Jesús Ortega, de El Sordo: «Seis meses de pérdidas; es terrorífico»

Situado en una localidad de poco más de 1.500 habitantes y ante las restricciones de movilidad entre municipios, Jesús Ortega descartó desde el primer momento reconvertir su local para ofrecer comida para llevar.

«Esto es una ruina sobre todo para los restaurantes que nos encontramos en las zonas más rurales de la Región. Considero que es un aspecto que no se ha tenido en cuenta, puesto que nosotros no tenemos ninguna posibilidad», explica el que también es cocinero de este afamado restaurante murciano en el que ya lleva casi 35 años trabajando.

«Está siendo terrorífico. Llevamos ya casi seis meses consecutivos de pérdidas, ya que hay que tener en cuenta que cuando hemos estado abiertos, el aforo ha estado reducido considerablemente. Calculamos que se han podido perder unos 400 cubiertos mensuales, lo que viene a traducirse en unos 35.000 euros cada 30 días». Sin embargo, según aclara Jesús Ortega, «los gastos son los mismos de siempre, más otros añadidos por la situación de pandemia».

En cuanto a las ayudas prometidas, Ortega lamenta que ahora «se hayan anunciado ayudas a quienes no lo necesitan, y, sin embargo, a nosotros se nos conceden con cuentagotas y excluyendo a muchos que no cumplen con unas reglas que, más que leyes son auténticas trampas para que muchos nos aburramos y no las pidamos». El gerente de El Sordo recuerda a las administraciones que los que mueven el país «son los autónomos».

Por ello, subraya la necesidad de que las subvenciones sean reales. «Deben ayudar con el alquiler, aportando de manera real parte del mismo; deben eliminar la letra pequeña en las solicitudes, porque luego la mitad de ellas se caen; y los ayuntamientos deben de concienciarse de que, si dejamos de pagar los impuestos de actividad, en realidad no nos están perdonando nada, puesto que no estamos ejerciendo». Sin embargo, para Jesús Ortega, debe ser «después, cuando arranquemos, el momento en el que todos esos impuestos se eliminen, y para ello, ayuntamientos tan pequeños como el de Ricote, deben ser ayudados por administraciones superiores y con más recursos».