Por una infancia igualitaria
Las terapias grupales y el refuerzo educativo son los dos grandes pilares del programa, que asiste a padres e hijos «para que los niños crezcan fuera de la exclusión social» El proyecto de intervención familiar de Cepaim beneficia a unos cuatrocientos menores de Molina y Alguazas en un año
Crecer es la asignatura más importante de la vida. Algo que en la Fundación Cepaim tienen muy claro desde hace 11 años. Fue entonces cuando comenzó su proyecto de intervención familiar, un programa orientado a que los menores de las familias más vulnerables puedan crecer en igualdad de condiciones con el resto de niños. «Al principio solo había ayudas económicas para las familias con mayor vulnerabilidad social, pero llegó un momento en el que nos dimos cuenta de que solo con eso no era suficiente, que los niños necesitaban tener recursos y servicios a su disposición, porque aún con las ayudas económicas, había cosas que los padres no se podían permitir», relata José Antonio Pagán, coordinador de la Fundación Cepaim en Molina de Segura y Alguazas.
Ahora, el programa, que atiende a más de 400 menores en ambos municipios cada año, contempla atención psicoterapéutica a través de terapias familiares; apoyo educativo para que los padres, a través de talleres, puedan satisfacer las necesidades de sus hijos; grupos de estudio asistido para los niños, y un elenco de actividades de educación no formal y tiempo libre, como música, deporte, piscina, escuela de verano, campamentos o colonias urbanas. «El objetivo es que todo lo que hagamos beneficie al desarrollo de los niños, para que crezcan fuera de la exclusión social que puedan tener sus familias. Además, una de las cosas más destacables del programa es que elaboramos un plan de intervención específico para cada familia, en función de sus necesidades», explica Pagán. La cercanía de los profesionales que trabajan en Cepaim es otra de las cualidades que más valoran sus usuarios. «Pasamos con ellos muchas horas y conocemos casi toda su vida, sus problemas familiares, incluso mejor que los profesores. Eso facilita mucho las cosas a la hora de detectar cualquier problema, desde una patología hasta un maltrato, y también potencia mucho el vínculo entre los niños y nosotros». Marina Villalba es una de las madres cuya familia participa en el programa desde hace más de tres años. «Cuando llegamos a España, mi hijo se tiraba al suelo y cogía una rabieta por cualquier cosa, y gracias al trabajo con ellos, eso fue lo primero que corrigió. Noté mucho el cambio, por ejemplo, en su forma de respetar y de tratar a personas de otras culturas, algo que a mí me hubiera sido imposible enseñarle, pero que aquí ha aprendido solo, a base de la convivencia con otros niños».
Su hijo mayor es el que más se ha beneficiado hasta ahora del programa de Cepaim, sobre todo de las actividades extraescolares que realizan por la tarde, en sesiones de tres horas dos veces por semana, «porque en ellas no solo avanza las tareas del colegio, sino que además le proporciona una educación en valores, sin la que seguramente me habría salido un niño bravucón y contestón», reconoce sin tapujos.
La fundación iniciará un taller de prevención de violencia machista para mujeres con hijos
Marina Villalba: «Me hubiera sido imposible educar bien a mi hijo sin la ayuda de Cepaim»
Más de 400.000 euros
La protección del menor es el objetivo prioritario de este programa de Cepaim, por ello, «el próximo curso vamos a implantar un taller de trabajo para la prevención de la violencia de género en mujeres con hijos que hayan sido o que puedan ser testigos de esas situaciones»; un taller al que podrán asistir familias de Murcia, Molina de Segura, Alguazas y Alcantarilla. Para el desarrollo de todas las áreas del proyecto, Cepaim cuenta con una inversión de más de 400.000 euros anuales. «Estamos hablando de 1.000 euros por niño, y eso es una pasada, porque se pueden hacer muchas cosas».