Feminismo, consumo responsable y mínimo vital en el nuevo currículo de ESO

Los nuevos contenidos mínimos marcados por el Gobierno central, que hacen incidencia en la historia del feminismo y los derechos de las personas LGTBI+, la alfabetización científica y la competencia digital (en un tono más moderado que en la redacción elaborada por la anterior ministra, Isabel Celaá), empezarán a impartirse el próximo año académico en los cursos impares de la ESO (primero y tercero), y al siguiente en los pares (segundo y cuarto).

El currículo que estudiarán los estudiantes de la ESO (de entre 12 y 16 años) queda articulado en el borrador en nueve competencias: comunicación lingüística, competencia plurilingüe, competencia matemática y Stem, digital, personal, social y de aprender a aprender, ciudadana, emprendedora y competencia en conciencia y expresiones culturales. A partir de esas nueve competencias, el texto detalla 34 descriptores, que son las destrezas que el alumno debe lograr. La perspectiva de género, los objetivos de desarrollo sostenible, el medio ambiente y los derechos sociales salpican todas las áreas.

En asignaturas como la de Biología y Geología, los contenidos básicos quedan más definidos, acotados y desglosados en apartados concretos como la célula, los seres vivos, el cuerpo humano o la Tierra en el universo, todos a su vez concretados con subapartados fijos. Sin embargo, en otras, y muy especialmente en el caso de la materia de Geografía e Historia, se presentan más difusos. La asignatura de Historia no se articula en base a los hechos históricos como ha hecho el Ministerio en todas las anteriores leyes educativas. Los reales decretos de enseñanzas mínimas siempre habían enumerado unos conocimientos concretos de aprendizaje obligatorio para toda España, generalmente ordenados cronológicamente: Prehistoria, Roma y Grecia, Egipto, Al Andalus, la Edad Media, la Conquista de América, la Revolución Francesa, la Revolución Industrial, la Guerra Civil, la Transición... Sin embargo, el nuevo currículo planteado en el borrador no especifica esos contenidos, en principio, para «no incurrir en enfoques exclusivamente academicistas en la presentación de los saberes, tradicionalmente dispuestos en campos disciplinares estancos, excesivamente concretos», explica el Ministerio en el borrador. El contenido se enfoca pues de forma indefinida, y no está ordenado cronológicamente ni secuenciado y repartido entre los cuatro cursos.

Los epígrafes del temario de Historia están planteados de forma conceptual, y desglosados a través de nociones como la «marginación, segregación, control y sumisión en la historia de la Humanidad», «la familia, el linaje y la casta», «el papel de la religión en la organización social», «la transformación política de los seres humanos de la servidumbre a la ciudadanía», «el capitalismo, el colonialismo, el imperialismo y las nuevas subordinaciones económicas y culturales», y «la contribución y distribución de la riqueza. La cuestión del mínimo vital».

Así, entre los «saberes básicos», en el capítulo de Sociedades y territorios, uno de los epígrafes es el de «Complejidad social y nacimiento de la autoridad: familia, clan, tribu, casta, linaje y estamento». El siguiente se titula 'Las personas invisivilizadas de la historia: mujeres, esclavos y extranjeros. Marginación, segregación, control y sumisión en la historia de la humanidad'. En otro, aborda 'El papel de la religión en la organización social, la legitimización del poder y la formación de identidades'.

En la asignatura de Biología y Geología el currículo detalla con más concreción los contenidos mínimos, y también hace especial hincapié en la necesidad de inculcar a los estudiantes «la importancia del desarrollo sostenible» y el pensamiento y las destrezas científicas. Incide además en la importancia de formar a los estudiantes en «la igualdad de oportunidades entre géneros y fomentar, especialmente entre las alumnas, las vocaciones científicas». Además, destaca la necesidad de que los alumnos sean capaces de utilizar el razonamiento y el «pensamiento computacional».

En el apartado de 'hábitos saludables', el borrador establece que se deberá abordar «el planteamiento y resolución de dudas sobre temas afectivo-sexuales, de forma respetuosa y responsable, evaluando las ideas preconcebidas mediante fuentes de información adecuadas».

Las nuevas tecnologías son otra de las materias mollares del decreto de enseñanzas mínimas, que establece nuevos contenidos que ayudarán al estudiante a «ejercer una ciudadanía digital crítica conociendo las posibles acciones que realizar en la red e identificando sus repercusiones para hacer un uso activo, responsable y ético de la tecnología». En el capítulo de ciudadanía digital crítica, aprenderán nociones sobre periodismo digital, blogosfera y herramientas para detectar noticias falsas.

La asignatura de Educación en valores cívicos y éticos se estructura en tres bloques. El primero, centrado en el autoconocimiento y autonomía moral, «trata de invitar al alumnado a una investigación sobre aquello que le constituye y diferencia como persona». El segundo, denominado sociedad, justicia y democracia, busca que los alumnos comprendan la raíz social y cultural de su propia identidad. El tercero se centra en el desarrollo sostenible y ética ambiental. Entre las competencias que deben alcanzar los estudiantes se encuentra la de «tomar conciencia de la lucha por una efectiva igualdad de género, y del problema de la violencia y explotación sobre las mujeres, a través del análisis de las diversas olas y corrientes del feminismo y de las medidas de prevención de la desigualdad, la violencia y la discriminación por razón de género y orientación sexual, mostrando igualmente conocimiento de los derechos LGTBIQ+ y reconociendo la necesidad de respetarlos».