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El narco que inspiró 'El Niño' regentaba la primera fábrica de hachís de España
La Guardia Civil arresta a seis traficantes en una gran operación que se desencadenó tras la muerte de cuatro presos por sobredosis en la cárcel de Campos del Río
La investigación a raíz de la muerte por sobredosis de cuatro reclusos, internos en la prisión de Campos del Río, llevó a la Guardia Civil a desarticular una red de tráfico de droga radicada en la Región y a desmantelar la primera fábrica de hachís en funcionamiento de España. Unas instalaciones que la banda tenía en una nave del municipio de Bigastro, en la Vega Baja alicantina. La directora general de la Guardia Civil, María Gámez, acompañada del delegado del Gobierno, José Vélez, y del coronel jefe de la Quinta Zona de Murcia, Jesús Arribas, presentaron este martes los detalles de la 'Operación Overdose' (sobredosis), en la que se detuvo a seis presuntos narcos por elaboración y tráfico de droga y pertenencia a organización criminal.
En ese golpe policial se incautaron 8.300 kilos de marihuana y hachís elaborada y preparada para su venta. La investigación arrancó a finales del año pasado, cuando funcionarios de prisiones del centro Murcia 2 de Campos del Río alertaron a la Benemérita del fallecimiento de cuatro internos por un combinado de heroína y cocaína.
Agentes del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Policía Judicial de la Guardia Civil centraron las pesquisas en un interno de la cárcel, Iván Odero, un conocido narco gaditano con numerosos contactos en el mundo criminal, tanto del Campo de Gibraltar como del resto de España. De Odero se afirma que fue su actividad delictiva la que inspiró la película 'El Niño', de Daniel Monzón.
lgunos exreclusos, a los que conocía de su estancia en la cárcel, fueron los que montaron la red interna aprovechando los 'vis a vis' para introducir la droga. En este caso, también participaron familiares de presos, que eran captados por la organización a cambio de una retribución.
Dentro y fuera de prisión
Después de meses de investigaciones, los agentes identificaron a uno de estos colaboradores, que actuaba en la zona de la Vega Baja y del que supieron que tenía un papel destacado dentro de la organización. Casualmente había cumplido condena cuatro años junto al líder de la red desmantelada. Los investigadores averiguaron que Odero no solo se dedicaba a captar y manipular a personas para que introdujeran droga en el centro penitenciario, sino que también manejaba su pequeña red de distribución de estupefacientes en el exterior, principalmente cocaína, pero también hachís.
«Lo hacía gracias a un teléfono móvil que había introducido en la cárcel», indicaron los investigadores. También contaba con la ayuda de una mujer brasileña que supuestamente vendía las sustancias ilegales entre clientes del local en el que trabajaba.
Los agentes confiscan 8.300 kilos de cannabis y una máquina que convertía la 'maría'en polvo de droga
Las gestiones se centraron en los movimientos de todos los miembros de la banda, lo que permitió a los guardias civiles detectar visitas frecuentes a una nave industrial de Bigastro, «donde había un importante trasiego de personas y sacas repletas de hachís», apuntó Gámez.
Dicha instalación había sido diseñada para convertir la marihuana en polen de hachís. Para ello, utilizaban unos procesos de transformación en los que enfriaban los cogollos de 'maría' en congeladores. Posteriormente, entraba en juego una peculiar máquina que prensaba la planta y la convertía en un polvo amarillento. Añadían aditivos y aplicaban calor para obtener una rudimentaria resina de hachís. La directora general de la Benemérita destacó lo novedoso de la maquinaria, en cuanto a su implantación en territorio nacional, ya que permitía evitar las complejas y costosas estructuras que se precisan para transportar el hachís por mar y tierra desde Marruecos, fabricando directamente la droga en España.
A efectos prácticos, puntualizó Gámez, «es el perfeccionamiento de los conocidos como 'tambores de Ketama', el proceso tradicional de elaboración del hachís en esa localidad marroquí». La máquina de Bigastro simplificaba el procedimiento y elaboraba un polen de hachís de gran calidad, «tanto o más que la marroquí», destacó el teniente Antonio Corbalán, jefe del EDOA.
«La máquina no daba abasto»
Durante el registro en la nave se intervinieron varias sacas de grandes dimensiones que contenían una sustancia amarilla pulverizada (polen de hachís) y embolsadas en unidades de varios kilos; sacas de rafia con abultada cantidad de planta de cannabis en diferentes estados de procesamiento, y dos arcones congeladores llenos de picadura de planta de cannabis y cogollos de marihuana. En total se incautaron 8.300 kilos de sustancia estupefaciente preparada para su distribución.
El grupo tenía una gran capacidad de producción, puesto que la máquina nunca paraba de funcionar, y aun así «no daba abasto», resaltó el mando del EDOA. La investigación continúa abierta y los detenidos fueron entregados en el Juzgado de Primera Instancia número 1 de Mula.
Malestar en la AUGC
La Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) acusó este martes a la directora general de este Cuerpo, María Gámez, de «pasar» de los agentes de la Región «en su visita relámpago a Murcia», según informaron fuentes de la organización en un comunicado.
Desde la AUCG apuntaron que Gámez visitó la Comandancia de Murcia «adornándose con una operación contra el narcotráfico» y los puestos principales de Santomera y Torres de Cotillas, unidades que se encuentran entre las que «menos problemas presentan».
Estos dos puestos «cuentan con plantillas de unos 40 guardias civiles; un acuartelamiento en un estado aceptable, en el caso de Santomera, y dependencias del Centro de Seguridad de la Policía Local, en el caso de las Torres de Cotillas», aseguraron.
Frente a esto, la AUCG ha puesto el ejemplo de otros acuartelamientos que se encuentran «en un deplorable estado», entre los que ha citado los de Cartagena, Mazarrón o Cieza, «los dos primeros pendientes de la construcción de un nuevo acuartelamiento» «Nos preguntamos por qué no ha visitado estos acuartelamientos y si no hubiera sido más adecuado ver las necesidades de estos y de los guardias civiles que trabajan en ellos en pésimas condiciones», puntualizó la asociación, que también criticó la saturación de trabajo en cuarteles de costa y el «déficit de plantilla» de la Compañía de Caravaca de la Cruz.