (casi 200 más que en 2018); los de los estudiantes (el grupo más numeroso, con 31.280 alumnos con derecho a voto, casi un millar más que en los últimos comicios), el 25%; y los del personal de administración y servicios (1.318 trabajadores, apenas 16 más que en 2008), el 10%. Cuando se realice el recuento, la Junta Electoral Central de la Universidad aplicará pues, tras el escrutinio de los votos, los coeficientes de ponderación que correspondan para darles su verdadero valor. Con esas cuotas de poder, los votos del Grupo A resultan decisivos, aunque el resultado pueda obviamente decidirse por cualquier papeleta.