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A la izq., Aurora Soto y Toñi Moreno; en el centro, Cristina Lorenzo; a la dcha., Esther Domingo y Esperanza Meseguer. Antonio Gil / Vicente Vicéns / AGM / LV
Docentes contra la apatía

Docentes contra la apatía

Cinco maestras y profesoras de la Región están nominadas a los llamados 'Goya de la educación' gracias a las propuestas anónimas de alumnos y familias

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Miércoles, 16 de octubre 2019, 01:04

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«¿Qué es una batalla perdida? Aquella que creemos que hemos perdido». Alguien tan contrarrevolucionario como el filósofo Joseph de Maistre dejó para la posteridad un aforismo que podría figurar en el libro de citas de cualquier gurú. También de los educativos. Porque la lucha diaria por convertirse en un docente excelente empieza por no acomodarse ni rendirse ante las dificultades para desempeñar una profesión con un gran componente vocacional; por no caer en la apatía de aquellos que, quemados tras años de ejercicio, han renunciado a seguir formándose e innovando dentro de las aulas; y, sobre todo, por mantener un alto grado de implicación y empatía con sus alumnos. Eso lo tienen claro Cristina Lorenzo, Esperanza Meseguer, Toñi Moreno, Aurora Soto y Esther Domingo. Ellas son las cinco maestras y profesoras de la Región que optan a los premios Educa Abanca a los mejores docentes de España.

Los galardones, que celebran su tercera edición, alcanzaron gran visibilidad en el ámbito regional cuando el año pasado reconocieron a Antonio García Arias como el mejor maestro de Primaria del país. Toni, educador del Colegio Público Joaquín Carrión Valverde de San Javier, se alzó con esta distinción tras presentar una hoja de servicios mareante, que incluye diversos proyectos de investigación, la organización de congresos, la autoría de artículos, libros y un blog y hasta una colaboración habitual con Televisión Española. «Estos premios los ganan superhéroes y Toni es uno de ellos», valora Esperanza, colega de Infantil en un centro del mismo municipio. Ella, como otras compañeras de nominación, ven su entrada en esta lista como una simple anécdota. «Adoro mi trabajo, pero me siento abrumada; es muy difícil llegar al nivel que exhiben los ganadores de otros años», puntualiza Cristina, maestra en Bullas, a la vista del completo baremo utilizado para otorgar los conocidos como 'Goya de la Educación'.

Tras las casi 1.500 de propuestas iniciales, han pasado la primera criba 22 docentes de Infantil, 49 de Primaria, 27 de Secundaria, 5 de Formación Profesional y 13 profesores universitarios. El mero hecho de figurar en este listado supone ya, sin embargo, para los candidatos un honor, ya que esta esta preselección se realiza gracias a las sugerencias y comentarios que realizan los propios alumnos y sus familias de forma anónima y desinteresada. De hecho, las protagonistas siguen sin saber quién promovió sus respectivas candidaturas. «Es un reconocimiento de la gente con la que te mueves en el día a día y, al final, eso te hace la persona más feliz del mundo», se sincera Esther, profesora de Secundaria en el centro de Maristas La Merced-Fuensanta, en la ciudad de Murcia.

Las mujeres acaparan buena parte de las candidaturas, pese a los problemas para conciliar que las lastran

Este anonimato mantiene a las aspirantes en la duda de qué aspectos de su trabajo les ha hecho merecedoras de tal honor. «A mí estas cosas me generan rubor, porque yo no me siento ni mejor ni peor que ningún compañero y, además, me gusta pasar desapercibida», confiesa Toñi, maestra de Primaria en un colegio público de San Pedro del Pinatar. Ella encara este curso su segunda nominación a los galardones. «No sé si mis familias deben quererme mucho o poco para hacerme pasar por esto de nuevo», bromea, convencida de que parte de este reconocimiento cuenta con un gran «componente emocional». «Son los niños los que llegan a casa diciendo cómo se sienten y eso es lo que genera ese agradecimiento en los padres», considera. «Tratamos de generar confianza, porque es duro dejar a tus hijos cinco horas diarias con alguien que no conoces», remarca Esperanza.

Sin embargo, un concepto común planea en el discurso de estas cinco enamoradas de su trabajo cuando explican en torno a que gira su forma de enseñar: inteligencia emocional. «Cuando crezca, el niño necesitará herramientas que no están el currículum y son igual de importantes; debe aprender a empatizar, a expresar sus sentimientos, a descubrir sus talentos, a trabajar de forma cooperativa y a resolver sus conflictos», apunta Aurora, natural de Santiago de la Ribera, pero que da clases de Primaria en una escuela rural de Huércal-Overa, en Almería. Atención más individualizada, donde el niño sea protagonista de su aprendizaje.

Formación continua

Este cambio de mentalidad en un sistema educativo, que va restando prioridad a la adquisición de conocimientos para apoyarse en la neurociencia y en cómo funciona el cerebro humano, llega en muchas ocasiones de la mano de docentes que apuestan por seguir investigando y formándose. Aunque sea por su cuenta y contra viento y marea. «A veces no tienes apoyo, recursos, ni organización; si no tienes una plena convicción en lo que está haciendo, te sientes un bicho raro y desistes», lamenta Toñi. Este afán por innovar es parte de lo que valoran los Premios Educa y que los aspirantes deberán justificar ahora a través de una exhaustiva memoria. Pero, paradójicamente, son mujeres las que acaparan buena parte de esta preselección, a pesar de que las cargas familiares con las que deben lidiar todavía, dificultan en gran medida su progresión profesional. «Hoy por hoy seguimos llevando el peso de nuestras casas. Y yo tengo más facilidades que mis compañeras, pero ¿cómo hacer un máster cuando tienes hijos? ¿Cómo participar en actividades que no se adaptan a tus horarios o circunstancias?», expone Cristina. Ganar la batalla de la excelencia comienza por mantener la ilusión y seguir en pie.

