«Cuando me detectaron el carcinoma, fue un mazazo; pero me rearmé y vencí»
A César Comuñas le encontraron un tumor hace cuatro años y lo ha superado con un tratamiento quirúrgico y radioterapia
«A pesar de que tenía antecedentes familiares, cuando me dijeron que tenía cáncer de próstata fue un mazazo. Me quedé como si estuviese solo en este mundo, sin saber qué hacer. Pero duró poco. Me hice fuerte, me rearmé, planté cara a la enfermedad y la vencí». A César Comuñas le diagnosticaron un cáncer de próstata a los 63 años. No había tenido ninguna señal de alarma previa a la detección y, desde que cumplió los 50 años, siguió un programa de revisiones anuales.
«Llegó un día en el que los resultados de la prueba del antígeno prostático específico (PSA) aparecieron con valores altos; me hicieron una biopsia y apareció el carcinoma». A partir de ese momento, había dos tipos de tratamiento: la radioterapia o la cirugía radical. «Opté por la segunda, porque me explicaron que, si algo salía mal, el tratamiento se podía complementar con radiación, algo que con la primera opción no era factible». Esa situación se produjo un año y medio después de la operación, cuando los resultados de otra prueba volvieron a arrojar niveles sospechosos. «Quedaron algunas células y me traté con 35 sesiones de radioterapia. A día de hoy, cuatro años después del diagnóstico, todo está perfecto», indicó Comuñas, que es miembro de Ancap en la Región.
En cuanto a los efectos secundarios del tratamiento –incontinencia urinaria y disfunción eréctil–, explicó que es inevitable que aparezcan, con mayor o menor intensidad. «Yo he padecido ambos y los he corregido con los años. Hay un antes y un después de esta enfermedad y nadie puede decir que ha pasado por esto y se ha quedado igual que estaba antes», señaló ayer el integrante de Ancap desde un punto de información de la asociación, que hace tres semanas inició una campaña de divulgación en la Región, Alicante y Castilla-La Mancha. «Hay un problema en torno a la enfermedad y es el silencio del paciente. A los hombres siempre nos ha costado contar lo que nos pasa y eso perjudica el diagnóstico precoz, que salva vidas; por eso hay que difundir», concluyó.
