Los enemigos de la democracia
OPINIÓN ·
Las democracias ya no mueren a golpes de sable como antaño, eso es demasiado rudimentario para los tiempos actuales y más en la cuna de la civilización y la sofisticación que, a pesar de la decadencia, sigue siendo EuropaLos enemigos de las democracias liberales han evolucionado. Ahora son mucho más sibilinos y, por tanto, más peligrosos. Las matan desde dentro, son como una infección que va extendiéndose y colonizando sus instituciones, suavizando, o incluso eliminando la separación de poderes, acaparando todos los resortes del poder, deconstruyendo y volviendo a construir sus estructuras, pero ahora, a imagen y semejanza de sus necesidades.
Y todos esos cambios los venden envueltos en la gran mentira, y es que los hacen precisamente para salvar a la democracia. Al final, lo que tenemos es una oligocracia, una aristocracia política disfrazada de democracia, con un pueblo que cree participar, pero en realidad lo único que hace es una 'performance' el día de las votaciones, sin sospechar que lo que está haciendo es legitimar a la oligarquía política.
Por eso, por lo sofisticada y peligrosa que es esta estrategia, es por lo que no podemos ceder ni un metro los que defendemos la separación de poderes, la transparencia y la rendición de cuentas. Este ejército de parásitos que corrompen el sistema a beneficio propio o de su organización, debe ser combatido y extirpado de las instituciones sin miramientos. No se puede mirar para otro lado, no se pueden permitir beneficios de comportamientos corruptos, ni seguir adelante como si no hubiera pasado nada. Con esa actitud, perderemos la democracia auténtica y tendremos un sucedáneo, que una vez arraigado será muy difícil de extirpar.
Lo que ha ocurrido en la Región de Murcia en esta X legislatura es un ejemplo de esa infección que enferma y termina por matar a las democracias, comportamientos corruptos como el apoyarse en tránsfugas para mantenerse en el poder, son el ejemplo palpable de cómo la corrupción sigue siendo rentable y los que se valen de ella, se benefician sin remordimientos y sin escarmiento.
Todos los que no se rebelan contra estos comportamientos, aquellos que no les dan importancia y son benévolos con sus consecuencias, son cómplices. No me cansaré de denunciar la corrupción en cualquiera de sus variantes, ni daré cuartel a los corruptos porque ensucian nuestra democracia y profanan nuestra libertad, no merecen estar en las instituciones y mucho menos, cobrar de ellas.
Lo primero que debemos defender y mejorar es la pureza de los medios que utilizamos para ejercer el poder, cuando los métodos y las formas son impuros, el poder también lo es.