«La discriminación por edad me aterra»
#CuandoTodoEstoAcabe ·
María Trinidad Herrero, presidenta de la Real Academia de Medicina y Cirugía de la RegiónLa pandemia de 2020 está haciendo nacer –cree firmemente la catedrática de Anatomía Humana en la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia y presidenta de la Real Academia de Medicina y Cirugía de la Región, María Trinidad Herrero– «un nuevo orden mundial»: «Nos ha dejado a todos en casa, por decreto, pero también está explotando los cerebros de miles de científicos, sanitarios e ingenieros para encontrar soluciones de todo tipo a la enfermedad y a la consecuencias sociales» que de ella están derivando.
Ese «nuevo orden mundial», estima Herrero, es inevitable. Habrá cambios tras esta dura experiencia, y no todos tienen que ser malos. La crisis está sirviendo, por ejemplo, «de revulsivo» para mejorar la tecnología, y cree, puede «ser una oportunidad para mejorar la calidad de vida de muchas personas». Aunque hay riesgos: «Que las acciones que se tomen», lejos de promover la igualdad, «incrementen la brecha entre ricos y pobres», y esto «va a depender de lo que decidan quienes tienen las riendas del poder».
A Herrero, nacida en la ciudad riojana de Calahorra, el confinamiento no le ha premiado con mayor tiempo libre, al contrario, sus horas de trabajo se han incrementado. También las que dedica a la reflexión, a intentar dar respuesta «a preguntas básicas sobre el ser humano». Para esa tarea, dice, «este tiempo es una ventaja».
Los días de encierro también le han permitido reparar «en las consecuencias del envejecimiento de la población», campo que controla especialmente. Cree que «la pérdida acelerada y precoz de tantas personas mayores [fallecidas por Covid-19] no se suple, pero debe servir para mejorar la situación de los miles de ciudadanos que cada año superan los 65 y 70 años». «La discriminación por edad –añade– me aterra».
Opina Herrero que «el ser humano, como especie, es el animal que mejor se ha adaptado al medio ambiente y a las circunstancias» y que es quien «aprende a adaptarse quien saca mayor provecho de cada momento». Esta actitud ante la vida, agrega, «se escribe en nuestro cerebro y se puede aprender».
Lo están haciendo sobre todo los niños, y es «absolutamente importante –advierte– que se tenga una sensibilidad especial para transmitirles estabilidad, serenidad y optimismo. Esta crisis está marcando sus vidas, se está grabando en sus cerebros y podrán ser las pautas de conducta para el futuro. En la observación silenciosa del comportamiento de los mayores están construyendo las avenidas neuronales y las redes que determinarán su respuesta ante las adversidades», y «quizá –mantiene– de los comentarios, del humor, de las fortalezas y, o de las debilidades, están aprendiendo para la vida más de lo que pueden aprender en las aulas».
No tiene duda de que la llegada de la Covid-19 supondrá un antes y un después en el mundo y de que, en el futuro, «los esfuerzos deberían dirigirse hacia la prevención integral y la educación para la salud». Cuando todo pase, desea brindar con los suyos, festejar la vida y recordar a quienes ya no están.