Hallan el cuerpo de un lituano en un chalé de La Manga con cultivos de marihuana

El propietario de una vivienda del polígono B3 de La Manga, en una zona situada entre Veneziola y Las Encañizadas, llevaba unos días extrañado porque la mujer de origen lituano a la que en mayo había alquilado el inmueble para un año, con opción a compra, no contestaba a sus llamadas ni a sus mensajes. Quería preguntarle si todo iba bien y por qué le había llegado un recibo de la luz de 300 euros, cifra que le pareció «excesiva» incluso en un verano de precios disparados. Lo que el dueño no podía imaginarse, según aseguró ayer él mismo a las autoridades, es que en la casa, que fue expresamente a revisar desde su Madrid natal, no quedara ni rastro de la mujer y sí hubiera un cadáver: el de un individuo de unos 40 años, también natural de Lituania, cuya muerte en extrañas circunstancias investigan desde este viernes la Guardia Civil y un juzgado de San Javier. No en vano la casa estaba siendo usada como invernadero de marihuana.

Agentes de la Policía Judicial de Torre Pacheco se personaron por la mañana en el lugar del hallazgo. Es una construcción de tres alturas, en el kilómetro 18 de La Manga, al final de la urbanización cercana al restaurante Collados Beach y a 50 metros de la playa, en el Mediterráneo. En el domicilio, los funcionarios realizaron una inspección ocular. También tomaron fotografías y, durante más de seis horas, recabaron evidencias para esclarecer si se trata de una muerte violenta. Hasta la casa, que fue acordonada, se desplazó también una médico forense del Instituto de Medicina Legal de Cartagena y la juez de guardia de San Javier, que ordenó levantar el cadáver pasadas las siete de la tarde.

Según fuentes cercanas a la investigación, el fallecido –a quien el arrendador afirmó haber visto días atrás en la vivienda– estaba en una de las estancias de la segunda planta, junto a unos cristales rotos. Ese hecho y otros datos, como que había material empleado presuntamente en la producción de 'maría' y que sus ocupantes habrían conseguido completar al menos dos cosechas de esta droga, reforzaron la hipótesis de un posible homicidio o asesinato relacionado con este ilícito y lucrativo negocio. No se descartaba, en todo caso, que la muerte fuera por una causa natural y que el resto de los moradores abandonaran la vivienda, para evitar problemas por su plantación. El gasto en electricidad obedecería al cultivo de la marihuana.

A la espera del resultado de la autopsia, los investigadores intentaron localizar a la arrendataria. Esta habría estado viviendo en la casa con menores de edad y en su entorno despertó la atención por un llamativo coche de lujo.