El pantano de Santomera casi a rebosar por la riada que provocó la DANA el 13 de septiembre de 2019, soltando agua por todos los aliviaderos. La Verdad

Un escudo protector de 29 presas en la Región de Murcia

Las DANA, cada vez más frecuentes, ponen a prueba los embalses de la cuenca, que «no presentan problemas de riesgos», según la Confederación

Lunes, 25 de septiembre 2023, 00:32

La DANA que arrasó la cuenca del Segura en septiembre de 2019, el peor temporal de los últimos 140 años que causó siete fallecidos y ... daños por más de 2.150 millones de euros, puso a prueba el grado de resistencia y seguridad de las 29 presas y embalses de la demarcación hidrográfica. Dicho episodio, con precipitaciones acumuladas de hasta 373 litros por metro cuadrado en la Vega Media, reveló que los dos puntos críticos del sistema fueron en aquella ocasión el Azud de Ojós y el pantano de Santomera, que estuvieron a punto de desbordarse coronando la cota de la presa. La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) declaró para ambos embalses el Escenario 1 de emergencia, el segundo de los tres niveles que existen. El siguiente paso habría sido la evacuación de las poblaciones próximas, hecho que se produjo en El Siscar y Orilla del Azarbe.

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Los embalses de la cuenca del Segura «no presentan problemas de riesgo», asegura el director técnico de la CHS, Carlos Marco. La situación de la demarcación difiere diametralmente de lo sucedido en la ciudad libia de Derna, arrasada tras el colapso de dos presas cercanas como consecuencia del ciclón 'Daniel' que dejó en algunos puntos más de 400 litros por metro cuadrado en 24 horas. En este desastre ha sido decisiva la falta de mantenimiento de ambas presas en los últimos 25 años, en las que se detectaron grietas y deficiencias en las estructuras, según diversas fuentes. La trágica combinación de ambos factores ha provocado más de 15.000 muertos y desaparecidos.

La cuenca del Segura se encuentra en el polo opuesto, aunque a lo largo de su historia no ha sido ajena a una catástrofe similar a la ocurrida en Libia. Solo ocurrió una vez: a principios del siglo XIX el segundo pantano de Puentes reventó a causa de las lluvias y de la construcción defectuosa de la presa, ocasionando 608 muertos en la zona de Lorca. Desde entonces, la situación ha cambiado totalmente en una de las cuencas con mayor regulación de la península.

La DANA de 2019 que barrió la Región y la Vega Baja alicantina llegó a dejar hasta 320 litros en 24 horas en el municipio de San Javier, y un acumulado de 373 litros en Molina de Segura. Fueron precipitaciones de magnitudes desconocidas en siglo y medio, y los embalses de la cuenca realizaron su misión, en algunos casos muy concretos al límite de sus posibilidades técnicas y estructurales. Una mayor persistencia de aquella DANA habría acarreado otras consecuencias.

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El pantano de Santomera y el Azud de Ojós fueron los puntos críticos en la DANA de 2019, cuando estuvieron a punto de desbordarse

La mayor recurrencia de episodios de lluvias torrenciales debido al cambio climático hará que los embalses y presas de laminación jueguen un papel cada vez más determinante en la cuenca del Segura, para lo cual deben estar cada vez más preparadas y sujetas a una continua tarea de mantenimiento y conservación.

Mayor inversión de la CHS

Con este propósito, la CHS ha destinado en los últimos meses 1,5 millones de euros de fondos propios para el mantenimiento, conservación y ayuda a la explotación de las presas, a través de tres lotes de contratos, el último de ellos esta semana. Está actuando sobre un conjunto de 21 embalses de pequeña y mediana capacidad ubicados en las provincias de Murcia y Albacete, muchos de ellos de laminación de avenidas. En este paquete no figuran los grandes pantanos del Cenajo, La Pedrera y Fuensanta, aunque también tienen contratos periódicos de mantenimiento. La Dirección General del Agua del Ministerio también aporta fondos para estos fines.

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Equipo de análisis

Carlos Marco indica que cuando se habla de seguridad de los embalses «las cosas son complicadas», en relación a una cuenca tan singular como la del Segura, si bien recalca que estas infraestructuras, algunas de ellas con muchos años sobre sus muros, no presentan problemas. «Ahora se está realizando un análisis de riesgo en las presas de toda España. Existe un equipo de expertos dedicados a esta tarea y hay reuniones periódicas para decidir el estado de seguridad de cada infraestructura», apunta el director técnico de la CHS.

