Gloria Alemán Picatoste, la buena samaritana de la lista Forbes

Corría el año 1957 cuando Francisco Montoro Gil, un murciano que tenía un modesto taller en el barrio de San Basilio de la capital de la Región, cruzó el charco y viajó a Estados Unidos para que le concedieran unas patentes para la fabricación de embragues de vehículos. Fue el inicio de una exitosa aventura empresarial, Fraymon S. A., que sus herederos fueron diversificando y que ha acabado con su nuera, Gloria Alemán Picatoste, apareciendo esta semana en la lista Forbes de las cien personas más ricas de España.

La razón de la inclusión de esta mujer de 80 años en tan selecto club se debe a que, desde que falleciera su marido, Francisco Montoro Muñoz, uno de los hijos de aquel humilde mecánico, consta como la mayor accionista de Gmp Property Socimi S.A., uno de los principales grupos inmobiliarios patrimonialistas del país, el cual es propietario, entre otros edificios, de la conocida como Torre BBVA, en el Paseo de la Castellana de Madrid.

Pero la preocupación y ocupación de Gloria Alemán Picatoste, que desde mayo es hija predilecta de la ciudad de Murcia, no ha estado tanto en el negocio como en la Fundación Gmp, creada por la compañía para asistir a personas que sufren discapacidad intelectual, daño cerebral adquirido, alzhéimer o secuelas de ictus. «Mi vida, lo que de verdad ha hecho que me sienta realizada, es la ayuda a los demás», declara.

Esta vocación filantrópica de Gloria Alemán tiene su origen en un desgraciado acontecimiento familiar. La mayor de sus cinco hijos tuvo una caída a los 14 años, con un fuerte golpe en la cabeza que le obligó a permanecer durante tiempo en el hospital. «Al principio el pronóstico era muy malo, aunque las cosas, gracias a Dios, mejoraron. En una época que no había tantos avances médicos como en la actualidad, pude ver en el hospital situaciones muy complejas, auténticos dramas personales. Decidí que tenía que hacer algo y creamos esta entidad sin ánimo de lucro».

A lo largo de estos años, la Fundación Gmp ha realizado gran cantidad de proyectos, sobre todo en Madrid y Murcia. «Colaboramos con el Hospital Virgen de la Arrixaca en varios proyectos de investigación sobre el alzhéimer y el trastorno del espectro autista», explica Gloria Alemán. Otra de las iniciativas desarrolladas fue el parque biosaludable del centro de día de Afamur en la pedanía murciana de El Puntal, el cual lleva su nombre. En otros tiempos, organizaban una famosa gala de magia en el Teatro Circo de Murcia. La acción más reciente, la exposición que durante estos días alberga la Torre BBVA –edificio hoy denominado Castellana 81–, la cual está dedicada a los cuidadores de personas con dependencia.

Aunque desde el año 1976 su residencia está en la capital de España, Gloria Alemán no ha dejado de sentirse profundamente murciana, teniendo «la necesidad» de venir a su tierra al menos una vez al mes durante todos estos años. Presume de mantener su acento y confiesa que le encanta escuchar a personas de la Región en la televisión, destacando «el 'murcianazo'» que exhibe en su habla la periodista colaboradora de LA VERDAD Rosa Belmonte.

Hija de un conocido oftalmólogo, Gloria Alemán nació en una casa de la calle Trapería y fue bautizada en la parroquia de San Bartolomé. Estudió en el colegio Jesús María y su infancia transcurrió entre Murcia y Espinardo, donde su familia tenía una fábrica de pimentón. Con veinte años se casó con Francisco Montoro, con el que tuvo cinco hijos, quienes le han dado once nietos y un bisnieto.

Sus grandes pasiones en la Región son el Mar Menor, en cuyas aguas se da «baños de una hora», y la Virgen de la Fuensanta. Su prima es camarera de la Patrona y ella, «su segunda de a bordo». Otra de sus principales aficiones es la música, acudiendo a la ópera en Madrid cada vez que le es posible. «Gloria Alemán es el reflejo de la personalidad inquieta, luchadora, solidaria, elegante y distinguida de la mujer murciana», dijo de ella el alcalde de Murcia, José Ballesta, durante el acto de la entrega de la distinción de Hija Predilecta, celebrado en mayo en el Teatro Romea. Un reconocimiento que, admite, le arrancó alguna lágrima. «En Murcia aprendí el valor de la colaboración y la importancia de tender la mano a quien más lo necesita, algo que haré mientras tenga fuerzas», indica.