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Franco y López Miras, con Celdrán y Ruiz Jódar detrás. Nacho García / AGM
El Ejecutivo de PP y Cs tendría diez consejerías

El Ejecutivo de PP y Cs tendría diez consejerías

El Partido Popular se resiste a ceder Hacienda, Educación y la presidencia de la Autoridad Portuaria a la formación naranja

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Viernes, 21 de junio 2019

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Diez consejerías, las mismas que ahora. Presidente, Fernando López Miras. Vicepresidenta, Isabel Franco, con las competencias de regeneración. Seis consejeros del Partido Popular y cuatro de Ciudadanos, uno de ellos portavoz.

Este es uno de los esbozos que se manejan en las negociaciones para la conformación del primer Gobierno de coalición en la Región tras 35 años de autonomía, que PP y Cs constituirán en las próximas semanas si obtienen, con o sin componendas, el beneplácito de Vox.

El Partido Popular se resiste a ceder Hacienda, Educación y la presidencia de la Autoridad Portuaria a la formación naranja

La formación ultraconservadora, debutante en la política regional, es la principal amenaza para que los populares cumplan su objetivo de conservar el poder en la Comunidad, pese a su derrota el 26-M, y sumar así 28 años consecutivos de gobierno. Vox y que el acuerdo salte por los aires en el último momento por discrepancias en el reparto de cargos. Porque sí, ya se está hablando de sillones.

Ciudadanos, sabedor de que tiene la llave, es exigente a la hora de reclamar su parte del pastel en el futuro Ejecutivo. Primero, planteó un gabinete al 50%, con cinco asientos para cada partido en un Consejo de Gobierno integrado por nueve consejeros y el presidente. Finalmente se ha optado por un reparto de carteras más acorde con el resultado de las elecciones , que dieron 16 escaños al PP y 6 a Cs.

Según fuentes conocedoras de las negociaciones, los naranjas pidieron además las consejerías de Hacienda -que elabora cada año los Presupuestos-, Educación y Servicios Sociales, así como organismos como el Instituto de Fomento (Info) y el Instituto Murciano de Acción Social (Imas). También la gestión de las políticas comunicativas (portavocía incluida) y medioambientales, aseguran las citadas fuentes. Eran exigencias tan «irrenunciables» para Cs como inaceptables para el PP, que trató de rebajarlas haciendo valer su mayor número de diputados y votos para evitar así ser un convidado de piedra en su propio Gobierno.

Los populares asumen que tienen que ser generosos, pero no están dispuestos a perder la Consejería de Hacienda ni la de Educación. Sí dan por amortizada la portavocía. Aunque aceptan ceder la plaza de senador autonómico (que sería para Miguel Sánchez), los de Fernando López Miras tienen claro que no harán lo mismo con la presidencia de la Autoridad Portuaria de Cartagena. Por ahí no pasan.

Templar gaitas

Las diez consejerías se corresponderían con la decena de líneas de actuación que refleja el acuerdo programático, aunque pueden bailar los nombres y las distribuciones de áreas. Si Vox entra finalmente en el Ejecutivo, será en los departamentos del PP. Ciudadanos se niega a que estén en la mesa del Consejo de Gobierno y ellos exigen al menos una plaza allí. Los populares, a los que les toca templar gaitas, barajan una solución intermedia para conciliar ambas posturas, que pasaría por puestos en el segundo escalón. El PP sabe que la situación es delicada, pero confía en ablandar a Vox para que no rompa la baraja, con la ayuda desde Madrid de su secretario general, el ciezano Teodoro García Egea, que habla casi a diario con el portavoz en el Congreso del partido de Abascal, Iván Espinosa de los Monteros. De momento, también se insta a Ciudadanos a que, si de verdad quiere que prospere el Ejecutivo conjunto, rebaje el tono con Vox.

Al acecho sigue el PSOE, con la remota esperanza de que Ciudadanos rectifique en el instante final. En ese sentido, el negociador del PP José Miguel Luengo estuvo hábil el pasado jueves. Persuadió a Miguel Garaulet para anunciar en público el acuerdo programático. Así, se pone en un aprieto a Cs: si al final no hay pacto no será por diferencias programáticas, sino por pura ambición de poder.

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