Éxodo rural de los jóvenes de la Comunidad a causa de la anulación de los cotillones de fin de año
Aunque algunos se resignan a quedarse sin festejo, la mayoría busca casas alejadas de la ciudad como alternativa a los grandes eventos
Carlos Mirete
Miércoles, 29 de diciembre 2021, 01:07
El cierre del ocio nocturno de una a seis de la mañana supondrá que, por segundo año consecutivo, Nochevieja no será, como era tradición antes ... de la pandemia, la noche joven por excelencia. Con los grandes eventos programados para esta fecha cancelados, los murcianos buscan nuevas fórmulas para que nadie les agüe la fiesta.
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Allá por octubre salieron a la venta las primeras entradas de celebraciones como la de Promenade. Los cupos se agotaban casi inmediatamente gracias a compradores como Agustín que, sin embargo, ya no quiere saber nada del tema. «La vendí porque ya no me salía a cuenta ir», explica este vecino de Campos del Río. Precisamente la tranquilidad de su pueblo es lo que le ha seducido en sustitución de la fiesta: «Si hay algo abierto allí, iré con mis amigos; y si no, me quedaré en casa». A Marisa, en cambio, no le pilló desprevenida esta avalancha de cancelaciones y optó por «ir a una casa en Orihuela con varios amigos; es lo que teníamos pensado desde el principio». «Me parece bien las medidas que han impuesto, así se reduce el daño que está provocando la Covid», afirma.
Algo con lo que no está de acuerdo Marina, otra tempranera compradora de un tique para un evento que se iba a celebrar en el centro de ocio Zigzag y que también se ha visto obligado a echar la persiana. «Las medidas no tienen sentido porque la gente va a seguir juntándose en casas», dice antes de mostrar su preocupación «porque sigo esperando a que me devuelvan el dinero de la entrada». Lo que sí tiene claro es que, aunque se quede sin noche, «aún me queda la 'Tardevieja'».
De la ciudad al campo
Mario va incluso más allá y califica de «ilegales» las restricciones, pues considera que «coartan la libertad» de las personas. Tenía la intención de comprar el boleto que le autorizara a disfrutar de un convite en un conocido local de las afueras de Murcia. «Primero me dijeron que era obligatorio el pasaporte Covid y luego, que bastaba con una PCR», expone. Pero ya era demasiado tarde y se había agotado la taquilla. Ahora, se conformará con «quedarme en casa con la familia». A Mari Ángeles no le afectan las nuevas medidas aprobadas para frenar contagios, porque «en Nochevieja me voy a una casa rural en Granada con unos amigos». No obstante, lamenta que «el ocio nocturno siempre es el gran perjudicado». Un plan que también triunfa entre David y sus amigos. Muchos de sus colegas tenían entrada para grandes fiestas, pero «aún no les han devuelto el dinero». Por este motivo, él y otro grupo «organizamos una quedada en una casa de campo».
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Precisamente desde el sector de la hostelería rural están detectando este aumento de la demanda entre los chavales. Según admite José Antonio Lucas, presidente de Ruralmur, «se están produciendo cancelaciones por parte de familias y, paralelamente, reservas por parte de los más jóvenes».
Sin embargo, no todos los propietarios aceptan estas solicitudes. «Hay algunos chavales que respetan, pero hay otros que causan desperfectos y molestias a los vecinos», lamenta Lucas. De hecho, según reconoce, hay asociados que, pese a que el precio para estas fechas es el doble del que corresponde a un fin de semana normal, «prefiere quedarse con la casa vacía a arriesgarse a algún destrozo».
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