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Lunes, 22 de abril 2019, 07:51
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Esperar y ver. Es la táctica que siguen las 5.806 empresas industriales y manufactureras de la Región desde hace más de un año ante los síntomas de desaceleración económica e inestabilidad política. Numerosos proyectos se mantienen en cajones a la espera de que se despeje la situación. Ello se materializó en un desplome de la inversión del 46,7% durante el año pasado hasta acercarse al nivel más bajo de la última década.
Ante el desafío de la automatización y la robotización (pilares de la denominada 'industria 4.0'), Murcia replicó con una aportación de tan solo 231.510.622 euros, de acuerdo con los datos que maneja el Gobierno regional. Es una cifra cercana al 'suelo' de 119,4 millones tocado en 2016, cuando aún existían dudas sobre la salida de la crisis, y a los 216 millones de 2006, ya en el momento en que el sistema crediticio estaba siendo absorbido por la 'burbuja del ladrillo'.
158,6 millones de euros fue la inyección de capital que se dedicó el año pasado a la compra de maquinaria.
11 millones se gastaron en adquirir suelo industrial y edificar factorías, la cifra más baja del siglo.
10.472 millones fue la inversión que recibió el tejido industrial de la Región en los últimos diez años.
267 euros es el promedio de salario neto de un trabajador industrial; la media regional es de 20.
Lejos quedan los tiempos en los que en la Región se alcanzaron magnitudes de entre 500 y 4.400 millones anuales en plena recesión, con los que se reimpulsaron los sectores de refino de petróleo, química, plásticos, metalurgia, calzado y textil. Ahora tan solo el agroalimentario mantiene el tipo, con casi la cuarta parte de la inversión actual. El mantenimiento de los bajos tipos de interés no disuade a la industria de sacudirse sus deudas de encima, ante el temor a una recaída en la crisis. Muchos proyectos se acometen con fondos propios; sobre todo, en grandes empresas familiares, indica la asociación Analistas Financieros Internacionales (AFI).
Del flujo de nuevo capital recibido por la industria durante el pasado ejercicio, únicamente 105.674.979 euros se dedicaron a levantar nuevas factorías y talleres, casi tres veces menos que en 2017 (306 millones); el resto, 125.835.643 euros, fue para ampliar, modernizar o reconvertir instalaciones ya existentes, casi lo mismo que durante el año precedente (128 millones).
El techo en construcción industrial se alcanzó en 2014, con 937,5 millones, coincidiendo con el inicio del 'boom' de exportaciones. En cuanto a mejora, el récord se batió en 2012, con 3.531,2 millones, cuando el complejo petroquímico de Escombreras acaparaba la mayor inversión del país.
El destino de las aportaciones del año pasado ofrece ideas sobre las tendencias que siguen las empresas murcianas. La prioridad reside en la compra de maquinaria, con 158,6 millones invertidos, la cantidad más alta en cinco años. El reverso está en los solo 11 millones dedicados a la adquisición de terrenos y edificación, la cifra más baja en lo que va de siglo. Una explicación de ello sería el gran número de naves disponibles en los polígonos industriales más recientes de municipios medianos. También se ha dado una importante renovación de oficinas o cambios de sede, traducido ello en 8,6 millones gastados en mobiliario.
Una referencia desconcertante son los 233.000 euros invertidos en informática en plena expansión de la economía digital. Hace una década, era un apartado que consumía hasta 6,5 millones al año. Se trata de un indicio de la buena acogida que está teniendo dentro la nueva industria murciana el 'cloud computing' (el proceso remoto de datos vía internet), que permite ahorrar importantes sumas de dinero en ordenadores potentes, estaciones de trabajo, servidores y programas de gestión.
Si algo podría evocar 2018 es el despegue económico de Alhama de Murcia, el municipio donde más se invirtió. Sus polígonos absorbieron 49,3 millones de euros, repartidos a partes iguales entre nuevas instalaciones y ampliación de las ya existentes. El segundo puesto lo ocupó Molina de Segura, con 35,6 millones, y el tercero fue para la capital murciana, con 30,3 millones. Lorca obtuvo 29,6 millones. A más distancia figuran Santomera (13,8 millones), Bullas (11,7), Jumilla (9,5), Yecla (7), San Javier (6,5) y Torre Pacheco (5,7).
Como 'cenicienta' destacó sorprendentemente Cartagena, con solo 3 millones netos invertidos, la cifra más baja que se recuerda, cuando apenas un año antes había liderado la inversión regional (241 millones, el 55,5% del total, que fue de 434,5 millones). La cancelación de proyectos hizo que se esfumaran al menos 16,2 millones inicialmente previstos.
Mirando hacia atrás, Murcia invirtió en los últimos diez años un total de 10.472 millones de euros en su industria (4.687 millones en nuevas fábricas y 5.785 en la ampliación y mejora de las ya existentes). Equivale a casi un tercio del actual PIB regional (30.344 millones). El esfuerzo merece la pena si se tiene en cuenta la estabilidad laboral que acarrea (el 80% de los empleados tienen contrato indefinido), así como los salarios ofrecidos: 27.358 euros netos de media al año, según la Encuesta Anual de Coste Laboral, frente a los 19.566 del comercio o los 13.688 de la hostelería. El promedio regional está en 20.267 euros anuales.
Las perspectivas para este año son contradictorias. No manifiestan una tendencia general si se toma como referencia el último Índice de Producción Industrial disponible. Así, en febrero se registró un desplome interanual del 25,8% en la producción de maquinaria, un porcentaje casi idéntico en confección de ropa, más una caída del 21,6% en la elaboración de bebidas y del 9% en el refino de petróleo. El sector alimentario y la industria minera se han estancado.
Como contraste, la metalurgia y la fabricación de plásticos experimentaron ambas un crecimiento interanual del 15,9%, seguido por los del calzado y mueble, con un 15,1% y un 13,9%, respectivamente. La actividad química y farmacéutica aumentó, por su parte, un 11%. En estos casos, el factor decisivo reside en su vuelco en el mercado exterior y en una mejora de precios por encima de la media nacional (del 2,2%) en los doce meses anteriores. Por otro lado, el entorno está lejos de ayudar. Dos de cada tres directivos consideran que la situación política que se vive desde el año pasado perjudica la buena marcha de sus respectivos negocios, según un reciente sondeo de KPMG.
El 47% de los ejecutivos encuestados admitieron haber paralizado inversiones y el 83% apuntan a la incertidumbre regulatoria y fiscal como principal amenaza para la economía este año. De hecho, el 48% de los empresarios están convencidos de que empeorará a raíz de los resultados electorales (tanto en la Región como en España y en la Unión Europea), del 'Brexit', de la recesión italiana, del debilitamiento de la eurozona, de la desaceleración china y de las tensiones comerciales.
Los directivos consultados demandan de los gobiernos que salgan de las urnas (tanto a escala nacional como regional y local) la simplificación administrativa para las inversiones. Así lo creen el 46%. Por poner un ejemplo, la industria alimentaria murciana tiene 700 expedientes estancados por la burocracia, según denuncia la patronal Agrupal. Otras prioridades demandadas son el fomento de la innovación (43% de los encuestados), incentivos para la creación de empleo (42%) y rebajas fiscales (36%). Todo está a la expectativa.
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