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Mujeres al frente de las fincas y dispuestas a lo que venga

Más de 2.000 mujeres son titulares de explotaciones agrarias en la Región de Murcia: «Hemos sido invisibles durante muchísimos años»

Lunes, 26 de octubre 2020, 07:40

Aseguran que son luchadoras y valientes y se muestran orgullosas de vivir por y para el campo. «Es un mundo que está muy masculinizado, aunque es cierto que cada vez hay más mujeres al frente de explotaciones agrícolas y ganaderas». María Victoria Molina, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales de la Región, pronuncia esta frase mientras poda unos frutales en su huerto de Cieza. Ella, al igual que más de 2.000 mujeres que son titulares de fincas en la Región, sabe que puede llevar sus huertos «de la misma manera en que lo puede hacer un hombre».

El número de mujeres al frente de explotaciones agrícolas en la Región ha crecido exponencialmente en los últimos años. Según datos facilitados por los principales sindicatos (Coag, Upa y Asaja), más del 30% de socios de estas organizaciones son mujeres. Coag cuenta con 1.520 asociadas; UPA, con unas 200, y Asaja, con alrededor de 350 mujeres titulares de fincas.

Según las asociaciones en pro de las mujeres agrarias, este auge en los últimos años se debe a que han dado un paso al frente y han formado sociedades con sus maridos. «Siempre hemos estado en el campo, pero de una manera invisible», explica Molina. Denuncia que «el problema añadido es que en 2011 se creó la Ley de Titularidad Compartida, para favorecer que tanto el hombre como la mujer pudieran ser los gerentes de las fincas». Sin embargo, «los trámites burocráticos, el papeleo y la ausencia de información sobre esta norma no la han hecho efectiva. Conozco a bastantes agricultoras y ganaderas que querían convertirse en las titulares de los terrenos junto a sus maridos, pero, al final, acabaron desistiendo por las complicaciones que se encontraron por el camino».

Victoria Molina, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales de la Región. Nacho García / AGM

La presidenta de la Asociación por el Desarrollo Rural Integral de la Mujer del Medio Rural Agua y Tierra, Dolores Díaz, confirma la problemática a la que se enfrentan las mujeres cuando quieren acogerse a esta ley. «Solo hay un caso en toda la Región, porque realmente la norma nunca llegó al campo», denuncia Díaz, asociada a Coag en Bullas. «Hay un 30% de socias y un 70% de hombres en el sindicato agrario», explica esta agricultora.

Un examen en el campo

«En muchas fincas, las mujeres tienen que pasar una especie de examen para poder trabajar en las explotaciones agrarias, y todo porque no nos ven capaces de hacer esas labores», denuncia Molina. Señala que «esta prueba se lleva a cabo, principalmente, cuando la mujer va a realizar trabajos especializados, como pueden ser labores de poda, tratamientos fitosanitarios o todas las actividades que tengan relación con un tractor».

Molina recuerda que los sindicatos UPA y Coag «realizan un montón de cursos, por ejemplo, para que nos especialicemos en tratamientos fitosanitarios, en conducir tractores... Pero la mayoría de mujeres no se apuntan porque les falta tiempo. Creo que la Administración regional debería dar más ayudas a las mujeres que viven para el campo».

Para la asociación Agua y Tierra, «las mujeres tenemos la doble carga del trabajo y la familia, ya que en la mayoría de casos seguimos atendiendo a nuestros hijos». Sostiene que «la realidad en las fincas agrícolas y ganaderas es que están gobernadas por mujeres, aunque en la mayoría de casos sean titulares los hombres».

Otro de los problemas a los que se enfrentan es a la desigualdad salarial. «Las mujeres hemos ejercido siempre como peones agrícolas; no nos dejan subir al siguiente escalón», explican las agricultoras de la Región.

El presidente de Coag, Miguel Padilla, celebra que «ellas estén al frente del 30% de las explotaciones agrícolas a nivel regional». Se queja, al contrario, de que «no reciben muchas ayudas de las administraciones», por lo que exige «medidas para impulsar la actividad de la mujer en el campo; no es posible que trabajen ambos y que solo sea visible el hombre».

Marcos Alarcón, de UPA, sostiene que «las mujeres hacen un trabajo extraordinario y tienen que obtener el reconocimiento que se merecen, tanto dentro como fuera del sector». Y Alfonso Gálvez, de Asaja, dice que «el auge va a más, porque en nuestra organización se han incrementado notablemente las solicitudes de mujeres jóvenes».