Aurora Soto Díaz | Maestra en el colegio rural Estancias de Huércal-Overa, en Almería

«Se aprende más cuando te diviertes»

LV

De 'culo inquieto', esta sanjaviereña de 31 años logró plaza de maestra de Primaria en Sevilla, aunque en los últimos años ha trabajado en centros de la provincia de Almería. Su curiosidad innata le ha llevado a estudiar, además, Trabajo Social, Criminología y a cursar actualmente el grado de Derecho. Su consigna es que «si puedes enseñar algo de forma divertida, siempre se te quedará más». Aurora tira así en sus clases de todo un arsenal de 'cachivaches' para captar la atención de sus alumnos: una ruleta, una crepera, palillos y gominolas, su proyector portátil... Después comparte estas ideas a través de su blog 'La pizarra de Aurora' y de sus perfiles en redes. Es una firme defensora del trabajo de la expresión oral, porque «la sociedad actual exige saber hablar en público».

Cristina Lorenzo Martínez | Maestra en la escuela infantil El Castellar de Bullas

«Los niños necesitan hablar y moverse»

LV

«El día que decidí ser maestra me tocó la lotería», comenta 'Sita Juver.' Este es el 'alter ego' educativo de Cristina tanto en su blog como en redes sociales. Esta 'seño' de Infantil siempre está pensando qué centro puede visitar o a qué congreso puede apuntarse para «llevarse algo» a su escuela. «Ya hice un 'erasmus' docente y a finales de mes me voy a Finlandia a empaparme de su sistema», atestigua. Varias son sus máximas. La primera es que «hay que respetar los ritmos de aprendizaje de cada alumno». La segunda es que se debe acabar lo de «sentarse a escuchar la lección». «Los niños necesitan, por un lado, movimiento y aulas dinámicas; por otro, expresarse. Por eso les monto asambleas diarias», explica. Finalmente, no es partidaria de los deberes: «Al niño con verdaderos problemas, si no cuenta con una ayuda adecuada en casa, le cuestan más trabajo y le generan tensión».

Esther Domingo Fernández | Profesora en el centro Maristas La Merced-Fuensanta de Murcia

«El alumno valora el trato como un igual»

Vicente Vicéns / AGM

Esta valenciana de apenas 29 años es experta en Historia Contemporánea y tiene un libro en el horno sobre la guerra de Marruecos. Se estrenó como docente de Secundaria hace cuatro años en el centro en el que trabaja actualmente en Murcia. Sabe que sus estudiantes, todos en plena adolescencia, la valoran porque los trata «como iguales». «Soy joven, vengo con ilusión y siempre estoy dispuesta a ayudarles». Eso es casi la mitad del trabajo. La otra es traducir todo esto en formas atractivas de trasmitir los contenidos. Para ello tira de actividades dinámicas como organizar un Trivial, un Pasapalabra o un 'escape room' con contenidos de Geografía e Historia. «Hay que ir probando porque los chicos no siempre responden a todas las dinámicas», puntualiza. Su cuenta en Instagram 'La Profe de Historia' le sirve para colgar más contenidos y curiosidades.

Antonia Moreno Padilla | Maestra en el CEIP Villa Alegría de San Pedro del Pinatar

«Si usamos libros de texto, no se innova»

Antonio Gil / AGM

Natural de Granada, Toñi lleva ya más de 20 años trabajando en las aulas de San Pedro para que sus alumnos de Primaria «vengan cada día contentos al 'cole'». «Es difícil trabajar sin motivación; para los niños también, por lo que es necesario hacer un esfuerzo para engancharlos», expone, consciente de que el reto hoy en día que es llegar a unos pequeños ya de por sí «sobreestimulados». Por ello, esta licenciada en Psicopedagogía se muestra contraria al uso de libros de texto, ya que impiden adaptarse a las individualidades del alumno. «No se pueden promover metodologías activas y luego obligarnos a utilizar unos manuales determinados. Así no estamos innovando», lamenta, al tiempo que echa en falta más tecnología en los centros. «Intento llevar un blog de aula con contenidos de clase, pero tenemos diez ordenadores para cientos de alumnos», concluye.

Esperanza Meseguer Navarro | Maestra en el Nuestra Señora de Loreto de Santiago de la Ribera, San Savier

«El contacto con las familias es necesario»

Antonio Gil / AGM

«Por la vista entran un 80% de los estímulos. Si un niño tiene problemas de visión afecta a su aprendizaje». Además de Maestra, Esperanza es óptico-optometrista, faceta profesional que no ha abandonado, ya que colabora con proyectos para concienciar de la importancia de los diagnósticos precoces. Natural de Orihuela, trabaja desde hace más de una década con niños de entre 3 y 5 años. Sostiene que «no se puede enseñar como antes a personas que buscarán su primer trabajo en 2027». «El talento hay que averiguarlo, creerlo y desarrollarlo», proclama. También hace hincapié en la necesidad de tener un contacto fluido con los padres, que mantiene con una aplicación móvil, porque «el niño no habla». Su receta para combatir la apatía es «hacer tribu con aquellos que mantienen la ilusión». Herramienta para ello, su perfil en Facebook: 'Creciendo de corazón'.

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