La demarcación cuenta con 24 embalses vinculados al regadío tradicional y a la laminación de avenidas, y otros cinco que dependen del Trasvase Tajo-Segura. La CHS trabaja habitualmente con un grupo de media docena de empresas mixtas dedicadas al mantenimiento de la obra civil y de los equipos electromecánicos. Los contratos de los últimos meses no son algo esporádico, ya que dichos trabajos se hacen con regularidad.

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Protocolos de seguridad

Carlos Marco subraya que a diferencia de épocas pasadas, los procedimientos en materia de seguridad se ajustan a estrictos protocolos. «En materia de seguridad todo está muy tabulado, no es como antes», recalca. «Ahora existen planes de emergencia y hemos tenido que activar diversos escenarios cuando se produjo la DANA de septiembre de 2019. Declaramos el Escenario 1 en las presas de Ojós y de Santomera. En esta última volvimos a hacerlo porque se produjo un robo que la dejó sin desagüe de fondo».

Los planes de seguridad prevén tres escenarios, empezando por el nivel cero, el básico, en el que el ingeniero encargado de la presa observa que algo sucede y que puede ser resuelto por este y por la dirección técnica. Si se presenta una DANA, se da aviso a las empresas de mantenimiento y conservación para que estén preparadas ante cualquier incidencia, indica Carlos Marco.

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La única presa que reventó en la cuenca fue la segunda de Puentes, a principios del siglo XIX; causó 608 muertes en la zona de Lorca

El Escenario 1 se activa cuando se producen los problemas, y se avisa a la dirección general y a los servicios de protección civil. El nivel siguiente se declara cuando las medidas que se están tomando no dan el resultado esperado, por lo que se da orden de evacuación de la población en las zonas que se pueden ver afectadas por desbordamientos.

Aunque el pantano de Santomera no se desbordó en septiembre de 2019, sí tuvo que soltar grandes volúmenes de agua por los aliviaderos durante varios días. La situación fue grave, y la Dirección General de Emergencias ordenó el desalojo de los vecinos de El Siscar y Orilla del Azarbe en Santomera por la amenaza de riada. La CHS informó de que el canal de desagüe del embalse de Santomera hacia el río Segura había sufrido una rotura a la altura de La Aparecida, y que el agua estaba saliendo hacia esta última localidad. El organismo de cuenca mantuvo el desembalse al tiempo que trataba de reparar el canal. El pantano llegó a retener 19 hectómetros cúbicos de la DANA.

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El 85% de la maniobras de regulación se realizan en los embalses de cabecera de la cuenca, explica Marco. Estos se cierran cuando aparece un episodio torrencial para no añadir más caudal río abajo. A partir del Azud de Ojos el agua ya no se puede regular ni retener, al no existir más embalses en el curso del río. En Ojós solo se pueden contener 3 hectómetros, y es otro de los puntos de riesgo en episodios torrenciales.

El pantano del siglo XVII que se construyó cuatro veces

«Las obras hidráulicas salvan vidas y haciendas», dijo el anterior presidente de la CHS, Miguel Ángel Ródenas, a propósito de la riada de San Wenceslao que tuvo lugar a finales de septiembre de 2013. Los pantanos de Valdeinfierno y Puentes consiguieron frenar una histórica avenida que habría arrasado las vegas del río Guadalentín y del Segura. Las precipitaciones se concentraron en el entorno de los ríos Guadalentín y Mula y desencadenaron unos caudales punta de 4.500 metros cúbicos por segundo en Valdeinfierno. Sin la intervención de ambos pantanos, habrían llegado a Lorca, Murcia y Orihuela puntas superiores a los 2.000 metros cúbicos por segundo, con las consiguientes consecuencias.

El pantano lorquino de Puentes puede considerarse el más antiguo de la cuenca si nos remontamos a la primera presa que empezó a construirse en diciembre de 1647, pero quedó destruida al año siguiente por una gran avenida. Casi siglo y medio después, en 1785, se inician las obras de la segunda presa en el mismo lugar que la anterior. Otra riada en 1802, junto a una construcción defectuosa sobre una base arenosa, reventó la presa y provocó 608 muertos. La tercera versión del pantano comenzó en 1881 y se edificó 200 metros más abajo. Sus restos permanecen sin funcionamiento junto a la última presa, que se inauguró en año 2000.

El pantano de Alfonso XIII, en el río Quípar, es otra infraestructura longeva que data de principios del siglo pasado. Durante el franquismo se construyeron los grandes embalses, y en democracia las presas de laminación contra las avenidas.

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