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Un guiño decisivo hacia los tres disidentes de Vox
López Miras les hizo un gesto desde la tribuna para contar con ellos, en una sesión 'a cara de perro' seguida por numerosos medios de comunicación
Consciente de que todos los focos estaban puestos sobre ella, Ana Martínez Vidal aguantó el tipo, como se suele decir, durante la escenificación de la ... firma de su pacto con Diego Conesa (el líder socialista no abrió la boca), y sobre todo en su intervención en el Pleno para defender su candidatura a la presidencia de la Comunidad a través de la moción de censura en la Región y su programa de gobierno. Acabada la sesión, la coordinadora autonómica de Ciudadanos se echó en brazos de su pareja, Jerónimo Moya, vicealcalde de Cehegín, visiblemente emocionada tras la tensión acumulada.
Aunque la operación de PSOE y Ciudadanos llegó casi muerta a la primera sesión parlamentaria, sus promotores echaron toda la carne en el asador para defenderla, sabiéndose observados por varias decenas de medios de comunicación regionales y nacionales, prueba del efecto dominó que ha provocado la moción de censura. La Región se ha convertido en el ombligo de la política española, en un laboratorio de las nuevas estrategias surgidas tras las elecciones de Cataluña. Los focos también se dirigían a los tres consejeros del Gobierno y tránsfugas de Ciudadanos –Isabel Franco, Valle Miguélez y Francisco Álvarez– que ni antes ni después del Pleno hicieron corrillo por los pasillos del Parlamento.
Aguantaron impertérritos el aluvión de descalificaciones que cayeron sobre ellos, con la particularidad de que los tres se levantaron de sus escaños y abandonaron el hemiciclo cuando intervino el portavoz naranja Juan José Molina, para no escucharle, ya que se despachó a gusto. También hizo lo mismo Diego Conesa, cuando llegó el turno del portavoz popular, Joaquín Segado.
Un manifestante con máscara de payaso protestó en la puerta de la Asamblea, aunque el circo estaba dentro
Concurso de aplausos
Entre medias, el presidente de la Asamblea, Alberto Castillo, manejó el debate con continuas llamadas al orden de los diputados movidos por el tenso enfrentamiento. Como un partido de fútbol sin público, la sesión se desarrolló sin invitados debido a las medidas de seguridad sanitaria. Pero tampoco atrajo la atención puertas afuera, pese a la relevancia del asunto en juego, nada menos que un intento para darle el vuelco al Gobierno regional. Por mucho menos se han montado protestas y manifestaciones delante del Parlamento. Ayer solo acudió un pequeño grupo de vecinos y miembros del colectivo SOS Mar Menor para protestar por el estado de la laguna. Uno de ellos llevaba puesta una máscara de payaso, mientras que el circo de la política –con tres pistas– estaba dentro.
Hubo una discreta presencia policial sin apenas trabajo, dado que tampoco se presentaron militantes de Ciudadanos para arropar a los suyos, pese a la convocatoria que se hizo el día anterior por grupos de WhatsApp. Hoy, cuando está prevista la traca final, con la votación de esta moción de censura –salvo que se retire– es probable que tampoco haya afluencia en la calle. O escasa.
Martínez Vidal se abrazó emocionada a su pareja, Jerónimo Moya, al término de una sesión cargada de tensión
Las bancadas de PSOE y PP compitieron en aplausos, aunque el premio se lo llevó Diego Conesa en el clímax de su relato contra la corrupción, con una actuación hiperbólica y ciertamente sobreventilada. Perdiendo a ratos los papeles. A diferencia de otras sesiones, no hubo concesiones ni atisbos de relajación entre los diputados de los grupos parlamentarios, sobre todo entre los abiertamente enemistados.
Invitación al grupo de Liarte
Pascual Salvador, el único diputado auténtico de Vox, fue el parlamentario más tranquilo dentro y fuera del hemiciclo, observando cuanto acontecía, y con su voto del 'no' muy decidido, aunque pidiendo adelanto electoral.
Los tres diputados libres de Vox se sentían observados a cada gesto o alusión lanzados desde la tribuna de oradores. López Miras les mandó algo más que un guiño: una invitación para contar con ellos de una forma que se conocerá en su momento. Juan José Liarte, María Isabel Campuzano y Francisco José Carrera estaban un tanto de los nervios porque parecía que el PP no les hacía caso, pese a su papel en la votación. Fue después de un contacto previo, una llamada..., cuando López Miras se dirigió directamente a ellos, con un agradecimiento por anticipado y considerándoles esenciales para «defender la libertad». Los populares querían vender la piel del oso antes de cazarlo. Por lo menos, había que guardar las apariencias.
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