Los escenarios del curso postCovid

Después de dos años con interrupciones y sin continuidad en las clases en el aula, las autoridades educativas se han marcado como escenario más posible la recuperación de la presencialidad total: se acabaron los turnos, las jornadas en casa con clases 'online' y las restricciones. En ese escenario ideal, que se quiere dar como el definitivo, los alumnos asistirán a clase todos los días en sus centros educativos. La Comisión Mixta de las consejerías de Salud y Educación ultima ya la orden conjunta que contempla, para colegios e institutos, un panorama de presencialidad total. El protocolo acordado por el Ministerio y las comunidades garantiza la asistencia a clase todos los días «al menos hasta segundo de la ESO en todos los escenarios de transmisión»

En la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), esa es también la primera de las opciones: clases todos los días en el aula, con distancia de seguridad y ajustes en los horarios, que se diseñarán más compactos: «Las jornadas lectivas de formación en el aula y prácticas serán continuas, sin partir la actividad entre la mañana y la tarde», explica el vicerrector de Profesorado, Luis Javier Lozano. Solo en el caso de que la situación epidemiológica diera un vuelco, se pasaría al 'plan B': presencialidad al 50% en grupos y semanas alternos. Los docentes irían todos los días a los centros para impartir las sesiones 'en vivo', pero los alumnos, desdoblados en dos grupos, se turnarían por semanas.

Los planes de partida de la Universidad de Murcia (UMU), con grupos más numerosos y marcados por la limitación de espacios, pasan por garantizar la presencialidad total solo para las clases menos numerosas, es decir, los últimos cursos, los másteres y las materias optativas, «para las que se permitirá que todos los estudiantes acudan normalmente a clase; en grupos más grandes seguiremos apoyándonos en las videoclases y grupos rotatorios». El escenario más probable contempla ofrecer docencia presencial con grupos rotatorios en los que se garantice una distancia interpersonal de un metro que permita que los estudiantes puedan seguir físicamente desde el aula «el máximo de las horas lectivas presenciales programadas en cada asignatura, mientras el resto de las horas las seguirán por videoconferencia síncrona o asíncrona». Si la evolución de la pandemia es positiva, la presencialidad será total.

Las clases de Infantil y Primaria volverán a sus ratios prepandemia en septiembre. En lugar de los 20 alumnos por aula establecidos en Infantil, los grupos podrán ser de 25. Los de Primaria alcanzarán los 25 (con margen hasta 28, aunque en la Región ya están así desde hace semanas), y en Secundaria se llegará a los 30. El protocolo del Ministerio marca que para mantener esos aforos, en Infantil (de 3 a 6 años), las clases se organizarán en 'grupos burbuja' (los niños no se relacionan con los de otras clases y solo tienen contacto con un docente). En Primaria, los planes de la Consejería de Educación no casan del todo con el protocolo estatal (de obligado cumplimiento, según el Ministerio). El documento establece que los alumnos estudiarán en grupos de convivencia estable hasta cuarto curso, clases estancas para todas las actividades que se realicen dentro del centro educativo, evitando la interacción con otros grupos y limitando al máximo el número de contactos. En la Región, sin embargo, los grupos de Primaria no funcionan con esa limitación estricta de contactos, ya que por las aulas pasan especialistas de diferentes materias.

Educación no ha determinado aún cómo dará solución a esa disparidad de criterios para esa etapa. Desde cuarto de Primaria a Bachillerato, los grupos no tendrán que mantener ese carácter de 'clases burbuja'.

Las ratios en las universidades se organizarán en función de la distancia de seguridad que deba mantenerse en el momento del inicio de las clases, que puede ser ninguna, un metro o un metro y medio. Dependiendo de cuál sea la marcada, se establecerán, en caso de que sea necesario, desdobles, y las clases se partirán en dos.

La Consejería de Educación no ha aplicado en el último trimestre del curso la distancia de seguridad mínima marcada por el Ministerio, y con la vuelta a la presencialidad, ha establecido un criterio tan difuso como «la máxima posible». Los planes de la Administración regional no pasan por cambiar de criterio, ya que la Consejería insiste en que «en Educación Primaria, se optará por la creación de grupos de convivencia estable manteniendo la máxima distancia de seguridad que sea posible en cada aula». El protocolo del Ministerio es mucho más concreto, y aunque Educación insiste en que no es obligatorio, la Administración central dijo esta semana que será preceptivo. Según el documento elaborado por el departamento que dirige la ministra Celaá, en quinto y sexto de Primaria la distancia debe ser de 1,5 metros, «con posibilidad de flexibilizar hasta 1,2». Un criterio, a juicio de los directores de los colegios, inasumible teniendo en cuenta el tamaño medio de las aulas, las ratios y las plantillas de profesores y maestros. En ESO, Bachillerato y FP, la Región «contempla diferentes escenarios referentes a la flexibilización de la distancia por debajo de 1,5 metros que plantea el protocolo estatal, y propone que se flexibilice con el avance de la vacunación. El Ministerio marca que «la distancia será de 1,5 metros, con posibilidad de flexibilizar a 1,2 metros, en nivel de alerta 1 y 2; y de 1,5 o clases al aire libre para el nivel 3 y 4».

