Gaspar Brändle y José María Martínez Selva LV

Los expertos alertan del 'efecto dominó' y de la amplificación que provocan las redes sociales

Avisan del peligro de convertir los momentos más privados en un motivo de espectáculo

Miércoles, 26 de septiembre 2018, 03:10

¿Qué lleva a un joven de 35 años a retransmitir su suicidio por Internet a través de una red social? Amplificar la repercusión de su muerte, multiplicar el dolor, dejar un 'testamento virtual' o, incluso, conceder una última y muy remota oportunidad a quienes le rodean de impedir su muerte en el último momento. Las razones y causas no pasan de conjeturas, a juicio de los expertos José María Martínez Selva, catedrático de Psicobiología de la Universidad de Murcia (UMU), y de Gaspar Brändle, profesor de Sociología de la UMU y experto en sociabilidad virtual, ambos preocupados por el 'efecto dominó' que este tipo de sucesos pueden provocar en otras personas conmocionadas por el impacto y que, de alguna manera, puedan sentirse identificadas en sus circunstancias. «La probabilidad del efecto contagio es alta, y aumenta con la descripción de los detalles y del impacto que ocasiona el suceso», advierte Martínez Selva. A Brändle no se le escapa además que apenas han transcurrido unos meses desde que el exjugador de baloncesto americano Billy Knight se suicidara tras publicar un vídeo despidiéndose de la vida en Internet.

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Los dos expertos coinciden también en destacar el tremendo impacto multiplicador y amplificador del suceso en todas sus vertientes. «Por una parte, la retransmisión en directo del suicidio tiene el efecto inmediato de llamar la atención de todos, del amplificar el ámbito de un acto privado», destaca el sociólogo experto en redes sociales. Pero a la vez, alerta el psicobiólogo, se multiplica también el «efecto devastador y la culpabilización que, inevitablemente, sienten los allegados a la persona que se suicida». La improbable -pero existente- posibilidad de que alguien impidiera el suicidio también podría estar detrás de su retransmisión en directo.

El imparable uso de las redes sociales -el 83% de los murcianos utiliza o ha utilizado alguna en el último año-, en muchas ocasiones para la exhibición de la vida privada, no se escapa al suceso. Una realidad que, para los más jóvenes, esconde también un riesgo: el de no distinguir dónde acaba la vida real y empieza la virtual. «Para los nativos digitales apenas hay separación; se comunican y relacionan en los dos medios sin solución de continuidad, y las redes sociales son un altavoz de su vida en el que no perciben peligros. Y aunque conozcan los riesgos, les sigue atrayendo porque les permite mostrar su 'yo' más positivo y atractivo. En el fondo buscan, como cualquier ser social, la aceptación grupal», reflexiona Gaspar Brändle.

Selva: «En el 80% de los suicidios hay una patología mental ya existente»

Las redes sociales, coinciden los dos expertos, han disparado las posibilidades comunicativas, pero también el descontrol y la búsqueda del espectáculo en la difusión de la vida privada. «Las circunstancias que rodean una relación de pareja quedaban antes acotadas a un ámbito muy reducido; las redes sociales, y en este caso de forma muy evidente, aumentan y multiplican la trascendencia de ese contexto», destaca Martínez Selva, quien pone el acento en el hecho de que un acontecimiento humillante o vejatorio podía antes afectar a una persona un tiempo limitado, «pero ahora queda todo registrado para siempre. Lo que se expone en internet, permanece».

El catedrático de Psicobiología de la Universidad de Murcia, quien también alerta del papel indispensable de internet en los suicidios concertados y colectivos, recuerda que el suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes, y puntualiza que los ocurridos por amor y razones sentimentales tienen escasa recurrencia. «En el 80% de los casos la causa hay que buscarla en una patología o enfermedad mental ya existente. Solo en un 10% se produce un desencadenante del suicidio, aunque la prevalencia es mayor -en una proporción de dos a uno- entre los hombres que entre las mujeres».

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