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Dos sanitarios atienden a un paciente de Covid en la UCI del Morales Meseguer en una foto de archivo. Nacho garcía / AGM
Un estudio de La Arrixaca descubre un tipo de paciente de Covid-19 que puede presentar peor pronóstico

Un estudio de La Arrixaca descubre un tipo de paciente de Covid-19 que puede presentar peor pronóstico

Los enfermos cardíacos que ya han sufrido una insuficiencia son especialmente vulnerables a sufrir complicaciones por el coronavirus

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Sábado, 28 de noviembre 2020, 12:32

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La Unidad CSUR-ERN de Cardiopatías Familiares del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia ha averiguado que los pacientes con una enfermedad genética cardíaca que han sufrido una descompensación o insuficiencia en algún momento en el pasado tienen más probabilidades de padecer una infección por Covid-19 más virulenta.

«Posiblemente, esos pacientes tienen menos reservas de cara a la infección porque ya han sufrido descompensaciones previamente», según ha hecho saber a Europa Press el doctor Juan Ramón Gimeno, Coordinador de la Unidad de Cardiopatías Familiares del Hospital Virgen de la Arrixaca e investigador principal de este estudio.

En cambio, aquellos pacientes con enfermedades genéticas cardíacas que no han tenido una insuficiencia o descompensación previa, tienen menos complicaciones a la hora de padecer el coronavirus, tal y como ha señalado Gimeno.

Este cardiólogo ha puntualizado que estos son los resultados «preliminares» de la investigación y «posiblemente se modifiquen a medida que se acumulen más casos», por lo que ha instado a tomarlos con «precaución».

El estudio tiene en cuenta más de 200 variables como, por ejemplo, la temperatura, la frecuencia cardíaca, la tensión arterial, la saturación de oxígeno y otros parámetros de la analítica. Asimismo, tiene en cuenta los tratamientos previos y la medicación durante el ingreso por Covid-19.

Más riesgo cuando la debilidad está en la contracción

Gimeno explica hay dos tipos de pacientes que tienen insuficiencia cardíaca: unos tienen una debilidad del músculo cardíaco porque su corazón es más grande y tiene menos fuerza; y otros cuyo problema principal es que la bomba puede fallar cuando se contrae o cuando se relaja, en función de la fase del ciclo cardiaco al que afecte.

En este sentido, los pacientes que padecen insuficiencia cardíaca por una debilidad en la contracción tienen más riesgo de acabar en la UCI o de fallecer a la hora de sufrir la Covid-19 en comparación con los pacientes en los que la insuficiencia cardiaca se produce por un problema de relajación.

Gimeno ha señalado que esto no se justifica por la edad del paciente porque, de hecho, los que tienen insuficiencia cardiaca por problema de la contracción son más jóvenes que los otros y tienen peor pronóstico.

La investigación

Este estudio forma parte de una investigación multicéntrica en la que participan 26 instituciones nacionales y extranjeras de países como Argentina o Rusia, al tiempo que hay países con interés en colaborar, como Italia y Holanda. Es un estudio financiado por el Instituto de Salud Carlos III en una convocatoria extraordinaria a raíz de la irrupción de la pandemia, y fue uno de los tres primeros proyectos seleccionados.

Fruto de la investigación se han estudiado a pacientes con cardiopatías familiares y pacientes con antecedentes previos de insuficiencia cardíaca que se han infectado por coronavirus. De momento, se han estudiado a 299 pacientes, aunque la intención es llegar a los 500 que esperan alcanzar antes de final de año.

Las cardiopatías seleccionadas para el estudio eran la miocardiopatía hipertrófica; la miocardiopatía arritmogénica en el ventrículo derecho; la miocardiopatía dilatada; el síndrome de QT largo; síndrome de Brugada; y colagenopatías que afectan, principalmente a la aorta.

Hay otro grupo de pacientes con antecedentes de insuficiencia cardíaca, tengan o no una de las miocardiopatías anteriores. En este caso, se dividen en tres grupos: con disfunción contráctil (corazones con debilidad; con función contráctil preservada; o con función contráctil intermedia.