Las dos universidades públicas calculan que organizarán sus clases marcando un metro de distancia de seguridad entre alumnos. Solo si la situación sanitaria empeora, la interpersonal se elevaría a 1,5 metros, y se establecerían turnos de asistencia a clase presencial.

El ritmo de vacunación lleva a dar por seguro que, para el inicio del nuevo curso en septiembre, todos los profesores de colegios, institutos y universidad habrán recibido las dos dosis de la vacuna (salvo que la hayan rechazado voluntariamente). Si los planes del Ministerio de Sanidad se cumplen, también volverán a las clases inoculados muchos alumnos mayores de 12 años, es decir, los de Secundaria y Bachillerato. La Comisión de Salud Pública pretende comenzar el proceso de vacunación de los primeros menores de entre 12 y 17 años un par de semanas antes de inicio de las clases. Las fechas que se barajan son los primeros días de septiembre, ya que en agosto habría dificultades logísticas y para localizar a los chicos. La ministra de Educación, Isabel Celaá, abrió la puerta hace unos días a que los alumnos puedan ser vacunados en los mismos centros educativos unos días antes del inicio de las clases, aunque es una propuesta que «solo está en estudio». Con la posible entrada de los adolescentes en los grupos de vacunación, solo quedarían fuera los escolares de 3 a 12 años que cursarán Educación Infantil y Primaria.

La Consejería de Educación lleva semanas dando largas a la comunidad educativa, y aún no ha concretado si mantendrá o no el próximo curso el refuerzo de los 1.500 'docentes Covid' que este curso han prestado apoyo en las aulas. La Administración regional no quiere comprometerse hasta saber si dispone de fondos adicionales del Estado para hacer frente a esas nóminas, y se limita a decir que «en la última reunión de la Conferencia Sectorial de Educación, todas las comunidades autónomas solicitamos al Ministerio de Educación y Formación Profesional la necesidad de transferir fondos que permitiesen la contratación de más recursos humanos de cara al curso 2021-2022, sin que se haya concretado todavía nada al respecto». Los sindicatos de enseñanza llevan semanas reclamando que se garantice el refuerzo de docentes. Consideran que ese apoyo es indispensable para que los alumnos puedan ponerse al día y recuperar los contenidos que no han podido alcanzar en estos dos cursos de pandemia. Las centrales estiman que sin ese refuerzo de personal adicional que atienda a los alumnos que lo precisen, resulta imposible compensar los desfases ocasionados por la educación 'online' y semipresencial.

Los servicios de comedor, transporte escolar y apoyo se mantendrán el próximo curso, según establece el protocolo del Ministerio y ha avanzado la Consejería de Educación. «Los centros educativos se mantendrán abiertos durante todo el curso escolar asegurando los servicios de comedor, así como el apoyo lectivo a menores con necesidad específica de apoyo educativo, o con dificultades académicas, o pertenecientes a familias socialmente vulnerables, siempre y cuando la situación epidemiológica lo permita, en base a las indicaciones de las autoridades sanitarias», marcan las directrices estatales. Con respecto al transporte escolar, el Ministerio recomienda «el transporte activo» (andando o bicicleta). Los centros educativos tratarán de fomentar rutas seguras a la escuela y aumentar espacios de aparcamiento de bicicleta, en colaboración con los ayuntamientos. Para el transporte en autobús, «se asignarán asientos fijos al alumnado para todo el curso escolar, salvo que, en base a la situación epidemiológica, las autoridades sanitarias determinen un uso más restrictivo o más flexible del mismo».

La universidad quiere retomar de pleno actividades complementarias que han estado ralentizadas (aunque nunca paradas) por la pandemia. La UMU y la UPCT confían en que las prácticas externas puedan desarrollarse con normalidad desde el inicio de curso. «Se va a intentar reanudar la movilidad internacional de estudiantes, profesorado y PAS durante el curso que viene, si bien cada convenio de movilidad requerirá de estudio detallado por los centros y el vicerrectorado de Investigación e Internacionalización, ya que la evolución de la pandemia no es igual en todos los países del mundo». La Politécnica también proyecta retomar los programas internacionales para el próximo curso.

Las medidas aplicadas a lo largo del curso para evitar aglomeraciones en los centros educativos se mantienen. El protocolo establece que las entradas y salidas a los colegios e institutos serán escalonadas, y las vías de acceso por puertas o espacios diferenciado que permita evitar aglomeraciones en el recinto escolar. Una vez dentro, también se procurará, como este curso, reducir al mínimo los desplazamientos de grupos de alumnos por el centro, procurando que sean los profesores quienes acudan al aula de referencia, y los estudiantes no tengan que moverse. Para limitar el número de personas presentes en un espacio, se evitarán las asambleas o reuniones presenciales y se promoverá que todas las actividades no lectivas que sea posible se realicen de forma telemática.