Los damnificados por las ayudas de los terremotos de Lorca: «Han puesto nuestras vidas patas arriba»
Después de una jornada de continuas visitas de políticos, aseguraron que «esto terminará cuando la solución sea palpable, una realidad; no antes»
El Salón de Cabildos del Ayuntamiento, donde antaño se celebraban los Plenos municipales, es desde hace algo más de 24 horas un improvisado dormitorio, salón y cocina donde más de medio centenar de damnificados por las ayudas de los terremotos han establecido su 'cuartel general'. Allí permanecen encerrados como medida de presión. «Nos hemos visto obligados a tomar esta decisión porque nos decían que no nos preocupásemos, que se iba a solucionar, que no había problema... pero llegaron los embargos. Los primeros han sido un matrimonio y una mujer, pero mañana puedo ser yo», contaba ayer muy preocupada Ana García Mora.
Ella recibió una ayuda para arreglar su vivienda tras los daños que sufrió por el terremoto. Acometió las obras y más tarde su casa fue expropiada y derribada porque por allí iba a pasar una carretera, la de los barrios altos. «Ahora me piden que un técnico visite las obras y justifique que se acometieron. Pero, ¿cómo va a poder verlas si la casa la demolieron? Lo mío es una auténtica encrucijada de la que no sé cómo voy a salir», se lamenta esta vecina, sentada en una silla junto a uno de los cuadros de batallas pintados por Miguel Muñoz de Córdoba en 1722.
A uno y otro lado de la sala juntan hombro con hombro gente mayor, casi todos pensionistas. Las arrugas de sus caras parecen surcos profundos que se acentúan durante la charla por la preocupación. «Es cierto», reconoce Pedro Jesús Sánchez, quizás uno de los damnificados más jóvenes de la sala. «La mayoría son gente mayor para los que es incomprensible lo que está sucediendo. Han puesto sus vidas, nuestras vidas, patas arriba. Si para mí es difícil entender toda esta burocracia, para ellos tiene que ser un auténtico caos. No es justo que después de toda una vida tengan que padecer esta angustia», empatiza.
Se han organizado en tres turnos para que siempre haya alguien durante las 24 horas
Sánchez, como todos los presentes, asegura que va a continuar con el 'encierro' «hasta el final». Y el final será, explica, «cuando la solución sea palpable, una realidad, no antes. Será entonces cuando esto termine». Argumenta que se sienten fuertes y que no solo los damnificados por las ayudas del terremoto están respondiendo. «Nos hemos organizado en turnos para que haya gente aquí durante las 24 horas. Pero, además, han venido muchos lorquinos que, sin conocernos, nos están mostrando su apoyo. Estamos muy agradecidos». Entre esa gente también se encontró ayer todo un desfile de políticos.
En primera persona
-
Ginesa Salas. Pensionista: «Llevé las facturas y faltaban unos sellos, luego unas firmas...» «Me dieron 4.200 euros entre el Consorcio y la Comunidad Autónoma, aunque en obras me gasté mucho más. Llevé las facturas, me faltaban unos sellos, luego unas firmas. Y me enviaron otra carta con más pegas. Demasiada burocracia».
-
Mª Pilar García. Pensionista: «Pediré ayuda a mis padres y a mis hijos para poder pagar» «Estoy muy preocupada, porque me piden casi 10.000 euros. Mi casa quedó muy dañada y gasté todo en obras y aún me queda el pasillo y un baño por arreglar. Pediré ayuda a mis padres y a mis hijos para pagar porque estoy enferma y solo recibo 400 euros».
-
Alfonso Lizarán. Pensionista: «Hace 15 días me enviaron la carta de pago» «Lo he justificado todo con facturas, pero hace 15 días me enviaron la carta de pago. El terremoto me pilló sin seguro. Estaba cambiándome de compañía. Aunque lo gasté todo en obras, me piden 9.500 euros que me dieron en ayudas y unos 1.200 de intereses».
-
J. Miguel Gómez. Pensionista: «He presentado las facturas tres veces, pero no contestan» «Me reclaman la devolución de 3.500 euros. He presentado las facturas tres veces. En la primera faltaba justificación de pago, luego un sello... y por aquí voy. En estos momentos no sé cómo está mi expediente, porque no me han contestado».
-
Domingo López. Pensionista: «La empresa de construcción desapareció» «El señor que me hizo la obra se declaró en quiebra y la empresa de construcción desapareció. ¿A dónde voy a pedir las facturas? Me dieron una ayuda de 4.173 euros y me gasté 12.000 en obras. Dijeron que eran una ayuda, no un préstamo a devolver».
-
Simplicio Navarro. Pensionista: «He devuelto casi 3.500 euros a pesar de estar justificada» «En junio he devuelto casi 3.500 euros a pesar de que mi obra está terminada, justificada y revisada, pero me dijeron que lo hiciera para que no me embargaran. He presentado un recurso y estoy a la espera de ver si me devuelven ese dinero».
-
Manuel Navarro. Pensionista: «Lo único que me pueden embargar es la pensión» «Las obras de mi casa costaron 50.000 euros. Del Consorcio y la Comunidad Autónoma recibí unos 40.000. Ahora me dicen que tengo que devolver la ayuda, que de lo contrario me embargarán, pero lo único que me pueden quitar es la pensión».
-
Ana García. Ama de casa: «Las obras no se pueden ver porque demolieron mi casa» «Me dieron 8.300 euros para las obras. Invertí hasta el último céntimo, pero mi casa la expropiaron para hacer una carretera. La demolieron, y por eso los técnicos no pueden ver las obras que se realizaron. ¡Lo mío es un lío de los gordos!».
Entre los más madrugadores, el alcalde, Fulgencio Gil Jódar, quien les llevó el desayuno en grandes termos. Le siguieron líderes de todos los partidos. De Podemos, Óscar Urralburu, acompañado de la diputado regional lorquina María Giménez Casalduero. Del PSOE estuvo la diputada regional, también lorquina, Isabel Casalduero, que acudió con el secretario general de los socialistas de la ciudad, Diego José Mateos . Y de Izquierda Unida, el coordinador regional, José Luis Álvarez Castellanos, que acompañó a los concejales de la formación en Lorca, Pedro Sosa y Gloria Martín, quienes desde un primer momento han mostrado su apoyo a los damnificados por las ayudas de los terremotos.
Por momentos, la sala llegó a contar con un centenar de afectados, aunque se han establecido turnos de ocho horas para que todos ellos puedan continuar con normalidad su vida laboral y familiar. «Van a ser muchos días y hemos preferido organizarnos para que todos podamos ir a trabajar y hacer frente a nuestras responsabilidades familiares», concluyó Pedro Jesús Sánchez.