Juan Antonio Segura, director general de la Fundación Cepaim. Vicente Vicéns/ AGM
Director general de la Fundación Cepaim

Juan Antonio Segura: «Hay que alejarse de mensajes irresponsables que generan odio y aumentan el racismo»

«El gran reto que viene son las migraciones climáticas; miles de personas se desplazarán hacia zonas con acceso al agua y la agricultura»

Lunes, 27 de noviembre 2023, 00:14

Frente a los discursos que desatan el miedo y el recelo, Juan Antonio Segura (Murcia, 1962) opta por traer al debate argumentos, legislación internacional, ... previsiones económicas, proyecciones climáticas y estudios demográficos. Tres décadas de acción social han reafirmado el afán que guía al director de la organización Cepaim desde su nacimiento en 1994 –hoy da empleo directo a 1.400 personas y cuenta con cerca de 550 voluntarios– por promover una sociedad «inclusiva, cohesionada, igualitaria e intercultural que facilite el acceso pleno a los derechos de ciudadanía de las personas más vulnerables».

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–Más de 2.400 migrantes han fallecido o desaparecido en aguas del Mediterráneo en lo que va año, una cifra que ya supera la de todo 2022. Esta misma semana aparecían dos cadáveres flotando cerca de la playa de El Hornillo, en Águilas...

– Son el rostro humano de los números, el peor síntoma de la situación que vivimos. A veces estamos muy preocupados desde una posición, demasiado individualista, de calcular cuántas personas llegan, qué hacemos con ellas, cuántas repatriamos. Y nos olvidamos de las historias que hay detrás de esos números, de que hay seres humanos que se están jugando la vida en el Mediterráneo y en el Atlántico, y de que evidentemente ningún ser humano lo hace caprichosamente. Si se juegan la vida es porque hay una situación en origen durísima que les obliga a salir de su tierra, de lo conocido, de su familia, de sus amistades, de toda su trayectoria de vida. Demasiados seres humanos están muriendo en ese intento por llegar a Occidente, por llegar a Europa a buscar una vida más digna y poder seguir apoyando a la parte de la familia que queda en origen. Son demasiados los fallecimientos en estos años, de los cuales nos olvidamos con demasiada facilidad. Nos hace daño en nuestra retina cuando vemos una foto, pero rápidamente se nos olvida.

–Lleva décadas participando en esa acogida a quienes llegan a nuestras costas. ¿Qué ve en ellos?

–En esas primeras acogidas lo que ves es mucho miedo, inseguridad, desconocimiento. El no saber dónde estoy, qué va a ser de mí; y la necesidad apremiante de entrar en contacto con sus familiares en origen, de decirles, 'estoy vivo, he llegado'. Pero con una tremenda inseguridad: ¿Qué va a suceder con ellos en los próximos días, en los próximos meses, en los próximos años? Cuando llegan a las costas españolas, a las costas murcianas, después de la reseña por los Cuerpos de Seguridad del Estado y de la primera atención sanitaria por parte de Cruz Roja, normalmente se les incoa una orden de expulsión. El primer documento que se llevan al salir de esas primeras horas es un documento que es una orden de expulsión. Se les indica con qué inseguridad van a estar en los próximos meses, años, en España, en Europa. Y luego lo que hacemos, evidentemente, es escucharles, escuchar las motivaciones que les han llevado a tomar esa decisión, detectar sus redes sociales en España y en Europa, ponerlos en contacto y darles esa seguridad. Hay que prestarles atención psicológica fundamentalmente en esos primeros momentos. Y sobre todo que se sientan personas. Lo que más valoran es sentirse personas, escuchados, reconocidos. Hay que mirarles a los ojos.

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NIÑOS

«La tutela de menores en situación de desamparo no es una opción política; es una obligación legal»

–Defiende que no hay un efecto llamada, sino un efecto salida.

–Cuando escuchamos discursos sobre el denominado efecto llamada, es decir, que una determinada legislación, una determinada política migratoria, va a provocar un efecto llamada, esto no es cierto. Lo que hay efectivamente es un efecto expulsión, un efecto salida. Apenas ponemos la mirada en las causas, que están en el origen, en el continente africano, donde evidentemente hay una situación social, económica, política y climática que está obligando a las personas a salir. Hablamos del conflicto en Ucrania, del de Palestina e Israel, pero no hablamos de Sudán y de muchos otros olvidados que se están dando por muchos años en el continente africano, que están dejando muchos muertos también, y el desplazamiento de miles y miles de personas. Pongamos la mirada en las causas, intervengamos sobre las causas, reforcemos la cooperación al desarrollo con los países de origen y dejemos de esquilmar determinadas economías en el continente africano que hacen inviable que los jóvenes tengan un futuro allí. Porque el perfil que nos está llegando es fundamentalmente de gente muy joven, sobre todo hombres solos, así que estamos viendo cómo muchos países pierden su mayor capital, que es el humano.

