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Viernes, 23 de abril 2021, 02:42
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El astillero de Navantia en Cartagena ha necesitado tres millones de horas de trabajo para desarrollar y fabricar el 'Isaac Peral', frente «a las 50.000 horas que se necesitan para un avión», aseguró el presidente de la compañía, Ricardo Domínguez. La comparación pone de relieve la complejidad técnica de un programa ideado en la década de los noventa para reemplazar los viejos submarinos, de los que aún quedan dos, pero que no se empezó a ejecutar hasta 2004 y es una realidad en 2021. La Armada recibirá el S-81 en febrero de 2023.
El proyecto ha pasado por distintos momentos críticos. El principal fue la desviación en el control de pesos del prototipo, detectada en 2012 y salvada con el asesoramiento técnico de la US Navy y de los ingenieros de General Dynamics Electric Boat. Los consultores estadounidenses programaron un alargamiento del casco para salvar los problemas de peso y, además, introdujeron en la producción novedosos criterios organizativos, de procesos, de calidad y de aplicación de nuevas tecnologías, algunos de ellos basados en manuales de ingeniería seguidos por la NASA en la fabricación de transbordadores espaciales.
A falta de los ajustes durante las pruebas de puerto y mar, que comenzarán la próxima semana y se desarrollarán durante los próximos 20 meses, el resultado es un submarino convencional (no nuclear) de 81 metros de eslora, 7,3 de diámetro y tres mil toneladas de desplazamiento, con seis tubos lanzatorpedos y un sistema de combate de tecnología estadounidense capaz de integrar también misiles tácticos para objetivos terrestres.
Entre las principales novedades del S-80 destaca un equipo de propulsión de aire de fabricación nacional que alargará hasta las tres semanas sus inmersiones sin necesidad de salir a cota periscópica, lo que refuerza su capacidad de pasar inadvertido. Además, su alto nivel tecnológico reduce su dotación a 32 efectivos, casi la mitad de los que llevan los S-70.
Los Reyes, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía conocieron todos esos detalles durante la visita que realizaron a las oficinas técnicas del astillero antes de la botadura.
La fabricación de los S-80 tiene un impacto de 250 millones de euros en el PIB nacional, de los que 80 se quedan en la Región de Murcia. Eso representa actualmente el 4,5% de su PIB industrial. Navantia subcontrata gran parte de los trabajos de montaje de las cuatro unidades S-80, así como el diseño de algunos equipos y la asistencia a ingeniería. Firmas locales como Metalmecánicas Herjimar, CT Ingenieria y Saes proporcionan al programa soluciones técnicas de alta calidad, aumentando la especialización y cualificación de la industria colaboradora del astillero.
El objetivo ahora de Navantia es acabar el S-81 y perfeccionar los siguientes buques. En sus planes entra la exportación del producto, considerado el submarino convencional más avanzado del mundo. Entre los países interesados en comprar buques de similares características están la India, Australia, Grecia. Marruecos y Canadá. Embajadores y representantes diplomáticos de esos países asistieron a la ceremonia de ayer.
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