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Cómo sobrevivir a la despoblación

En marcha las primeras medidas en las pedanías altas para taponar la herida. Bonificaciones fiscales para la construcción de viviendas e implantación de empresas comienzan a dar resultados, pero son solo los primeros pasos

INMA RUIZ

Domingo, 17 de febrero 2019, 09:28

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«Vecino que se muere, casa que se cierra», y así hay cientos en las pedanías altas. Bienvenida Fernández afirma que la enfermedad de la despoblación está poniendo en riesgo severo de desaparición a las diputaciones del norte, donde ya apenas hay relevo generacional. Es presidenta de la asociación Espartaria, impulsora de una mesa de trabajo en la que vecinos y grupos políticos reman juntos en la implantación de medidas para paralizar el éxodo de vecinos e impedir el cierre de los pueblos.

Ese trabajo conjunto ha permitido diseñar una batería de 113 medidas para fijar la población a la tierra. Los vecinos ya se pueden acoger a una bonificación del 75% en el impuesto sobre instalaciones, construcciones y obras (ICIO) para las nuevas licencias de obra, construcción y reparación de inmuebles, así como para la implantación de empresas en esas pedanías. Pero, «qué negocio va a abrir aquí si no se puede enviar ni un correo electrónico», se pregunta Bienvenida. El aumento de la cobertura móvil y de fibra óptica es otra medida imprescindible, que ya se ha aprobado pero que aún no se ha hecho efectiva.

En esta complicada coyuntura, hay algunos que han decidido lanzarse a la aventura empresarial como Alfonso Pérez-Muelas, que en pocos meses abrirá una quesería artesanal en Zarcilla de Ramos. «Ya estamos levantando la estructura», dice ilusionado. A sus 27 años tiene claro que donde quiere vivir y trabajar es en su pedanía porque le gusta el contacto con la naturaleza y cuidar del ganado. Dejó de lado las oposiciones que preparaba «porque vi que había posibilidad de negocio» que, de momento, será familiar, aunque aspira a generar puestos de trabajo en el futuro. Es verdad que cada vez hay menos jóvenes pero «tenemos que luchar contra eso», dice convencido. La media de edad en esta zona del municipio es de 63 años y ha perdido el 7,2% de habitantes en la última década.

Hace mucho tiempo que los vecinos de La Paca dejaron de ver como algo frecuente la construcción de una vivienda nueva en su pedanía, que ha pasado de 1.322 habitantes a 1.146 en los últimos diez años. La de Catalina Jiménez será una de esas pocas casas nuevas. Ha solicitado la bonificación de tasas por la construcción de obra nueva y «me ahorraré un buen dinero». Para Catalina, vivir lejos de la ciudad es lo mejor para el bienestar de sus hijos de corta edad. «No se si nos iremos cuando sean mayores, de momento aquí estamos mejor que en ningún sitio».

La salida de las aromáticas

La producción de plantas aromáticas se está convirtiendo en una salida profesional para casi un centenar de jóvenes agricultores de las tierras altas, con una superficie de cultivo de 3.500 hectáreas, la de mayor extensión de la Región. La plantación se adapta muy bien a las características del terreno de secano y el resultado es un producto de muy buena calidad. Pero la rentabilidad está siendo cada vez más escasa. «Necesitamos asesoramiento para saber vender nuestro producto, que no se queden el dinero los intermediarios», dice Juan Corbalán, presidente de la comunidad de regantes de las pedanías altas. Una de las medidas aprobadas en las mesas de trabajo es poner a disposición de los vecinos un agente de desarrollo local para la dinamización del territorio. «Tenemos que aprender a funcionar como cooperativa. Hay muchas posibilidades de futuro con las aromáticas, pero nos falla no tener cultura de emprendedores en esta zona», lamenta.

El pistacho está ganando terreno en los cultivos alternativos en las tierras altas, donde ocupa ya más de 100 hectáreas, pero la rentabilidad es «a ocho o diez años y una persona joven, si no tiene medios económicos para hacer la inversión, lo tiene muy difícil», apostilla Corbalán.

El plan de choque abarca otros aspectos como el turismo, el ocio o el transporte. En este sentido, se estudia la implantación de un servicio de taxi rural a demanda de las pedanías y modificar la normativa autonómica para compatibilizar el uso escolar y el uso discrecional dentro de la misma línea de transporte. Las administraciones «van muy lentas», pero los vecinos han comenzado a caminar muy rápido.

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