Investigadores y biólogos exigen que el criterio científico prime en la ley de Bienestar Animal
Celebran el avance ético de la norma, dudan de que el sacrificio cero permita controlar las colonias de gatos y confían en que se despolitice y prevalezca el respeto a la biodiversidad
Abolir el maltrato, la cría descontrolada y el abandono de animales domésticos, en el que España está en el 'top europeo'; blindar sus derechos, estableciendo las obligaciones de sus titulares y sancionando más duramente su incumplimiento, además de alcanzar el sacrificio cero y unificar la normativa a nivel estatal son los principales objetivos del Proyecto de Ley de Protección, Derechos y Bienestar Animal, al que esta semana dio luz verde el Consejo de Ministros y que en septiembre volverá al Congreso de los Diputados para seguir su tramitación.
Así lo resume María Marín, portavoz en la Asamblea Regional de Unidas Podemos y veterinaria, que recuerda que «es uno de los compromisos del acuerdo de gobernabilidad de la coalición PSOE-UP y una demanda ciudadana desde hace mucho tiempo».
Aunque el anteproyecto de ley llegó rodeado de ruido y polémica, lo cierto es que ecologistas, científicos y juristas valoran positivamente esta normativa, que confían en que mejore algunos de los fallos y contradicciones que contiene en la tramitación pendiente. «Es un avance ético muy importante que responde al creciente sentir social y tiene unos planteamientos muy fuertes de concienciación sobre los derechos animales como seres sintientes», analiza la norma el abogado ambientalista Eduardo Salazar, algo en lo que coinciden UP y PSOE y también el decano de la Facultad de Veterinaria de la UMU, Gaspar Ros. Y la define como «un marco general de protección que establece algunas obligaciones novedosas y otras muy demandadas», además de endurecer las penas contra los infractores, valora.
«En la evaluación de los perros peligrosos debería tener peso la genética», valora el Cobrm
«Esta ley fue muy polémica por las informaciones falsas que se difundieron. El problema es que nace de la politización del animalismo y, el bienestar animal debe estar por encima de eso y basarse en criterios científicos», asegura Ricardo Navarro, jefe del servicio veterinario de Terra Natura Murcia, investigador y profesor asociado en Veterinaria de la UMU.
La norma «pretende acabar con el mascotismo y me parece bien», añade Navarro, que alerta de que también hay que pensar en las consecuencias. Y señala que en la Región puede haber problemas con animales silvestres, por ejemplo, con los suricatos, «que se pusieron de moda por 'Timón' del 'Rey León y, por miedo a las sanciones, pueden ser abandonados causando problemas, como ocurrió con cotorras, arruís en Sierra Espuña o cerdos vietnamitas en Los Mateos (Cartagena)».
Los cursos de formación para todos los propietarios de mascotas generan controversias y dudas
Felinos y biodiversidad
Todos celebran que aspire a erradicar la cría y tenencia ilegal de especies silvestres y a acabar con la existencia de animales callejeros o que se empleen como «monos de feria», aunque no estén completamente de acuerdo con los métodos para ello. Es el caso del Colegio Oficial de Biólogos de Murcia (Cobrm), que señala el método CER (captura, esterilización y retorno) como insuficiente para controlar la abundante población de gatos callejeros que son «la primera causa de extinción de biodiversidad en el planeta», apunta Ecologistas en Acción (EEA).
Ellos también son partidarios de complementar la esterilización con el sacrificio en casos excepcionales –ejemplares con patologías crónicas o colonias en espacios naturales–, «nunca como estrategia única». Y añaden que, en este aspecto, la nueva normativa parece contradecir la ley de Biodiversidad. «Para Ecologistas en Acción, en aras de la biodiversidad, que debe prevalecer porque, tras el cambio climático, es el segundo mayor problema del planeta, el sacrificio cero no tiene mucha justificación». A este potencial peligroso para la biodiversidad también se refiere Salazar. Y Gaspar Ros apunta otro problema de fondo: «Quién es responsable legal de esos gatos 'comunitarios' –los denomina la ley–»; y aunque defiende el sistema CER para controlar el impacto de los gatos en la naturaleza, recuerda que «la salud de los animales es la de los humanos, porque actúan de filtro frente a enfermedades».
