«Estar frente al público es mi espacio creativo»

Elena Sáenz (Cartagena, 1975) aúna el sonido y la tecnología musical. «Todo ocurre en el momento del concierto», cuenta. Diplomada en Educación Musical por la UMU y licenciada en Historia y Ciencias de la Música por la Universidad de Salamanca, en sus conciertos fusiona diversos instrumentos y voces de forma coherente y deliberada. Hoy, a las 20.00 horas, llevará al auditorio de Cabezo de Torres su proyecto, 'Just in time', un encuentro enmarcado dentro de la programación del Festival Enclave Mujer.

-¿Qué caracteriza a 'Just in time', su concierto?

-Que es un proyecto creado desde la perspectiva femenina, desde la reflexión. Son piezas instrumentales a varias voces que grabo en directo, en el mismo concierto. Habrá capas de guitarras, de voces, crearé armonías y texturas, colchones armónicos sobre los que luego realizaré improvisaciones con la flauta travesera, mi instrumento principal. Además, no utilizo nada que haya grabado anteriormente. A la hora de improvisar, la flauta se apodera de mí.

-¿Entonces subirá usted sola al escenario?

-Sí. Yo misma iré grabando con un aparato en directo las capas de música. En concreto, trabajo con 'loops', que son los bucles que grabo y que se van repitiendo. Todo lo que sonará lo haré en el momento. Así, el público experimenta cómo se construye la música. Las pistas se van superponiendo. Habrá temas en los que haga improvisaciones con la flauta y después cante encima, temas más instrumentales... Será muy bonito.

Activamente no, ya que a quienes me escuchan no les pregunto nada, ni tienen que tocar ningún instrumento. Pero sí participan en el momento de la creación. Aunque al concierto voy con unas bases en mi cabeza, la música se crea de una forma u otra en función del contexto. Estar frente al público es mi espacio creativo. No es lo mismo tocar frente a tres personas que con un auditorio lleno: el resultado de la improvisación será diferente en cada ocasión. Se crea una atmósfera de inmersión. Al público, conforme avanza el concierto, le voy comentando y explicando qué es lo que estoy haciendo.

-La flauta travesera, la guitarra, el cajón flamenco y la kalimba, un instrumento africano. También haré las voces.

-¿Y nunca se queda en blanco?

-(Risas). No, nunca me ha pasado. Lo vivo de una forma muy natural; llevo ya muchos años haciendo música de cámara, actuaciones en grupo... Lo único que sé hacer es música. Y con ella me expreso. A veces ocurren imprevistos, como puede ser que se te rompa una cuerda de la guitarra en un concierto, pero no me quedo en blanco. Disfruto muchísimo de la conexión que se crea entre el público y la música.

-En este proyecto de interpretación y composición empleo recursos de jazz, pero también de otros estilos. Mi música se enmarca dentro del poliestilismo, una corriente que utiliza varios géneros musicales. Entre ellos, claro, está el jazz, pero a veces también puedo irme hacia el flamenco, hacia la música mediterránea...

-A partir de los nuevos movimientos musicales que aparecen en el siglo XX, cuando nacen numerosas corrientes. El poliestilismo comienza a finales del siglo XX y se acentúa en el siglo XXI. También se denomina eclecticismo. Aúna muchos estilos de música y el del propio intérprete. Se trata de generar algo nuevo.

-¿Desde cuándo apuesta por este proyecto en solitario?

-Nació en un momento de cambio, hace unos dos años. Necesitaba expresarme artísticamente desde mi condición de mujer profesional; crecer. Así empecé a mezclar el estilo clásico, la música mediterránea, estructuras de jazz...

-En casa practico la base que llevo a los conciertos. Esta base sí tiene una estructura. Sobre esas armonías me pongo a tocar. Luego, en los conciertos sucede lo que se genere en ese momento, lo que nazca. Un día, por el atril, la guitarra, la mesa de mezclas y el resto de instrumentos que tengo, me van a echar de mi casa.