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Francisco J. Nicolás, con el disco. lv

«En la huerta, las coplas del aguilando se improvisan»

Francisco Javier Nicolás Fructuoso es trovero y músico de la cuadrilla de Patiño

minerva piñero

Miércoles, 28 de noviembre 2018, 08:06

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«Patiño es la cuna de la cultura popular gracias a 'El Patiñero', quien la mantuvo tantos años viva», cuenta Francisco Javier Nicolás Fructuoso, a quien conocen en el mundo del trovo como 'El Patiñero II', florista y cantaor de la cuadrilla de la Hermandad de las Benditas Ánimas de Patiño, en la que también toca la pandereta. Este sábado, la cuadrilla a la que pertenece -por la que también han pasado sus siete hermanos- presentará 'Aguilando', su tercer disco, a las 18.00 horas, en el Museo de la Iglesia de San Juan de Dios, en Murcia.

-¿Cuándo nació la cuadrilla de Patiño?

-Sobre el siglo XVIII, cuando surgieron todas las hermandades. Pero como en Patiño solo había una ermita, esta hermandad pertenecía a la iglesia del Carmen. En 1912 solicitó cambiarse de iglesia y en 1913 le dieron la autorización para venirse a la de Patiño, que ya estaba construida. Tenemos guardados hasta los libros de actas y de cuentas de la hermandad desde 1913 hasta ahora. Los anteriores están en Murcia. Entre otros objetos, también hemos conservado quince instrumentos del siglo XVIII y XIX que por aquel entonces usaban.

-¿Qué caracteriza al aguilando que tocan?

-Aquí, en la Hermandad de Ánimas de Patiño, tocamos el aguilando tal y como se tocaba en 1800. Es muy aplomado. El guía, un cantaor, tiene tiempo para recrearse, para vocalizar muy bien. A veces, el aguilando casi que se para. Esto es lo que caracteriza a la hermandad: guardamos el aguilando puro de la huerta.

-¿Cuántos estilos cantan?

-Conservamos cuatro o cinco estilos distintos. Pero todo depende del guía que cante, ya que cada uno le pone su estilo personal. 'El Patiñero', por ejemplo, quien fue mi maestro, tenía mucha voz y cantaba muy alto. Yo, en cambio, lo canto en un tono más bajo. Mi hermano, por otra parte, lo canta todavía más alto que 'El Patiñero'. Lo que nos une es que en la huerta la afinación siempre se realiza medio tono por debajo de la nota musical la.

-¿Quién elige al cantaor?

-En nuestra cuadrilla en cualquier momento alguien se puede animar a cantar una copla, aunque solemos hacerlas los mismos. Pero vamos, que si un tocaor de guitarra quiere cantar una, pues lo pide. Cantamos y trovamos de forma improvisada.

-¿Cuántos músicos conforman la cuadrilla?

-Unos 25. Contamos con guitarras españolas, guitarros de seis cuerdas, panderetas, bandurrias, guitarros de ocho cuerdas, laúdes, violines, postizas, platillos...

-¿Qué les diferencia?

-Que somos la única cuadrilla de la huerta de Murcia que pertenece a una hermandad. El cura de la iglesia es nuestro presidente. Cuando acabó la Guerra Civil, se reorganizaron hasta 42 cuadrillas de este tipo. Solo queda la nuestra.

-¿Cuánto tardaron en confeccionar 'Aguilando'?

-Lo grabamos en una sola mañana. No le hemos hecho ningún arreglo al disco; no le hemos metido más instrumentos de los que tenemos, ni voces extra. Queremos que suene como somos. En una mañana nos pusimos y lo dejamos liquidado.

-¿Cuántos temas conforman el disco?

-Catorce. Todas son coplas improvisadas, menos un tema, que es el que rinde homenaje a 'El Patiñero'. En la huerta, las coplas de aguilando se improvisan.

-¿Qué aprendió de 'El Patiñero'?

-Me enseñó el mundo del trovo, las fórmulas, las formas de hacer las coplas, de poner una palabra antes que otra para que salga perfecta. Me enseñó que lo más importante es hacer las coplas al momento, que nunca hay que llevarlas aprendidas. Me he criado con él, desde que nací. Como murió hace una década, le hemos dedicado un aguilando en el disco.

-¿Los jóvenes se animan a formar parte de las cuadrillas?

-Nosotros gozamos de muy buena salud. De hecho, en las últimas reuniones que hemos realizado con el resto de cuadrillas siempre nos han dicho que somos la envidia porque, además de que contamos con dos auroros históricos, tenemos la suerte de que los jóvenes se han sumado a nuestras coplas. Aproximadamente, unos ocho músicos de nuestra cuadrilla están por debajo de los treinta años.

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