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Hayat Nuraydin. Antonio Gil / AGM
«Intento crear un entorno para que los niños se expresen a través del arte»

«Intento crear un entorno para que los niños se expresen a través del arte»

Hayat Nuraydin, fundadora de Hayat's Chocolate Factory, imparte clases de cocina para niños, a la vez que aprenden inglés

Minerva Piñero

Miércoles, 25 de abril 2018, 08:37

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Olores, texturas, sabores, movimientos y música. Son los elementos que conforman las clases de Hayat Nuraydin en Hayat's Chocolate Factory, un espacio alternativo donde, a través del arte, los más pequeños de casa aprenden inglés y potencian su creatividad. Licenciada en Lengua y Literatura Inglesa, durante su carrera desarrolló las cualidades artísticas que, desde hace cuatro años, comparte con los alumnos en su proyecto educativo. Una profesión que intenta compaginar con otra de sus pasiones: la cocina. Los amantes de la comida turca podrán comprobar sus cualidades en esta disciplina hoy, en el restaurante Chef Momo, en Cartagena, donde preparará tradicionales platos de Turquía y, en concreto, de Antioquía, su ciudad natal.

-¿Qué tiene de especial la cocina turca?

-La multiculturalidad de sus platos. Turquía es un país en el que han convivido ciudadanos judíos, armenios, árabes... Está lleno de culturas, un hecho que se refleja en la riqueza de las comidas. Creo que es un punto de encuentro entre la cocina griega y la árabe.

-¿Qué ingrediente destacaría?

-Además de las diferentes especias que se utilizan, como la hierbabuena, el perejil, o las semillas de sésamo negro y de sésamo blanco, un ingrediente estrella es la berenjena. Existen muchísimos platos que la utilizan. Se cocina de manera diferente que en la cocina española, pues es una verdura que se usa como ingrediente principal en numerosas ocasiones, no como acompañamiento.

-En Hayat's Chocolate Factory trabaja en sus clases en inglés. ¿Hasta qué punto es necesario que los niños conozcan este idioma?

-No les exijo un nivel determinado. Lo que un educador puede hacer es acompañar al niño en su proceso educativo, a través de pautas y recursos. Cuando se les deja ser ellos mismos, aprenden cualquier idioma. El objetivo no es solo que salgan siendo bilingües, va mucho más allá.

-¿Cuál es?

-Que aprendan a gestionar su cuerpo y a desarrollar su creatividad, algo que nadie les facilita en su educación diaria. Lo que intento, junto a dos artistas que trabajan conmigo, un percusionista y una bailarina, es facilitarles, a través del arte, un entorno de expresión.

-¿Mediante qué actividades artísticas persigue este objetivo?

-Cada día se trabaja el vocabulario a través de la música, del arte dramático, de la danza y de la pintura. En primavera, por ejemplo, trabajamos con términos ingleses que abordan los elementos de la naturaleza, como puede ser el concepto de mariquita, abeja, flor, semilla... Les invitamos a interpretarlos, a pintarlos en un folio en blanco para después, entre todos, crear un mural. Mientras, una música instrumental nos acompaña de fondo. También aprenden a trabajar la psicomotricidad del cuerpo y la concentración con instrumentos de percusión. Y cocinamos.

-¿Cree que debería fomentarse este tipo de educación desde las aulas?

-Por supuesto. Lejos de estar sentados en una silla, a los niños les hace falta moverse y expresarse. Lo más importante es que la sociedad genere entornos educativos en los que los pequeños puedan expresarse ellos mismos, para que se conecten con el arte. Si solo se les enseña la técnica, terminan aburriéndose.

-¿Qué papel juega el chocolate en su espacio educativo alternativo?

-Con este alimento desarrollamos ejercicios de 'mindfulness'. Parte de la clase la dedicamos a tomar algo de chocolate, a saborearlo con una atención plena, a través del olfato y del tacto. Se utiliza para desarrollar la concentración, pues es importante que sientan lo que están haciendo.

-¿Qué edades tienen sus aprendices?

-En el curso continuo, que realizamos durante una hora y media por las tardes, tienen entre tres y nueve años. En las actividades con madres y bebés, con música y movimiento para estimular a los pequeños, tienen entre seis meses y tres años.

-¿Qué echa de menos de Turquía?

-El ambiente de las calles de Estambul, donde se escucha música por todos los rincones. Están llenas de músicos gitanos. También la forma de cocinar, ya que en Turquía se reserva bastante tiempo a la preparación de los platos. Cocinar es un arte más.

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