La Consejería de Agricultura destaca «el creciente papel y la contribución del trabajo de las mujeres en el sector agrario, dentro del 'Plan estratégico regional para la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres'». El titular del departamento, Antonio Luengo, asegura que ellas «no están representadas en organizaciones políticas, sociales y sindicales, y mucho menos en los ámbitos agrarios». Pero sostiene que «se han puesto al frente de numerosas iniciativas empresariales en el campo. Del total de ayudas a jóvenes concedidas para crear empresas agrarias, el 33,7% (676) fueron para mujeres, con un crecimiento más que relevante respecto del anterior periodo operativo de la PAC, cuando fueron solo 50». Las ayudas para crear empresas por parte de mujeres «alcanzan los 6,47 millones, además de otros 4,9 millones para mejora de instalaciones, plantaciones y maquinaria», sostiene Agricultura.

Adela Bernabéu. Yecla

«En el campo tengo una sensación de libertad maravillosa»

Adela Bernabéu. A. A.

La crisis económica que se vivió en 2009 hizo que se fuera al campo. Once años después, la tierra es su medio de vida y Adela Bernabéu es feliz con la decisión que tomó. Es una mujer agricultora que conoce el campo gracias a varias generaciones de antepasados suyos que han labrado las tierras. Ella se planteó otro futuro alejado de la tradición familiar, pero la crisis la apartó de las fábricas de muebles de Yecla para volver a sus orígenes. Los malos tiempos para la industria pasaron, pero ella no quiere volver a estar entre las cuatro paredes de una nave industrial.

Adela dedica su vida a la viticultura, aunque también tiene algunas tierras destinadas a olivar y gestiona una casa rural. «Es una vida compleja. El campo es distinto, porque tiene su ritmo», revela esta madre y responsable local de Coag Yecla. «En el campo tengo una sensación de libertad maravillosa. Se puede vivir bien», asegura. ::

Por Ángel Alonso.

Esperanza Ramírez. Cieza

«El sector agrario es el más machista con mucha diferencia»

Esperanza Ramírez. C. C.

Esperanza Ramírez, responsable del Área de la Mujer Rural de Coag en Murcia, asegura, mientras realiza labores de poda en su explotación de Cieza, que «el sector agrario es el más machista con diferencia». Añade que «a las mujeres se nos tiene que empezar a tener en cuenta». Esta agricultora denuncia, asimismo, que «es lamentable que en este sector, a la hora de programar una asamblea, lo primero que se mire es el calendario de los partidos de fútbol y, luego, cuando termina la reunión, los hombres se van a beber cerveza y la mujer tiene que ir a atender a los hijos».

Ramírez sostiene además que el sueldo medio de una mujer en el campo «gira en torno a los 800 o 1.000 euros, y el del hombre es de 1.400 euros. Eso sin hablar de la jubilación, porque, generalmente, en un matrimonio de agricultores, el autónomo es el hombre y la mujer, la empleada», denuncia.

Por Claudio Caballero

Juani Martínez. Alhama de Murcia

«Nunca me ha llegado ni un céntimo de los programas de ayudas»

Juani Martínez. P. E.

En la pedanía de La Costera de Alhama de Murcia, hay cinco hectáreas de terreno dedicadas al cultivo de limoneros y oliveras. Son propiedad de Juani Martínez Carrasco, mujer empresaria dedicada a la agricultura y la ganadería. Ella representa la tercera generación de agricultores y lo hace con la experiencia que le transmitió, primero, su abuelo y, posteriormente, su padre. Siendo aún una niña, al regresar del colegio, se adentraba en los bancales «para cortar la hierba, que en aquel tiempo tenía más altura que yo», explica.

«Todo lo que consumo lo cultivo yo. Siento una gran pasión por la vida rural», señala esta agricultora alhameña. Asegura que está inmersa en «un mundo machista». Y lamenta que «nunca me ha llegado ni un céntimo de los programas de ayudas económicas dirigidos a la agricultura. Creo que las subvenciones van a parar a las grandes plantaciones». ::

Por Paco Espadas

María Dolores Silvente. Lorca

«Mi padre estaría muy feliz si me viera ahora; pensó que no seguiría»

María Dolores Silvente. Andrés Ribón / AGM

María Dolores Silvente, gerente y administradora única de la empresa agrícola Campolor de la pedanía lorquina de La Campana, ha sido reconocida en la categoría de Innovación en los premios 'Mujer rural emprendedora 2020', concedidos por el Gobierno regional. El galardón reconoce su avanzado proyecto de envasado de cebolleta lista para consumir.

Silvente atesora una fulgurante trayectoria de seis años en el mundo del campo. Sabe que su padre se sentiría orgulloso de que ella haya continuado apegada a la tierra donde creció. «Aquí me salieron los dientes y mi padre estaría muy feliz si me viera ahora, porque siempre pensó que me marcharía», confiesa. Su empresa no ha parado de crecer y ahora cultiva unas 30 hectáreas. Ha comprado tierras y alquilado otras. Y este año se ha iniciado en la plantación de vegetales poco conocidos como kale y ocra. «Trabajo las 24 horas».

Por Inma Ruiz

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