«En la forma quizá nada cambie, pero sí en el fondo»

«Soy optimista por naturaleza», asegura Diego Cantero. «Por primera vez, nos han quitado algunas cosas que dábamos por hechas y que nunca tuvimos que echar de menos. Siempre pudimos salir a la calle, dar un abrazo, un beso, tomar un café, una cerveza, ir a un concierto, al teatro... y todo eso ahora no lo tenemos. A nivel interno habrá un cambio», está convencido Cantero: «Cuando a uno le roban algo, aprende a valorarlo. Creo que todos vamos a tener otra mirada. En la forma quizá no cambie nada, pero en el fondo habrá una reestructuración de prioridades. Sabremos acertar mucho más con lo que es importante en la vida».

Hace semanas que la carretera tendría que haberse convertido en su paisaje diario. Y que los viajes acabaran en concierto. Cantero debería estar de gira, presentando 'El observatorio'. Su último directo fue en el Wizink Center de Madrid, el 8 de febrero: «Han pasado un par de meses, pero tengo la sensación de que han sido años», reconoce el músico murciano, consciente de que el reencuentro con el público será complicado: «Es algo que nos inquieta mucho a todos, y de lo que hablamos cada día músicos, mánagers, compañías discográficas... No sabemos qué va a pasar y hay cierto temor a que muchos no puedan soportar este envite».

«Cuando esto pase», porque «no cabe duda –dice– de que volveremos a cantar y a hacer conciertos», «espero que la gente se dé cuenta de lo que realmente tiene valor y le dé valor también a la cultura que estuvo ahí todo el tiempo, y que las instituciones nos apoyen y nos den un poco de cuello para seguir haciendo lo que más nos gusta», desea como músico.

Estos días la creación se ha trasladado a la Red. Es la forma, afirma Cantero, de «aportar nuestro granito de arena» y de que «por lo menos, la gente que nos sigue se pueda entretener unos minutos al día».

En su caso, no solo la música le acompaña en este confinamiento en el que «las emociones están a flor de piel». También la familia, y especialmente su hija, a la que, dice, «estoy pudiendo conocer minuto a minuto». Ahora, cuenta, «tenemos más 'feeling' que nunca y nos entendemos mucho mejor».

Esta pandemia, cree Cantero, hará que «empecemos a querernos más», y que «la gente –añade– reescale sus valores». «A mí me emociona, y no puedo evitarlo, ver cómo todos los días salimos a las ocho de la tarde a aplaudir, y comprobar que en ese momento no hay colores ni ideologías, ni ricos ni pobres, sino que todos formamos parte de lo mismo y vamos hacia el mismo lugar». «Ante un problema como este –agrega– debe resurgir el valor de lo público, de la comunidad, y espero que ese sea, sobre todo, el legado que nos deje esta cuarentena; saber que somos iguales y que somos parte de lo mismo, aunque la vida o la televisión nos indiquen que debemos formar parte de un lado u otro. Y creo que eso lo estamos viendo cada tarde a las ocho». «Ojalá que los aplausos no se queden solo en aplausos y que luego reivindiquemos y luchemos por conseguir mejores cuestiones laborales para todos los que están ahora al pie del cañón».