Desastres naturales y accidentes, entre las peores tragedias en lo que va de siglo en la Región de Murcia

La Región de Murcia ha mostrado a lo largo de su historia una clara propensión hacia los desastres naturales. Para comprobarlo basta con consultar la cronología de riadas en la cuenca del Segura que recoge la página web de la Confederación Hidrográfica, en la que se da cuenta de decenas de inundaciones y avenidas, algunas tan mortíferas como la de San Calixto, del 14 de octubre de 1651, que dejó tras de sí más de mil muertos.

En lo que va de siglo, a las catástrofes naturales, que no han dejado de castigar a la Región, se han unido los accidentes de tráfico y ferroviarios para incrementar el listado de tragedias con un un elevado coste de vidas humanas.

El incendio en las discotecas de la zona de las Atalayas, en Murcia, desatado en la madrugada del pasado domingo y que ha causado trece muertos, es uno de los siniestros más cruentos sufridos por la Región en los 23 años transcurridos del siglo XXI.

En este periodo, la peor de todas las catástrofes tuvo lugar cerca de la población albaceteña de Chinchilla, al chocar el Talgo procedente de Madrid y con destino a Murcia y Cartagena con un mercancías que circulaba en sentido contrario por la misma vía.

La violencia de la colisión provocó el descarrilamiento de ambos trenes y el incendio de varios vagones. Diecinueve personas perdieron la vida, nueve de ellas de la Región de Murcia, y 65 más sufrieron heridas de diversa consideración.

Otro accidente, esta vez de tráfico y ocurrido en Cieza el 8 de noviembre de 2014, tiene el segundo mayor registro de fallecidos en lo que va del siglo XXI. Un autobús con 55 pasajeros que regresaba de una excursión a Madrid, organizada por una parroquia de Bullas, cayó por un terraplén de unos quince metros, y dejó catorce muertos y 42 heridos. Al funeral acudieron los Reyes.

El siguiente accidente en gravedad fue el sucedido en Lorca el 3 de enero de 2001, cuando una furgoneta con trabajadores del campo de nacionalidad ecuatoriada fue arrollada por un tren en un paso a nivel. Doce de los catorce jornaleros perdieron la vida en un siniestro que sirvió para poner de manifiesto las precarias condiciones laborales existentes en muchas explotaciones agrarias.

Lorca fue también el blanco de otras dos tragedias registradas en los últimos años, ambas con origen natural. Por un lado, el terremoto que sacudió la ciudad el 11 de mayo de 2011, en el que perdieron la vida nueve vecinos y muchas de cuyas heridas aún no han llegado a cicatrizar. Y, por otro lado, la riada de San Wenceslao, que anegó localidades y campos el 28 de septiembre de 2012, causando graves perjuicios en la comarca del Guadalentín –300 viviendas y 250 granjas resultaron dañadas–, incluidos cinco cadáveres en los municipios de Lorca y Puerto Lumbreras.

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• Tragedia en las discotecas de Atalayas de Murcia