EFECTO SALIDA

«Dejemos de esquilmar determinadas economías de África; hace inviable el futuro a los jóvenes»

–Senegal ha visto esquilmados sus caladeros, que han sido una base económica y alimentaria fundamental...

–Cepaim tiene presencia en Senegal desde hace 22 años. Hace unos días tuvimos una videoconferencia con representantes de la sociedad civil senegalesa para tratar de analizar a qué se debe este nuevo crecimiento de las salidas de Senegal, y una de las causas que nos decían es efectivamente que la pesca, que daba trabajo a miles y miles de jóvenes, en este momento es inviable. ¿Por qué? Hemos cerrado grandes acuerdos con multinacionales que están esquilmando la pesca con arrastreros, mientras que el cayuco tradicional ya es inviable. Si hacemos imposible la actividad económica en origen, evidentemente, solo dejamos una salida, que es salir del país para buscarse una vida fuera. Tenemos, por tanto, que pensar también en lo que estamos haciendo en el ámbito de la pesca, en el ámbito de la agricultura o la de la ganadería. Y, por supuesto, pensar en el gran reto que nos viene, que son las migraciones climáticas. Miles de personas van a tener que dejar su tierra para desplazarse hacia zonas donde puedan tener acceso al agua, a la agricultura, y eso ya se está produciendo. En Etiopía, la sequía endémica está provocando el movimiento humano en unos números tremendos, durísimos, y ese va a ser el reto del mañana. Las migraciones climáticas se sumarán a las económicas, a las de las personas que sienten que están siendo perseguidas por motivos políticos, religiosos, de orientación sexual.

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–Los países europeos están endureciendo sus políticas migratorias contagiados por el electoralismo populista. ¿Qué esperanza tiene en el pacto por la inmigración y el asilo?

–Llevamos demasiados años intentando avanzar en una política europea armonizada en materia de asilo e inmigración. Estamos avanzando más en un modelo de política migratoria que pone la mirada en nuestra protección, en reforzar las fronteras exteriores de la UE; y mientras, hay otras fronteras interiores en nuestras ciudades, en nuestros barrios, que separan a la población inmigrante de la autóctona, cuando hay que apostar por la convivencia y las relaciones en el ámbito de la educación y el empleo en el modelo de ciudad. La inmigración es necesaria para Europa, es necesaria para España y es vital para la Región de Murcia en términos económicos. Si no tuviéramos inmigración sería insostenible el sector primario. Vamos a necesitar esa mano de obra, y aunque solo fuese por nuestro propio interés en términos económicos, necesitamos la inmigración. Y necesitamos una inmigración integrada en convivencia.

RACISMO

«A las costas de la Región ni llegan terroristas ni llegan violadores; no es así»

–Numerosos estudios apuntan al necesario aporte de la inmigración para amortiguar la caída de la natalidad.

–Los estudios de tendencia que han puesto sobre la mesa desde sectores empresariales y de la banca nos indican que vamos a necesitar en los próximos años unos 5 millones de personas inmigrantes que se incorporen a nuestro mercado de trabajo. Estamos hablando de una necesidad apremiante en términos demográficos, económicos, de sostenibilidad en nuestro propio sistema de pensiones. La presencia de personas migrantes nos aporta una mano de obra esencial y necesaria, y además, nos aporta riqueza cultural, diversidad. Sin embargo, lo que crece inexplicablemente es el discurso del miedo, del odio, el racismo, la xenofobia. Probablemente, porque tenemos pocos espacios de relación, de encuentro, de comunicación entre la población autóctona y migrante para hacer frente al discurso del odio y la xenofobia. Tenemos que ir a un modelo de relaciones y de reconocimiento del valor de la cultura del otro, manteniendo como soporte que nos une nuestro marco constitucional. Y esto donde se construye es en la escuela. Hay que ir a un sistema educativo que no segregue al diferente, que lo integre, que le dé un espacio y un reconocimiento.

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–¿Cómo valora las declaraciones de los dirigentes regionales de Vox Antelo y Alpañez que vinculaban la inmigración a delincuencia, denunciadas ante la Fiscalía?

–Son irresponsables, superficiales y fundamentalmente son falsas. Cuando se ostenta una vicepresidencia de un gobierno, uno tiene una responsabilidad con el conjunto de la ciudadanía, con el que te ha votado y con el que no te ha votado. Hay que alejarse de mensajes generalistas, superficiales, irresponsables, que generan odio y que aumentan el miedo y el racismo. A las costas de la Región ni llegan terroristas ni llegan violadores, no es así.

CONTEXTO

«La inmigración es apremiante en términos demográficos, económicos y de sostenibilidad»

–Los menores que llegan a la Región no se escapan de los discursos racistas...

