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Momento en que se guarda un minuto de silencio en memoria del carismático entrenador José Luis Abós.
El mejor UCAM se queda en el vestuario

El mejor UCAM se queda en el vestuario

Los de Ocampo se olvidan de la defensa e intensidad, sus dos principales armas

ANDRÉS EGEA

Lunes, 10 de noviembre 2014, 11:15

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El UCAM cosechó su segunda derrota de la temporada en el peor encuentro de los que ha disputado hasta el momento. Los visitantes se dejaron en el vestuario las dos armas que tan buenos resultados les habían dado hasta el momento: una buena defensa y un inicio intenso en el primer cuarto. Esa fue la clave de la derrota, el arranque fatal de una plantilla que dejó de defender y a la que su rival le hizo canastas con muchísima facilidad. Desde el primer momento el rebote fue local, y eso que no es el punto fuerte de un CAI que no necesitó desplegar su mejor juego. Únicamente en el segundo cuarto los de Ocampo fueron superiores en esta y en todas las facetas del choque. Sin rebote, sin acierto en el tiro y sin intensidad a la hora de defender, el UCAM fue un juguete en manos de un oponente que se vio beneficiado por su poder anotador desde el exterior en los primeros 14 minutos.

El técnico gallego movió el banquillo esperando que alguno de sus hombres fuese capaz de darle un giro a la situación, pero no encontró la respuesta deseada. Solo en el segundo cuarto, el cuadro murciano fue el mismo que los aficionados han tenido la ocasión de ver en el Palacio de los Deportes ante el Valencia Basket y Baloncesto Sevilla. Además, se volvió a cometer el error de la temporada pasada: fiar la remontada al lanzamiento de tres puntos casi como único recurso. Es verdad que con la baja de Bamforth y con Lima y Radovic 'tocados', el panorama no era el mejor para los visitantes, pero de ahí a las facilidades que ofrecieron a su rival, hay un abismo. Históricamente el UCAM ha sido muy inferior como visitante pero tras el inicio en esta temporada parecía que la moral y la autoestima serían suficientes para paliar este mal endémico. Y lo peor es que siempre fue a remolque y que, a pesar de las facilidades ofrecidas por el rival, el rumbo casi siempre fue el mismo, a la deriva. Solo Cabezas hizo un partido bastante aceptable y Wood dio esperanzas, por momentos, de obrar el milagro, pero esta vez faltaron muchos mimbres.

Los primeros compases del choque fueron equilibrados, hasta el 5-7. Posteriormente, y en un abrir y cerrar de ojos, el partido se puso ya muy cuesta arriba (27-10). El parcial fue terrorífico, pero todo tenía una explicación. El pívot local Jelovac obligaba a Lima a defender lejos del aro, donde el brasileño no se encuentra cómodo. Esto provocó muchos espacios en la canasta visitante y se tradujo en facilidades al CAI para atacar la canasta rival. Tanto el montenegrino como Katic, mucho más fornido que Antelo, se hicieron fuertes en los dos aros. Acertados en el tiro exterior, dominadores del rebote ante un UCAM que se perdió, como antaño, en el tiro de tres puntos, el equipo maño se fue en el marcador con facilidad. Afortunadamente para los visitantes, el período concluyó con un triple de Wood sobre la bocina.

En el segundo cuarto y tras el 34-15, el panorama cambió de forma radical. El UCAM había empezado a defender, Wood anotaba de tres puntos, sus compañeros buscaban las canastas cerca del aro y el rebote era murciano. Los hombres importantes del conjunto visitante se tomaban un respiro en el banquillo y Carlos Cabezas hacía funcionar a sus compañeros. El orden llegó al equipo de Ocampo y tras un segundo cuarto soberbio, haciendo el baloncesto intenso que practica en el Palacio de los Deportes, el equipo se puso a tan solo cuatro puntos al llegar el descanso. Un 5-20 de parcial con canasta final de Neto tras un robo de Cabezas ponía la incertidumbre en el marcador. Pero la alegría no duraría mucho.

Arrancó el tercer cuarto y tras dos malos ataques del cuadro visitante, los maños se volvieron a poner cómodamente por delante. Katic se bastaba ante los hombres altos del UCAM y Landry echaba una mano a Robinson lejos del aro. En el equipo de Ocampo solo Wood parecía saber lo que había que hacer. El CAI fijó la marca sobre el americano y sobre todo el que pretendía anotar desde el exterior. Había aprendido la lección del segundo cuarto y fijó las marcas sobre los lanzadores murcianos. A éstos les quedaba el recurso de jugar balones interiores, pero inexplicablemente la conexión con los de dentro no existió. Los maños volvieron a irse en el marcador y no porque su juego fuera contundente, sino porque su oponente no parecía tener las cosas claras.

Desaparecido en ataque

Tocaba remar y el equipo de Diego Ocampo lo hizo, pero solo en defensa. Dejó al rival en cero puntos en los cuatro primeros minutos, pero se olvidó del orden en ataque y cada uno hizo la guerra por su cuenta. A falta de seis minutos para la conclusión el marcador reflejaba un esperanzador 65-56 porque el equipo de Zaragoza no había visto la canasta murciana, pero en los peores momentos ofensivos locales y los mejores defensivos visitantes, éstos no sacaron tajada. Un triple de Sastre puso el 70-57 y Ocampo pidió un tiempo muerto, pero el cansancio ya estaba haciendo mella en los suyos y el final volvió a ser tan desastroso como el primer cuarto.

Un parcial de 9-1 dejó sin posibilidad al UCAM de luchar por el triunfo. El partido acabó en 82-63, registrando la máxima diferencia a favor de los locales y el peor ataque de los murcianos desde que comenzase la competición. Uno de los mejores equipos de la Liga Endesa en el tiro de dos puntos acabó con 12 de 28 y, pese a la diferencia a favor de los murcianos en el rebote antes de empezar el partido, la balanza se decantó claramente a favor de los zaragozanos con 37 a 23.

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