Este cardiólogo ha recordado que el objetivo de la investigación emprendida por la Unidad CSUR-ERN de Cardiopatías Familiares del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca era triple.

Tres objetivos

En primer lugar, pretendía comprobar cómo se comporta la infección por COVID-19 en pacientes que tienen una cardiopatía previa de tipo hereditario o genético y en pacientes que han padecido una insuficiencia cardiaca previa. Estos son los dos grupos de pacientes analizados en el registro:

En segundo lugar, esta investigación tenía como objetivo averiguar si el tratamiento de la enfermedad cardíaca tiene un impacto en la enfermedad infecciosa y viceversa: ver si el tratamiento de la enfermedad infecciosa tiene un impacto en la enfermedad cardíaca.

Por ejemplo, Gimeno recuerda que inicialmente se pensó que «algunos tratamientos que se estaban administrando a los pacientes con enfermedad del corazón, como algunos indicados para bajar la tensión y otros para la insuficiencia cardiaca, podían hacer que la persona se contagiara más de COVID-19 o que, al infectarse, el contagio fuera más grave». Esto se ha desmentido en parte posteriormente, aunque se sigue investigando y el estudio de la Arrixaca pretende arrojar luz al respecto.

Asimismo, se sabía que alguno de los tratamientos empleados para hacer frente a la Covid-19 al inicio de la pandemia, como la Hidroxicloroquina (que se utilizó como fármaco principal durante algún tiempo), «podía tener un efecto perjudicial que provocara arritmias cardiacas que podían ser peligrosas». En este momento, Gimeno explica que las fases dos y tres del estudio, que analizan el impacto de los tratamientos no están concluidas porque requieren una recolección de un mayor número de datos.

«Lo que sí podemos ver son las asociaciones iniciales que hay entre el coronavirus y los distintos tipos de patologías analizadas, así como su curso clínico», según Gimeno. Por ejemplo, los investigadores ya saben cuántos pacientes han fallecido o han ingresado en la UCI, en función de su enfermedad previa.

Resultados preliminares

Gimeno ha explicado que los resultados son todavía «preliminares» y hay que tomarlos «con mucha precaución» porque la metodología tiene sus limitaciones. «Para nosotros es mucho más fácil identificar a los pacientes con cardiopatía que se han infectado de coronavirus y que ingresado en el hospital, porque los vemos en el centro sanitario, pero sabemos que muchos de ellos pasan la enfermedad en casa», ha reconocido.

Por lo tanto, admite que el estudio tiene un «sesgo de selección», dentro de que los investigadores quieren ser lo más «completos posible» en la recogida de datos, incluyendo a los pacientes cuya clínica evoluciona bien. «De lo contrario, luego salen resultados sesgados», afirma.

Así pues, en el estudio hay un predominio de pacientes ingresados, que suponen el 51% del total; al tiempo que se contabilizan un 5% ingresados en la UCI; y un 42% ambulatorios. «Suponemos que, en cuanto se vayan incluyendo más pacientes, aumentarán los de tipo ambulatorio», explica Gimeno.

Ha señalado que hay un ligero predominio de pacientes de sexo masculino y la edad media se sitúa en 65 años. Asimismo, el 42% son pacientes con cardiopatías hipertróficas; un 32% son cardiopatías dilatadas; y el resto se reparten en un porcentaje inferior. En lo que respecta a la insufuciencia cardiaca, el 40% tiene disfunción sistólica reducida; el 13% intermedia; y el 47% preservada.

Asimismo, hay pacientes con un porcentaje de comorbilidad «importante». Así, por ejemplo, el 55% son hipertensos; el 25% diabéticos; el 17% son fumadores; el 15% cuenta con antecedentes de edema pulmonar.

«Hacemos análisis cada poco tiempo porque nos lo exige el Instituto de Salud Carlos III para obtener resultados cuanto antes y que ellos puedan monitorizar cómo se está trabajando», explica Gimeno.

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