–Es muy fácil discriminar bajo el anonimato de las palabras. A los inmigrantes, a los refugiados, a los menas; pero cuando tenemos la oportunidad de conocer a Mamadou, a Mohamed, a Fátima, y hemos tenido un momento de conversación con ellos, nos hemos conocido, nos hemos reconocido, nos hemos escuchado, a partir de ahí emerge el ser humano. Y ya no es un mena, es un ser humano, un ciudadano. El derecho es sólido. No pertenece a los partidos políticos, pertenece al conjunto de la ciudadanía. Y hay que recordarle a todos los partidos políticos de nuestro arco parlamentario, desde la derecha a la izquierda, que el derecho está para cumplirlo y la legislación está para cumplirla. Y la tutela de menores en situación de desamparo no es una opción política, es una obligación legal protegida por la legislación y, por lo tanto, es una competencia de las comunidades autónomas el garantizar la tutela de estos menores en situación de desamparo. No es una opción política. Es una ley que hay que cumplir. La acogida de las personas que llegan a nuestras costas tampoco es una opción política. Es una obligación legal protegida por la Carta de Derechos Humanos y por la propia Constitución. Y, por lo tanto, cualquier partido que llegue al Gobierno por la decisión libre de la ciudadanía en las elecciones democráticas tiene que cumplir con esa legislación.

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–La Región es en muchas ocasiones solo una escala del camino...

–Muchas de las personas que llegan a nuestras costas vienen con un proyecto migratorio en la maleta y su objetivo es encontrarse con sus familiares, en la Región o en Cataluña, el País Vasco, Francia, Bélgica, Alemania... Los menos son los que se quedan en la Región.

–¿Cómo está respondiendo el sistema de acogida?

–El sistema requiere mejorar la coordinación entre las administraciones –la Administración General del Estado y las comunidades autónomas– y las ONG. Tenemos que tener un marco de coordinación mucho más estrecho y reforzado. En segundo lugar, se necesitan más recursos. Tanto en la primera atención, en las primeras 72 horas, por los Cuerpos de Seguridad del Estado que hacen una labor magnífica. El sistema tenía unas 5.700 plazas y se han duplicado durante la crisis humanitaria en tiempo récord. Hay que poner en valor el sistema nacional de acogida humanitaria, la labor de coordinación, pero hay que dotarla de mayores recursos y de un mayor marco de coordinación y más pedagogía, explicando a la ciudadanía y a todos los actores sociales cómo funciona, en qué consiste, cómo se estructura ese sistema nacional de acogida humanitaria.

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–En esa acogida, ¿qué papel juega el CATE?

–El CATE es un espacio necesario, vital para hacer ese trabajo de recepción y acogida que realizan magníficamente los Cuerpos de Seguridad del Estado, coordinado con Cruz Roja en esas primeras horas. Ese trabajo hay que hacerlo en espacios de dignidad, en las mejores condiciones posibles, tanto para las personas que estamos acogiendo como para las que están trabajando o que están prestando su voluntariado. Tener un CATE en Cartagena con un número de plazas suficiente para atender cualquier crisis que podamos es necesario.

«La pobreza no es un reto de quien la sufre, sino del conjunto de la sociedad»

-La tasa de pobreza y riesgo de exclusión ha descendido en el último año, pero se cronifica en el 30%.

-Estamos hablando de más de 12 millones de personas en el conjunto del país, y la Región es una de las comunidades con una de las tasas de pobreza y exclusión social más elevadas del Estado. Y esto tenemos que tener claro que no es un problema de la persona, no es un reto de la persona que está en situación de pobreza o exclusión social, es un reto del conjunto de la sociedad y que, evidentemente, su abordaje no se consigue sólo desde los Servicios Sociales, se consigue desde una política educativa, desde la política sanitaria, desde la política económica, desde la política fiscal. Tenemos que convertir la lucha contra la pobreza y la exclusión social en una prioridad; es un mandato de Bruselas y de Naciones Unidas, en el marco de la Agenda 2030 y de los fondos estructurales. Con los recursos que llegan a la Región tenemos un mandato que cumplir: destinar al menos el 25% a la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Durante muchos años hemos utilizado los fondos Feder porque necesitábamos dotarnos de infraestructuras, de carreteras, de transporte. Pero ahora tenemos que hacer una inversión en infraestructura social: en centros comunitarios de convivencia, de construcción de la convivencia, en centros de acogida; tenemos el mecanismo financiero.

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No se puede crecer en términos económicos manteniendo las tasas de pobreza y de exclusión social que tenemos. Necesitamos desarrollo, no solo crecimiento. Necesitamos un desarrollo sostenible, integrador, que cohesione, que genere, evidentemente, riqueza para el conjunto de la ciudadanía, y no solamente que concentre la riqueza en unos pocos.

-La cobertura de becas de comedor apenas alcanza al 2% de alumnos murcianos, según denuncian varias ONG.

-Debemos atajar la pobreza y la exclusión social en términos globales y, en términos particulares, la pobreza infantil. Evidentemente, no hay niños pobres en familias ricas. Los niños pobres se encuentran en familias pobres que viven en esa situación. No podemos permitirnos que haya un solo niño que no tenga acceso a una alimentación adecuada.

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