Excesiva burocracia
Otra de las cuestiones criticadas es la excesiva burocracia que genera la nueva norma y que, creen, complicará su aplicación. «Establece un sistema de intervención administrativa muy intenso: planificaciones, registros, listados, reglamentos para dueños de mascotas y tenencia, adopción o cesión», enumera Salazar. A lo que el decano de los veterinarios añade que «hay muchas cuestiones que técnicamente deben revisarse para ver las capacidades de que se dispone y la realidad social que tenemos», dice refiriéndose a los organismos que establece crear la ley y a los recursos de las administraciones que deberán hacerse cargo de aplicarla.
También controvertido es, para el decano del Cobrm, David Hernández, la desaparición de las razas de perros potencialmente peligrosos (PPP) y a su valoración por el comportamiento –etología–, test que deberán realizar los veterinarios. Por una parte, justifica, porque «la genética debe pesar más. No hay que olvidar que las razas son fruto de la selección para obtener mejores cazadores, más eficiencia en el ataque y la defensa...; y tampoco que, para establecer su peligrosidad, hay que valorar la potencia mandibular. No es lo mismo un pastor belga, con 426 newton por cm2, que un pequinés, por muy agresivo que sea, que no alcanza los 50», explica Hernández. Y apunta al «fin económico y sin base científica» de esta decisión, que obligará a pasar por caja a las familias, tanto de clínicas veterinarias –para su evaluación– como de aseguradoras.
Menos limitaciones al acceso
La norma despierta unanimidad en que todo el peso de la ley caiga sobre maltratadores y criadores ilegales de especies silvestres, muy abundantes; y en la integración de las mascotas en todos los ámbitos de la vida, ya que la ley limita el veto de acceso a lugares públicos y establecimientos. Sin embargo, también genera conflictividad en asuntos como la formación para los dueños de animales, de la que no se especifican los contenidos, aunque sí su gratuidad; y dudas con respecto al listado positivo de las especies silvestres que se podrán comercializar y mantener en el ámbito doméstico. «Casi ningún país europeo la ha elaborado todavía y la ley da 48 meses de plazo», detalla EEA.
Reclaman consenso
Por su parte, desde del PP defienden su compromiso con la protección animal y recuerdan que en la ley regional sobre Mecenazgo ya se incluyen las protectoras de animales. Sin embargo, considera el PP, «se debería abordar la regulación consensuando un texto con los sectores afectados y pactarlo con comunidades y ayuntamientos. Es intolerable que la ley se imponga». Y propone que ese nuevo texto tenga en cuenta «las particularidades y características de los animales que se dedican a actividades profesionales».
«En los zoos se debe estudiar y conservar, y formar a la gente»
Aunque en principio se temió que los zoos quedaran exentos de contenido –se habló de que solo acogerían especies autóctonas–, finalmente la ley no entra en esas cuestiones, aunque sí exige que se transformen en centros que no se limiten a la mera exhibición.
«Los zoos debemos estar en evolución constante, se nos debe exigir que investiguemos, conservemos y formemos a la gente, y que colaboremos con las autoridades cuando lo requieran», apunta Ricardo Navarro, de Terra Natura Murcia, que explica que, como centro de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (Eaza) y su paralelo en la Península (Aiza), cumplen criterios mucho más exigentes. «Somos un centro de primera», afirma. Y explica que «las 3R –rescate, rehabilitación y reintroducción, conservación e investigación, que les rigen– son el futuro».
En opinión del responsable veterinario del zoo murciano, la ley no afectará a su funcionamiento. No en vano, explica, llevan años trabajando con las facultades de Biología y Veterinaria de la UMU. Y recuerda que instalaciones de este tipo avanzan en el conocimiento de especies silvestres: «Fuimos los primeros en detectar la leishmania en nutria ibérica y en tratarla con éxito», ejemplifica.