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Panorámica de la ciudad desde la torre campanario de San Francisco que permite contemplar todas las zonas en las que ha actuado hasta ahora el pirómano. jaime insa / agm
El pirómano de la ladera del castillo preparó con antelación los cinco fuegos de La Quinta

El pirómano de la ladera del castillo preparó con antelación los cinco fuegos de La Quinta

Acumuló en montones maleza y varios troncos de palmera y se cree que pudo utilizar alguna sustancia acelerante para permitirle una rápida huida

Pilar Wals

Lorca

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Sábado, 28 de julio 2018, 02:14

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Premeditación, alevosía y nocturnidad fueron los agravantes utilizados por el pirómano de la ladera del castillo en su última intervención en la noche del pasado jueves. Ese día provocó un incendio con hasta cinco focos equidistantes unos 200 metros en la zona del antiguo club de tenis de La Quinta y sus inmediaciones, en el barrio de San José.

Los investigadores detectaron ayer que en cada uno de los pequeños fuegos se había hecho un aprovisionamiento previo de material susceptible de arder (maleza seca y hojas y troncos de palmera) y que pudo utilizarse algún tipo de sustancia acelerante para que prendiera rápido y permitirle así una huida precipitada.

Ubicación de los incendios

  • Jueves, 26 Maleza y varios troncos de palmera acumulados previamente. Cinco focos en un perímetro de unos 200 metros (dos en La Quinta y tres en las inmediaciones).

  • Miércoles, 25 2.000 metros cuadrados de monte bajo y pinos. Junto al mirador de la carretera de circunvalación del castillo.

  • Martes, 24 400 metros cuadrados de monte bajo. Muy cerca del atrio de la antigua iglesia de San Juan.

Dos de los focos fueron detectados a uno y otro lado de la gran piscina de la vieja instalación deportiva y otros tres en una zona inmediata, siempre muy cerca de caminos de tierra. Por esta razón se cree que pudo haberse desplazado en un vehículo ágil como una motocicleta que le hubiera permitido ir campo a través encendiendo los distintos focos.

Los investigadores también apuntan a que conoce bien la zona y que incluso controla los horarios en que se producen los cambios de guardia de los distintos cuerpos de seguridad, ya que todos los incendios han coincidido con ese intervalo de tiempo. Los bomberos tuvieron muchas dificultades para encontrar en la oscuridad un acceso hasta los fuegos en la noche del jueves. Incluso se vieron obligados a atajar saltando por la alta valla de la instalación deportiva y lanzar desde allí las mangueras. Sin embargo, al pirómano apenas le hicieron falta unos minutos para ir de uno a otro fuego a pesar de la oscuridad y de las dificultades del terreno.

Concierto en la alcazaba

La celebración en la noche del jueves de un concierto en el alcazaba, con masiva presencia de público, se cree que pudo ser la causa para que decidiera cambiar su modus operandi y trasladar su zona de actuación de la ladera a la falda del castillo. De esta forma, podía burlar el operativo especial de vigilancia que se estableció, después de que las noches anteriores se produjeran distintos fuegos junto al atrio de la antigua iglesia de San Juan y bajo el mirador de la carretera de circunvalación del castillo.

A las tareas de vigilancia se sumaron ayer agentes del Cuerpo Nacional de Policía y brigadas forestales. Se ha ampliado considerablemente el perímetro después de los últimos incendios. Descartada, dijo ayer el concejal de Emergencias, Juan Miguel Bayonas López, ha quedado la idea inicial de que pudiera tratarse de una colilla lanzada desde un vehículo en marcha. «A la vista de los últimos datos todo parece claro. Cobra protagonismo que se trata de un pirómano que conoce la zona, que actúa con premeditación, ya que preparó los fuegos del jueves con antelación y que se escuda en la noche para no ser visto. No es casualidad que en 48 horas hayamos tenido en la misma zona tres incendios».

Y pidió la colaboración ciudadana para poder localizarlo. «Alguien ha tenido que ver algo», concluyó.

Apostados en el monte con visores nocturnos

El dispositivo especial de vigilancia amplió ayer su perímetro, el número de efectivos y también su horario. Patrullas uniformadas y de paisano controlan los accesos a la ladera del castillo, pero también los montes más inmediatos. Los efectivos incluso estuvieron apostados a pie de monte con la última tecnología en vigilancia, visores nocturnos, capaces de permitir la visión en bajos niveles de iluminación.

Los investigadores creen que podría tratarse de un «no profesional» en la materia, por lo que esperan un movimiento en falso para lograr su detención. Todas las hipótesis están abiertas, aunque se cree que se trata de un único individuo que actuaría solo.

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